26 marzo 2022

Sobre el cuco - Canta ahora el primer cuco del año. Antes quería que parara

Pastor. Canta ahora el primer cuco del año.
Antes quería que parara.
Cabrero. Ni aves
ni bestias hacen hoy que quiera nada,
anciano como soy, salvo morir,
y eso va contra Dios y sus designios.
Que quiera el joven. ¿Qué te trae aquí?
Nunca hasta hoy nos hemos encontrado
donde mis cabras triscan en la hierba
o saltan por las piedras.
Pastor. Busco ovejas
descarriadas, pues algo me afligió
y las dejé marchar. Pensé hacer versos,
pues el verso disipa la aflicción
y hace que la luz vuelva a ser dulce,
mas, puesto cada verso en su lugar,
el suyo abandonaron las ovejas.
Cabrero. De sobra sé lo que apartara
a tan buen pastor de su cuidado.
Pastor. Aquel que era el mejor en todo juego
y rústicas labores, y de todos
el más cortés con la vejez morosa
y la rápida juventud, ha muerto.
Cabrero. El mozo que me trae la empanada
trajo la noticia.
Pastor. Apartó el cayado
y murió en la gran guerra allende el mar.
Cabrero. A menudo tocaba el caramillo
en mis cerros, y era su soledad,
lo que sonaba, un júbilo de piedra,
en sus dedos.
Pastor. Lo supe por su madre,
y su hato pacía ante la puerta.
Cabrero. ¿Cómo aguanta su pena? No hay pastor
que no diga su nombre con ternura,
recordando favores. ¿Cómo puedo,
yo que sin cabras aún ni pastizales
nueva acogida y viejas enseñanzas
recibí ante su fuego hasta esfumarse
las frías ráfagas, sino hablar de ella
antes que sus retoños y su esposa?
Pastor. Se mueve por la casa, erguida y calma,
del arcón de la ropa a la despensa,
o bien se asoma al prado o al pastizal
y ve a sus jornaleros, cual si aún
siguiera entre los vivos su querido,
mas por su nieto ahora; nada cambia
salvo aquello que he visto por su rostro
observando los juegos de pastores
en la siega, sin su hijo.
Cabrero. Canta tú.
Yo también he rimado mis ensueños,
mas el joven ansía destacarse,
y hasta entonces no espera ni hace nada.
Mas los viejos cabreros y sus cabras,
si en todo lo demás les aventaja
el joven, son maestros de la espera.
Pastor. Tan sólo él no había reunido aperos,
ni puesto a trabajar al ebanista
en ancha mesa o banco prolongado,
o alzado el cobertizo de las vacas
como hacen los otros cuando heredan.
Lo dejó como en tiempos de su padre,
tal si se supiera ave, y nunca un hombre
que se asienta, y ahora que no está
sólo quedan de él una docena
de tristes, sobrias, dulces melodías.
Cabrero. Has puesto el pensamiento en verso.
Pastor. Todo
el día trabajé, mas tan sin fruto
que un “Lo siento” en prosa sin adornos
sonaría mejor a tu rudeza.
[Canta]
Como el ave pinta que viaja
miles de leguas sobre el mar,
y corre o sobrevuela
con patas amarillas nuestros prados,
él se quedó sólo un instante;
y apenas si se hizo nuestro oído
a su voz cuando raya el día,
y apenas si se hicieron nuestros ojos
a su figura en el lavadero
entre sombras vespertinas
cuando se ausentó de oídos y de ojos.
Debí haber pedido un deseo
a su llegada, mas el hombre es necio.
Cabrero. Cantas a la naturaleza, como siempre,
y yo que hice música así en mi juventud
oyéndola ahora he suspirado
por ese joven y otros compañeros
que perdí.
Pastor. Dicen que en tus montes yermos
has medido el camino que hace el alma
cuando huye a nuestros ojos naturales;
y que has hablado con apariciones.
Cabrero. Ciertamente, mis diarios pensamientos,
desde el primer estupor juvenil,
recorren el sendero que mis cabras
no hallan.
Pastor. Canta: tal vez hayan cortado
hierbas medicinales con que alivien
nuestro dolor.
Cabrero. De un cerro me trajeron
vainas y flores que no son de adormidera.
[Canta]
Se va haciendo más joven cada día
aquel que si se cuentan sus cumpleaños
demasiado solemne semejara;
a causa de lo que había soñado
o por las ambiciones que sirviera,
demasiado solemne y reservado.
Paseando, viajando
hacia su propia aurora
deshace la madeja
de todo lo aprendido con dolor o goce,
de todo lo que hiciera.
Desaparecerá la guerra infame,
con un viejo raigón de espino albar
practicará la flauta pastoril
o sobre la hierba bien segada
hará la corte a su pastora
o pondrá el corazón en algún juego
hasta hacerse uno el día con los juegos;
devanará el conocimiento
a través de victorias de la mente,
hasta que gateando por la cuna
sueñe que es el orgullo de su madre,
todo saber perdido en ese trance
de la dulce ignorancia.
Pastor. Recojo estos borregos y el carnero
en el redil, e iremos hasta el bosque
grabando nuestros versos en cortezas
sin nombre, que pondremos en su puerta.
Saber que monte y valle se conduelen
dará serenidad a esposa y madre
y al hijo cuando alcance nuestros hombros.
 
POESÍA REUNIDA
William Butler Yeats
Traducción: Antonio Rivero Taravillo - 2010

Yeats, proteico y en continua evolución, ofrece una obra coherente y tan variada como única: lo popular y lo elevado, lo íntimo y lo colectivo, lo sobrenatural y lo político, las raíces y la mirada al futuro, lo atemporal y la historia se unen en esas espirales que el poeta integró en su cosmovisión. La traducción que aquí se presenta es el resultado de muchos años de trabajo y también —esperamos que el lector pueda apreciarlo— de una intensidad de esfuerzo que el mero transcurso temporal es incapaz de medir. Nunca hasta la fecha se había abordado la traducción completa de la poesía de Yeats a nuestra lengua.

 

 

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