23 abril 2022

Sobre el comienzo de unos libros... Hoy: P. G. Wodehouse, ¡Gracias, Jeeves!

 Me sentía un poco conturbado. No profundamente, pero sí un poco. Sentado en mi gabinete, acariciaba con indolencia las cuerdas de mi banjo —un instrumento al que había tomado últimamente gran afición— y, si bien no cabía decir que mi entrecejo se frunciese con gravedad, tampoco podía afirmarse lo contrario de un modo absoluto. Acaso la expresión «estaba pensativo» defina bien mi estado de ánimo en aquellos momentos. Me parecía notorio que se perfilaba ante mí una situación fecunda en embarazosas posibilidades.
—¿Sabe usted lo que pasa, Jeeves? —dije.
—No, señor.
—¿No sabe a quiénes vi anoche?
—No, señor.
—A J. Washburn Stoker y a su hija Paulina.
—¿Sí, señor?
—Puesto que los he visto, deben de estar en Londres.
—Así parece, señor.
—Es enojoso, ¿eh?
—Opino que, después de lo sucedido en Nueva York, quizá fuese desagradable para usted hablar a la señorita Stoker, señor. Pero creo que no es inevitable que se presente el caso.
Ponderé sus palabras.
—Cuando uno empieza a pensar en las cosas molestas que pueden ocurrir, el cerebro vacila y se pierde en una niebla, Jeeves. ¿Se da cuenta de que me es preciso no aparecer en el camino de esa muchacha?
—Sí, señor.
—¿Y evitar su presencia?
—Sí, señor.
Arranqué al banjo cinco notas de El viejo del río con cierto abandono. Las expresiones de Jeeves me habían serenado un tanto. Su razonamiento me parecía comprensible. Al fin y al cabo, Londres es una ciudad grande y, si uno no quiere, no tiene por qué encontrarse con la gente.

P. G. Wodehouse
¡Gracias, Jeeves!

Bertie Wooster es invitado a abandonar su domicilio por el administrador de su piso, ya que ninguno de sus vecinos puede aguantar ni un minuto más su horrible manera de tocar el banjo. Tampoco su fiel criado Jeeves que decide dejar de prestarle sus servicios, ya que su señor no parece dispuesto a abandonar tan torturante afición. Su amigo Chuffy / Lord Chuffnell le ofrece una residencia de su propiedad que acepta encantado.
De visita, en el domicilio de su amigo, se reencontrara con su exmayordomo, que ha sido contratado por éste, aprovechando la ocasión, y coincidirá también con unos viejos conocidos, entre ellos, Paulina, una bella y coqueta joven de la anduvo enamorado en el pasado. Paulina le confiesa a Wooster que siente gran interés por Lord Chuffnell y que piensa que es correspondida.
Después de una conversación, en la que Jeeves informa a su señor sobre los motivos por los que Chuffy no termina de dar el paso, ambos deciden unir sus fuerzas para conseguir que su amigo y la joven heredera se conviertan en pareja. A partir de aquí, el enredo está servido.

No hay comentarios:

Paisaje con amapolas