28 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 17 de 365

ERA un dragón, una sierpe, una salamandra, un monstruo hórrido, difícil de clasificar, con una corona de tres picos en la cabeza y un dedo de su mano derecha en los labios como para imponer silencio. ¿A quién? No lo sabemos.

Este dragón se hallaba encaramado sobre el mundo, una bola de hierro negra, sujeta en un vástago y tenía la humorada de señalar el Norte y el Sur, el Este y el Oeste, cosa no difícil de comprender si se añade que el grifo, basilisco o dragón, formaba parte de un pequeño y simpático artefacto que llamamos veleta.

Esta veleta coronaba la torre de la casa solariega de un pueblo labortano.

Era un monstruo rabioso, aquel monstruo indefinido que dominaba su mundo, un monstruo rechinador, malhumorado, que giraba desde hacía muchos años, no sabía cuántos, en la vieja torre de Ustaritz que tenía Gastizar por nombre.

Sus garras amenazaban alternativamente a los cuatro puntos cardinales, de su boca salían llamas que por arte mágico se convertían en una flecha, sus orejas estaban atentas a todo cuanto se hablaba y se murmuraba en el pueblo.

ikebana

Ikebana

27 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 16 de 365

SOBRE EL HIPOPÓTAMO Y EL COCODRILO (creaciones sublimes de Dios)
 
15 Contempla ahora a Behemot;
es mi criatura, como tú;
se alimenta de hierba, como el buey.
16 Fíjate en la fuerza de sus lomos,
en el vigor de los músculos del vientre;
17 empina su cola como un cedro,
se traban los nervios de sus muslos;
18 sus huesos son tubos de bronce,
sus miembros son barras de hierro.
19 Es la obra maestra de Dios,
su Hacedor lo amenazó con la espada.
20 Los montes le pagan su tributo,
junto a él retozan las bestias.
21 Se tumba debajo de los lotos,
oculto en el carrizal de la marisma;
22 los lotos lo cubren con su sombra,
los sauces del río lo protegen.
23 No teme que el río se desborde,
que un Jordán espumee en su hocico.
24 ¡A ver quién lo atrapa si él lo advierte,
o le perfora la nariz con ganchos!
25 ¿Pescarías con anzuelo a Leviatán?,
¿sujetarías su lengua con cuerdas?
26 ¿Le pasarías un cordel por la nariz?,
¿traspasarías su mandíbula con garfios?
27 ¿Te vendría con súplicas insistentes?,
¿te aplacaría con suaves palabras?
28 ¿Firmaría un contrato contigo,
para ser tu siervo de por vida?
29 ¿Jugarías con él como con un pájaro?,
¿lo atarías para diversión de tus hijas?
30 ¿Podrían subastarlo los pescadores
o ponerlo en venta los mercaderes?
31 ¿Le acribillarías la piel con arpones,
la cabeza con artes de pesca?
32 ¡Si le pones la mano encima,
no querrás recordar la batalla!
Capítulo 41
1 La esperanza de atraparlo es ilusoria;
su sola presencia aterra;
2 ¡nadie intentaría provocarlo!
¿Quién resistirá frente a él?
3 ¿Quién fue hacia él impunemente?
¡Nadie bajo el cielo!
4 Tendré que hablar también de su arrogancia,
de su palabra firme y su alegato.
5 ¿Quién atravesó su envoltura
y penetró por su doble coraza?
6 ¿Quién abrió las puertas de sus fauces,
rodeadas de dientes espantosos?
7 Su lomo son hileras de escudos,
bien apretados y sellados;
8 sus piezas tan unidas y trabadas
que ni el aire se filtra entre ellas;
9 se sueldan unas con otras,
formando un sólido bloque.
10 Su estornudo emite destellos,
sus ojos parpadean como el alba.
11 Sus fauces escupen antorchas,
emiten chispas de fuego;
12 de sus narices sale una humareda,
como caldero que hierve atizado;
13 su aliento enciende carbones,
expulsa llamas por su boca.
14 Su fuerza reside en su cuello,
ante él se estremece el espanto.
15 Son compactos los repliegues de su carne;
soldados al cuerpo, ni se mueven.
16 Su corazón es duro como roca,
resistente como piedra molar.
17 Su majestad espanta a los dioses,
al oír su estrépito retroceden.
18 No valen espadas contra él,
ni dardo, lanza o jabalina.
19 El hierro le resulta paja,
madera podrida el bronce.
20 No hay flecha que le haga escapar,
las piedras de la honda son tamo.
21 Tamo le parece el mazo,
se burla del venablo que vibra.
22 Su vientre son lastras afiladas,
que arrastra como trillo por el lodo.
23 Hace hervir el fondo como olla,
convierte el mar en pebetero.
24 A su espalda deja un surco luminoso,
una blanca cabellera en el abismo,
25 Nadie se le iguala en la tierra,
pues es criatura sin miedo.
26 Se enfrenta a todo lo arrogante,
es el rey de todas las bestias».

