Hoy la nieve ha caído, lenta,
sobre los alhelíes y las lilas,
y el cuco no ha cantado;
admiróse el lagarto, un ágil nieto
del antiguo, pesado dinosaurio,
que esperaba el sol de primavera,
y fue arrastrando por el frío
su viscoso vientre de político.
Sobre el periódico y sus crímenes
cayó este gran sudario,
la blanca castidad, el velo
para seguir creyendo, el hombre
renovado en un niño que levanta muñecos
y se apedrea con blancos proyectiles.
La liebre, con sus bigotes sorprendidos, mira
las tiernas hojas del magnolio, blancas,
y tu alegría como de un pájaro.
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO
TIEMPO DE EURÍDICE
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