23 mayo 2021

23 de mayo

PROCLAMA

El General de la Division de los Andes a todos los habitantes de las Provincias de Cuyo

Ministros del santuario: Elevad al Ser Supremo fervorosos sacrificios, y pedidle con la efusión de vuestros piadosos corazones que suspenda el azote de la guerra fratricida en que yace la República Argentina.

Honorables RR. de las legislaturas provinciales: A vosotros toca el deber sagrado de dictar leyes análogas y benéficas al pueblo que os honró con tan alto cargo. La generosidad de los Gobiernos litorales, de esos padres de la República, que sin reparar en sacrificios os han puesto en plena libertad para ejercer vuestras funciones, no entre el estruendo de las armas, sino en el silencio y reposo de la más perfecta tranquilidad.

Jefes Militares: Respetad y obedeced la autoridad civil; estad siempre en vigilia para sostenerla contra todo aquél que intente derrocarla; éste es vuestro deber.

Ciudadanos Todos: Respetad la religión de nuestros padres y sus ministros, las leyes que nos rigen y las autoridades constituídas. Si así lo hiciereis, seréis felices y no tendréis motivo de arrepentimiento.

La división auxiliar de los Andes se retira de vuestro territorio, no al descanso de una vida privada, sino a continuar sus tareas contra los enemigos implacables de la libertad y de las leyes. Ella marchará de frente, pues no conoce peligro que la arredre; se ha propuesto dar libertad a las tres provincias oprimidas en el Norte o dejar de existir. Ella os deja libres del poder militar de los asesinos del 1.º de diciembre, y en esto mismo ha recibido la más grata recompensa a sus débiles esfuerzos. Que las tres provincias de Cuyo se mantengan en unión indisoluble y se sostengan mutuamente contra toda tentativa de los enemigos de su libertad es la aspiración y el más ardiente deseo del que os habla.

Enemigos de la libertad nacional: Sabed que desde el 23 de mayo del presente año, en que tuve pleno conocimiento de que vuestros partidarios cometieron el más horrendo, alevoso y negro crimen de asesinar al benemérito general don José Benito Villafañe, desenvainé mi espada contra vosotros, protesté que la justicia ocuparía el lugar de la misericordia, convencido que los delitos tolerados mil veces han sacrificado más víctimas que los suplicios ejecutados a su tiempo.

Temblad, de cometer el más leve atentado. Temblad, si no respetáis las autoridades y las leyes. Y temblad, si no desistís de ese loco empeño de cautivar la libertad de los pueblos, mientras exista.—JUAN FACUNDO QUIROGA. — San Juan, septiembre 7 de 1831.

Domingo Faustino Sarmiento
Facundo

Libro infinidad de veces editado, Facundo o Civilización y barbarie (que comenzó a publicarse como folleto en 1845), recibe en la presente edición un tratamiento especial gracias al estudio preliminar realizado por el profesor Noé Jitrik, complementado por una cuidada cronología y la modernización de las grafías correspondientes a la reforma ortográfica de Domingo Faustino Sarmiento (Argentina, 1811-Paraguay, 1888), facilitando así su lectura, operación que ha sido realizada con un meticuloso criterio histórico, lingüístico y sociológico que hace posible la comprensión de las innumerables alusiones del autor, al tiempo que nos introduce al debate histórico y político en torno al que Jorge Luis Borges ha calificado como el primer libro argentino.


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