Anónimo
Libro de Job

Ikebana

Ikebana

26 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 15 de 365

 El mayor de los tesoros de Aarón, además de su mujer —Esther—, era su hijo: un muchacho que jugaba sobre las alfombras, un muchacho de redondos y negros ojos que estaba provisto de toda la belleza oriental de su estirpe. Este muchacho era Abdías, quien más tarde sería un hombre desdichado, pero que ahora era todavía una tierna y bella flor que había brotado del seno de Esther. Sobre estas dos riquezas acumulaba Aarón todo lo que pensaba que podría hacerles afortunados: bienes de los que él sabía que los poderosos de la tierra, los sultanes y los antiguos reyes de su pueblo, habían luchado por conseguir como los más preciados de la vida. Bien es verdad que algunas veces él vislumbraba, en horas de aislamiento, que podría haber otra dicha que se hallase en el espíritu y en el corazón; pero, no llegando a comprender su fugaz sentimiento, tuvo esto por una especie de dolor que había que alejar. El único provecho que sacó de semejantes pensamientos fue el propósito de coger un día a su hijo, cuando fuese mayor, y montarle en un camello para conducirle a Kahira a trabajar junto a un médico, para que así fuese más sabio —como en tiempos hicieron los antiguos profetas de su estirpe—. Pero fuera de eso nada más, porque ese sentimiento cayó de nuevo en el olvido; así que el muchacho no tenía nada en lo que su espíritu pudiera desarrollarse, salvo el ancho cielo sobre sí, que él tenía por el manto de Jehová: el Dios que había creado las montañas, las nubes y todo lo demás, y cuyos hijos se reunirían con él algún día para la gloria eterna. Vamos a pasar de largo su infancia y adolescencia, puesto que no hay otra cosa que decir que se crio en la opulencia del reino y que vivió bajo el excesivo amor de sus padres.

Pero por fin llegó el día en el que también Abdías tuvo que introducirse en su destino, lo mismo que ese destino, bueno o malo, había quedado dispuesto desde hacía siglos para su pueblo; ¡y sabe Dios el tiempo que todavía lo seguirá disponiendo! A partir de ese día, el padre, Aarón, le condujo fuera, haciéndole pasar de los más ricos aposentos de los que había gozado hasta entonces a los más pobres, ya que le puso un andrajoso caftán y le dijo: «Abdías, hijo, ve por el mundo y, dado que el hombre no posee nada sino lo que puede conseguir por sí mismo, y que a cada momento tiene que volver de nuevo a obtener, y dado que este no puede asegurarse nada sino solamente la aptitud para esta obtención, así marcha y apréndela tú; aquí te doy un camello y una moneda de oro porque hasta que no hayas logrado por ti mismo tanto como para que un solo hombre pueda subsistir en la vida, no te daré nada más; si fueses un haragán, entonces no recibirías nada tras mi muerte. Visítanos a tu madre y a mí con frecuencia, y regresa cuando tengas tanto como para que un ser humano pueda vivir. Te daré entonces tanto como para que pueda vivir una segunda persona contigo: puedes traerte una esposa; intentaremos alojaros y buscaros un lugar en nuestra choza para vivir allí dentro y gozar de la felicidad con la que Jehová os bendiga. Pero ahora, sin embargo, querido hijo Abdías, yo te bendigo. Tienes que marcharte y no seas desleal al nido en el que te has alimentado».


