Si usted me pregunta ahora en qué punto intervienen los huevos y el coñac de contrabando, me veré obligado a replicar que éste es un secreto que por ley y por tradición sólo puede ser murmurado por labios oriundos de Sussex directamente junto a oídos oriundos también de Sussex. Mucho menos es permisible escribirlo, por temor de que algún celta depredador, o un nativo de Kent se apodere de la receta y usurpe nuestra capacidad de hacer un excelente Budín de Sussex, si bien es verdad que muy pocos entre estos bárbaros saben leer, y si lo saben, sólo en caracteres de gran tamaño. Pero semejante contingencia es demasiado terrible para que la contemplemos aquí.
Si usted, o bien los pedantes y amigos de la legalidad entre el resto de mis lectores, oponen la objeción de que no es posible preparar un Budín de Sussex en época de guerra o inmediatamente después de ella, a menos que se sea un almacenero sin escrúpulos o un negociante del mercado negro, aplaudiré su discernimiento, pero reprocharé su impetuosidad, defendiendo a la vez mi integridad literaria al declarar que mi historia comienza en aquellos días de oro en que la Paz conseguía sobrevivir en forma precaria mediante excursiones a Munich o con medidas semejantes; cuando, en resumen, 10 Downing Street estaba aún ocupado por el Viejo Pollo del paraguas, en tanto que el Caballo de Batalla ocupaba su banca vociferante, pero todavía no oficial, en la Oposición. En verdad, si usted es uno de esos individuos obsesionados por la precisión, que exigen que todo esté minuciosamente fechado y documentado, complaceré dicha obsesión estadística revelando que fue el 8 de mayo de 1939 cuando Barbary Poynings hizo un Budín de Sussex de dimensiones tan magníficas y de excelencia tan inigualada, que su sabor y su aroma permanecen hasta hoy en la memoria de quienes lo consumieron hasta la última migaja. El sol salió a las 5:21 hora estival británica, y se puso a las 20:33. La luna había pasado su máximo volumen hacía unas horas. Mercurio estaba en conjunción superior con el sol, y la tierra estaba en afelio. El nivel de la marea a la altura de London Bridge era de 11,38. Era, en fin, la fiesta de la Aparición de San Miguel Arcángel, fecha que de cualquier manera ofrece un pretexto más que adecuado para permitirse ciertos lujos culinarios.
Barbary preparó el Budín, además, en presencia de testigos notables, pues mientras mezclaba y moldeaba, la observaban dos pares de ojos avizores y benévolos, dos pares de ojos avunculares. Contra una esquina del alto y anticuado fregadero estaba apoyada la figura delgada y vestida de franela gris del Mariscal de Campo Sir Piers Poynings, O. M., G. C. B., G. C. S. I., G. C. M. G., K. C. V. O., C. I. E., D. S. O., con un fino cigarro negro entre los labios y una palmeta matamoscas que colgaba perezosamente de su muñeca derecha. Al mismo tiempo, desde un ventajoso punto de observación junto a la despensa de roble, su hermano, el Reverendísimo Odo Poynings, D. D., Ph. D., S. T. D., Arzobispo-Obispo de Arundel, dejó de jugar con el crucifijo que pendía sobre su pecho el tiempo suficiente como para echar una bendición sobre la budinera, mientras Barbary anudaba repetidamente el paño que la envolvía.
—Saldrá un Budín excelente —observó el mariscal, con el tono conciso y decisivo de un experto—. Nada hay mejor que un Budín de Sussex. Te lo digo yo, Barbary. Veo con satisfacción que Roger te mantiene diestra en el arte culinario, y no permite, como ciertos individuos, ser alimentado de latas.
Barbary echó hacia atrás sus rizos oscuros, cambiando una sonrisa socarrona con su tío militar y un guiño con su tío arzobispo.
Michael Burt
El caso de las trompetas celestiales
Roger Poynings ha terminado de escribir una novela y se promete unas breves pero apacibles vacaciones. Desea abandonar por un tiempo el intrincado mundo de la invención literaria. La realidad le depara, empero, aventuras aún más misteriosas y extrañas que las de su propia imaginación. Alguien ha robado las trompetas de los ángeles del templo. La hija del vicario ha visto brujas volando en la noche. Una mujer aparece muerta en forma misteriosa. ¿Qué fuerza maligna hay detrás de todo esto? ¿Es humana o sobrehumana? ¿Hechicero, espíritu o demonio?
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