quieren atar la primavera,
pero el verano portador
de ortiga y cardos no espera;
para mí al follaje ligero
de aquel árbol dio espesor,
por el que para el rapto más bello
dirigí el mirar de amor.
Tapó el tejado de color,
las rejas, los pilares salientes,
adonde mi ojo espía partió,
allí está mi eterno oriente.
1827
Johann Wolfgang von Goethe
La vida es buena
(Cien poemas)
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