Adalbert Stifter

Abdías

Título original: Abdias

Adalbert Stifter, 1853

Traducción: Carlos d’Ors Führer

El libro nos cuenta, con el carácter y la forma de las narraciones bíblicas proféticas, las desventuras del judío Abdías. Increíbles saltos en el tiempo de la historia generan lo lapidario y lo lacónico de esta narración en torno a un personaje que inequívocamente reproduce la figura bíblica de Job. A pesar de ello, Abdías no es ningún Job moderno. Es una persona que sufre, que aguanta y soporta, y no porque sea un pecador, sino precisamente por lo contrario, porque es un hombre piadoso y honesto.
Esta nouvelle ha sido considerada una de las más hermosas de la literatura en lengua alemana y Thomas Mann llegó a decir que su autor era «uno de los narradores más singulares, más enigmáticos, más discretamente osados, más curiosos y más seductores de la literatura mundial».

Ikebana

Ikebana

25 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 14 de 365

LA HISTORIA DEL NÁUFRAGO
(c. 1995-1965 a. C.)

Además de los textos oficiales o funerarios de carácter religioso, muy poco se conoce de la propiamente literatura egipcia. Gracias a que eran copiados para atender el gusto popular, se conservan algunos papiros con cuentos, poemas y reflexiones morales. Uno de los cuentos más famosos, la Historia de Sinué —demasiado extenso para incluirle en esta obra—, refiere las aventuras de un egipcio que, temeroso de un castigo, se interna por tierras asiáticas, llega a Siria, se convierte en jefe de una tribu de beduinos y, al fin, regresa a su patria para reanudar su vida y su inmutable destino. Otro de estos cuentos populares del Imperio Medio como el de Sinué, es La historia del náufrago, cuento fantástico en el que es notable la inesperada generosidad del monstruo marino que el náufrago encuentra en la isla. «El optimismo y la gentileza —observa Pierre Gilbert— del cuento egipcio, en que el monstruo no descansa hasta devolver al náufrago a su patria cargado de regalos, son características de la mentalidad egipcia».


Un servidor experto dijo: «Regocíjate, príncipe; hemos llegado a la tierra de Egipto. Se ha cogido el machote, se ha clavado el poste y la amarra está en tierra. Se cantan las alabanzas de Dios y se le dan gracias, y cada cual abraza a su camarada. Nuestra marinería ha llegado sin daño alguno y nuestros soldados no han experimentado pérdidas. Hemos llegado hasta el fin del país del Wawat, pasando por delante de Senmet, y hemos aquí vuelto felizmente a nuestro país. Escúchame, príncipe, que yo no exagero. Lávate y vierte agua sobre tus dedos y luego responde cuando te inviten a hablar. Háblale al rey según tu corazón y no vaciles al responder. La boca del hombre es la que le salva, y su palabra la que hace que sea condescendiente con él. Pero, de todos modos, harás lo que quieras. Se cansa uno de aconsejarte.
Quiero contarte ahora una aventura análoga que me ocurrió a mí cuando fui enviado a una mina del soberano y descendí al mar con un barco de ciento veinte varas de largo y cuarenta de ancho, en el que navegaban ciento veinte marineros de los mejores de Egipto. Miraban al cielo y a la tierra, y los presagios llenaban de valor su corazón. Anunciaban una tormenta antes de que hubiera llegado; preveían una marejada antes de producirse.
Al sobrevenir la tormenta nos hallábamos en el mar, sin que hubiéramos tomado aún tierra; sopló el viento y levantó una ola de más de ocho varas de alto. Yo pude asirme a una tabla. Se hundió el barco y no quedó con vida ninguno de los que lo tripulaban. Gracias a una ola del mar fui arrojado a una isla, donde pasé tres días solo, sin otro compañero que mi corazón. Me acostaba en el hueco de un árbol y abrazaba las sombras. Por el día estiraba mis piernas en busca de algo que pudiera meter en la boca. Hallé higos y uvas y todo género de frutas magníficas. Había también peces y pájaros; no hay nada que allí no se encontrase. Me sacié y dejé abandonado lo que mis manos no podían transportar. Me fabriqué un encendedor, encendí fuego e hice un holocausto.

Ikebana

Ikebana

24 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 13 de 365

Su perro favorito llevaba unos días enfermo y no le había llegado ningún informe durante aquella mañana. Abrió la puerta que había cerca de la chimenea y que conducía, a través de un pequeño pasillo encelado, a su tocador.
—¡Isabel! —gritó—. ¿Cómo está Tommie?
Una voz fresca y joven contestó desde detrás de la cortina que cerraba el otro extremo del corredor.
—No está mejor, milady.
Un tenue ladrido siguió a la joven voz, que añadió (en el lenguaje de los perros):
—¡Mucho peor, milady, mucho peor!
Lady Lydiard volvió a cerrar la puerta con muestras de compasión por Tommie, y paseó lentamente de un lado para otro por el espacioso salón, esperando la vuelta del administrador.
Correctamente descrita, la viuda de Lord Lydiard era baja y gorda, peligrosamente cerca de su sexagésimo aniversario. Pero puede decirse tranquilamente, y sin que sea un cumplido, que aparentaba ser más joven, como, por lo menos, unos diez años menos. Su complexión era de ese tipo de delicado tono rosado que se observa algunas veces en las ancianas que conservan bien sus facciones. Sus ojos (también excelentemente conservados) eran de ese azul claro y brillante que sienta tan bien y que no se descolora con la prueba de las lágrimas. A todo ello se le había de añadir una nariz pequeña, rellenas mejillas que desafiaban las arrugas. El blanco cabello iba peinado con duros y consistentes rizos pequeños; y, si una muñeca pudiera envejecer, Lady Lydiard hubiera sido la imagen viviente de la misma, tomándose la vida con tranquilidad en su camino hacia la más bella de las tumbas, en un cementerio donde los mirtos y las rosas crecen todo el año.
Si aquéllas eran las virtudes personales de Su Señoría, la historia imparcial deberá reconocer la lista de sus defectos: una completa falta de tacto y gusto en el atavío. El lapso de tiempo transcurrido desde la muerte de Lord Lydiard le había dado la libertad para vestirse como le gustaba. Arreglaba su baja y regordeta figura con colores que resultaban demasiado chillones para una mujer de su edad. Sus vestidos, mal elegidos, al igual que su colorido, puede que no estuvieran mal confeccionados, pero, con certeza, estaban mal llevados. Moral y físicamente debe decirse que su aspecto exterior era el peor. Las anomalías en su vestimenta armonizaban con las de su carácter. Había momentos en los que se sentía y hablaba como corresponde a una dama de su rango; y había otros momentos en los que se comportaba y hablaba como si fuera una cocinera en la cocina. Tras estas superficiales inconsistencias, su grandeza de corazón y lo esencialmente sincero y generoso de la naturaleza de la mujer, sólo esperaban la ocasión precisa para que salieran por sí mismos.

Wilkie Collins (Londres, 8 de enero de 1824 - ib., 23 de septiembre de 1889) - El dinero de Milady

Título original: Milady’s Money
Wilkie Collins, 1879
Traducción: Francisco Arellano Selma


Ikebana

Ikebana

22 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 12 de 365

 Vida de un estudiante
¿Qué pensaban los estudiantes del sistema de educación a que estaban sometidos? Eso es lo que nos dirá el estudio de un texto muy curioso, con una antigüedad de 4000 años y cuyos fragmentos acaban de ser reunidos y traducidos.
Este documento, uno de los más humanos de todos los que hayan salido a la luz del día en el Próximo Oriente, es un ensayo sumerio dedicado a la vida cotidiana de un estudiante. Compuesto por un maestro de escuela anónimo, que vivió 2000 años antes de la era cristiana, nos revela en palabras sencillas y sin ambages hasta qué punto la naturaleza humana ha permanecido inmutable desde millares de años.
El estudiante sumerio de quien se habla en el ensayo en cuestión, y que no difiere en gran cosa de los estudiantes de hoy en día, teme llegar tarde a la escuela «y que el maestro, por este motivo, le castigue». Al despertarse ya apremia a su madre para que le prepare rápidamente el desayuno. En la escuela, cada vez que se porta mal, es azotado por el maestro o uno de sus ayudantes. Por otra parte, de este detalle sí que estamos completamente seguros, ya que el carácter de escritura sumeria que representa el «castigo corporal» está constituido por la combinación de otros dos signos, que representan, respectivamente, el uno la «baqueta» y el otro la «carne».
En cuanto al salario del maestro parece que era tan mezquino como lo es hoy día; por consiguiente, el maestro no deseaba sino tener la ocasión de mejorarlo con algún suplemento por parte de los padres.
El ensayo en cuestión, redactado sin duda alguna por alguno de los profesores adscritos a la «casa de las tablillas», comienza por esta pregunta directa al alumno: «Alumno: ¿dónde has ido desde tu más tierna infancia?». El muchacho responde: «He ido a la escuela». El autor insiste: «¿Qué has hecho en la escuela?». A continuación, viene la respuesta del alumno, que ocupa más de la mitad del documento y dice, en substancia, lo siguiente: «He recitado mi tablilla, he desayunado, he preparado mi nueva tablilla, la he llenado de escritura, la he terminado; después me han indicado mi recitación y, por la tarde, me han indicado mi ejercicio de escritura. Al terminar la clase he ido a mi casa, he entrado en ella y me he encontrado con mi padre que estaba sentado. He hablado a mi padre de mi ejercicio de escritura, después le he recitado mi tablilla, y mi padre ha quedado muy contento… Cuando me he despertado, al día siguiente, por la mañana, muy temprano, me he vuelto hacia mi madre y le he dicho: “Dame mi desayuno, que tengo que ir a la escuela”. Mi madre me ha dado dos panecillos y yo me he puesto en camino. En la escuela, el vigilante de turno me ha dicho: “¿Por qué has llegado tarde?”. Asustado y con el corazón palpitante, he ido al encuentro de mi maestro y le he hecho una respetuosa reverencia».
Pero, a pesar de la reverencia, no parece que este día haya sido propicio al desdichado alumno. Tuvo que aguantar el látigo varias veces, castigado por uno de sus maestros por haberse levantado en la clase, castigado por otro por haber charlado o por haber salido indebidamente por la puerta grande. Peor todavía, puesto que el profesor le dijo: «Tu escritura no es satisfactoria»; después de lo cual tuvo que sufrir nuevo castigo.
Aquello fue demasiado para el muchacho. En consecuencia, insinuó a su padre que tal vez fuera una buena idea invitar al maestro a la casa y suavizarlo con algunos regalos, cosa que constituye, con toda seguridad, el primer ejemplo de adulación interesada de que se haya hecho mención en toda la historia escolar. El autor prosigue: «A lo que dijo el alumno, su padre prestó atención. Hicieron venir al maestro de escuela y cuando hubo entrado en la casa, le hicieron sentar en el sitio de honor. El alumno le sirvió y le rodeó de atenciones, y de todo cuanto había aprendido en el arte de escribir sobre tabletas hizo ostentación ante su padre».
El padre, entonces, ofreció vino al maestro y le agasajó, «le vistió con un traje nuevo, le ofreció un obsequio y le colocó un anillo en el dedo». Conquistado por esta generosidad, el maestro reconforta al aspirante a escriba en términos poéticos, de los que ahí van algunos ejemplos: «Muchacho: Puesto que no has desdeñado mi palabra, ni la has echado en olvido, te deseo que puedas alcanzar el pináculo del arte de escriba y que puedas alcanzarlo plenamente… Que puedas ser el guía de tus hermanos y el jefe de tus amigos; que puedas conseguir el más alto rango entre los escolares… Has cumplido bien con tus tareas escolares, y hete aquí que te has transformado en un hombre de saber».

Samuel Noah Kramer (1897) ALGUNAS CREACIONES DE LA CULTURA SUMERIA

José Luis Martínez

El mundo antiguo I

Mesopotamia / Egipto / India


[TRECE LINEAS (más o menos)]


Un jardín

un jardín

21 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 11 de 365

CANTO DE AMOR AL REY SHU-SIN
(c. 2500 a. C.)
Shu-sin reinó en Sumeria hacia 2510 a. C. y éste es acaso el primer canto de amor de la humanidad. Debió ser un rito de fecundidad o un ritual de matrimonio sagrado. La mujer que lo canta pudo ser una de las sacerdotisas de Inanna, diosa del amor y la procreación. Anticipa algo del tono del Cantar de los cantares bíblico.

Esposo, amado de mi corazón.
Grande es tu hermosura, dulce como la miel.
León, amado de mi corazón,
Grande es tu hermosura, dulce como la miel.
Tú me has cautivado, déjame que permanezca temblorosa ante ti;
Esposo, yo quisiera ser conducida por ti a la cámara;
Tú me has cautivado, déjame que permanezca temblorosa ante ti;
León, yo quisiera ser conducida por ti a la cámara.
Esposo, déjame que te acaricie;
Mi caricia amorosa es más suave que la miel.
En la cámara llena de miel,
Deja que gocemos de tu radiante hermosura;
León, déjame que te acaricie;
Mi caricia amorosa es más suave que la miel.
Esposo, tú has tomado tu placer conmigo;
Díselo a mi madre, y ella te ofrecerá golosinas;
A mi padre, y te colmará de regalos.
Tu alma, yo sé cómo alegrar tu alma;
Esposo, duerme en nuestra casa hasta el alba.
Tu corazón, yo sé cómo alegrar tu corazón;
León, durmamos en nuestra casa hasta el alba.
Tú, ya que me amas,
Dame, te lo ruego, tus caricias.
Mi señor dios, mi señor protector,
Mi Shu-Sin, que alegra el corazón de Enlil,
Dame, te lo ruego, tus caricias.
Tu sitio dulce como la miel,
te ruego que pongas tu mano encima de él,
Pon tu mano encima de él como sobre una capa-gishban,
Cierra en copa tu mano sobre él
como sobre una capa-gishban-sikin.
Este es un poema-balbale de Inanna.

Tablillas sumerias con escritura cuneiforme. Traducción Samuel Noah Kramer/Muazzeg Cig/Jaime Elías.

José Luis Martínez

El mundo antiguo I

Mesopotamia / Egipto / India


[TRECE LINEAS (más o menos)]

Jardín

un jardín

20 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 10 de 365

 Otro día, saliendo el sol, que era la hora que los indios nos habían dicho, vinieron a nosotros, como lo habían prometido, y nos trajeron mucho pescado y de unas raíces que ellos comen, y son como nueces, algunas mayores o menores; la mayor parte de ellas se sacan de bajo del agua y con mucho trabajo. A la tarde volvieron y nos trajeron más pescado y de las mismas raíces, y hicieron venir sus mujeres y hijos para que nos viesen, y ansí, se volvieron ricos de cascabeles y cuentas que les dimos, y otros días nos tornaron a visitar con lo mismo que estotras veces. Como nosotros veíamos, que estábamos proveídos de pescado y de raíces y de agua y de las otras cosas que pedimos, acordamos de tornarnos a embarcar y seguir nuestro camino, y desenterramos la barca de la arena en que estaba metida, y fue menester que nos desnudásemos todos y pasásemos gran trabajo para echarla al agua, porque nosotros estibamos tales, que otras cosas muy más livianas bastaban para ponernos en él; y así embarcamos, a dos tiros de ballesta dentro en la mar, nos dio tal golpe de agua que nos mojó a todos; y como íbamos desnudos y el frío que hacía era muy grande, soltamos los remos de las manos, y a otro golpe que la mar nos dio, trastornó la barca; el veedor y otros dos se asieron de ella para escaparse; mas sucedió muy al revés, que la barca los tomó debajo y se ahogaron. Como la costa es muy brava, el mar de un tumbo echó a todos los otros, envueltos en las olas y medio ahogados, en la costa de la misma isla, sin que faltasen más de los tres que la barca había tomado debajo. Los que quedamos escapados, desnudos como nascimos y perdido todo lo que traíamos, y aunque todo valía poco, para entonces valía mucho. Y como entonces era por noviembre, y el frío muy grande, y nosotros tales que con poca dificultad nos podían contar los huesos, estábamos hechos propria figura de la muerte. De mí sé decir que desde el mes de mayo pasado yo no había comido otra cosa sino maíz tostado, y algunas veces me vi en necesidad de comerlo crudo; porque aunque se mataron los caballos entretanto que las barcas se hacían, yo nunca pude comer de ellos, y no fueron diez veces las que comí pescado. Esto digo por excusar razones, porque pueda cada uno ver qué tales estaríamos.

Álvar Núñez Cabeza de Vaca

Naufragios y Comentarios


Álvar Núñez Cabeza de Vaca y tres españoles más protagonizaron una de las gestas más memorables de la conquista del Nuevo Mundo: la marcha desde las costas de Florida, siempre hacia el oeste, hasta el Mar del Sur, en pos de la supervivencia y la libertad. Ese largo peregrinar, alternando entre la cautividad y la huida desesperada, fue consecuencia de unos naufragios, físicos y morales.
Fue la gesta de unos españoles que durante diez largos años conocen toda clase de privaciones y calamidades y a los que mantiene vivos su afán por sobrevivir. Al final de su aventura tropezarán con otros españoles que, a sangre y fuego, están llevando a cabo la conquista de Nueva Galicia.
Si la trama de la narración está formada por estas aventuras, el meollo lo constituye el relato de Álvar Núñez sobre las distintas sociedades indígenas que va conociendo y de las que hoy ya sólo queda el testimonio literario del español. De ahí, precisamente, que los Naufragios alcancen singular relevancia sobre todo desde que los pioneros del Far West, allá en el siglo pasado, llevaran a cabo el genocidio amerindio, tan traído y llevado en el cine.
Aunque los Comentarios tienen el objetivo de justificar una labor de gobierno puesta en entredicho por una sublevación contra el Adelantado Álvar Núñez, no podemos olvidar que, por encima del relato leguleyo, sobresale la preocupación indigenista, base fundamental justamente de su defensa ante el Consejo de Indias. Álvar Núñez nos proporciona un conocimiento exhaustivo de la tierra, de su flora y fauna, y, sobre todo, de sus hombres, los indígenas del Río de la Plata, sobre quienes nos ha dejado una minuciosa descripción que hoy adquiere valor de documento inestimable.

[TRECE LINEAS (más o menos)]

Jardín

Jardín

19 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 9 de 365

 EL EMPERADOR DE LOS HELADOS

Llama al que lía gruesos cigarrillos,
Al forzudo, y ofrécele batir
En tarros de cocina las concupiscentes cuajadas.
Deja que las sirvientas huelguen con los mismos vestidos
Que suelen llevar, y deja que sus galanes
Lleven flores envueltas en periódicos del mes pasado.
Deja que ser rime con parecer.
El único emperador es el Emperador de los Helados.
Llévate algo del aparador
Donde faltan tres borlas de cristal, aquella sábana
Donde ella bordaba una vez fantasías
Extendiéndola luego para ocultar su cara.
Si sus callosos pies quedan fuera, llegan
A mostrar qué fría y muda está ella.
Deja fijar la lámpara a su viga.
El único emperador es el Emperador de los Helados.

Traductor: Andrés Sánchez Robayna

Wallace Stevens

Domingo a la mañana y otros poemas

Wallace Stevens (Reading (Pensilvania), 2 de octubre de 1879 – Hartford (Connecticut), 2 de agosto de 1955)
[TRECE LINEAS (más o menos)]

Cerastium tomentosum

Cerastium tomentosum

18 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 8 de 365

 07.15Gurb abandona la nave por la escotilla 4. Tiempo despejado con ligeros vientos de componente sur; temperatura, 15 grados centígrados; humedad relativa, 56 por ciento; estado de la mar, llana.

07.21Primer contacto con habitante de la zona. Datos recibidos por Gurb: Tamaño del ente individualizado, 170 centímetros; perímetro craneal 57 centímetros; número de ojos, dos; longitud del rabo, 0.00 centímetros (carece de él). El ente se comunica mediante un lenguaje de gran simplicidad estructural, pero de muy compleja sonorización, pues debe articularse mediante el uso de órganos internos. Conceptualización escasísima. Denominación del ente, Lluc Puig i Roig (probable recepción defectuosa o incompleta). Fundación biológica del ente: profesor encargado de cátedra (dedicación exclusiva) en la Universidad Autónoma de Bellaterra. Nivel de mansedumbre, bajo. Dispone de medio de transporte de gran simplicidad estructural, pero de muy complicado manejo denominado Ford Fiesta.

07.23Gurb es invitado por el ente a subir a su medio de transporte. Pide instrucciones. Le ordeno que acepte el ofrecimiento. Objetivo fundamental: no llamar la atención de la fauna autóctona (real y potencial).

07.30Sin noticias de Gurb.

Eduardo Mendoza

Sin noticias de Gurb

Cerastium tomentosum

Cerastium tomentosum

17 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 7 de 365

 Cuando llegó el sexto día,
solté una paloma.
La paloma emprendió el vuelo, pero regresó:
no había encontrado donde posarse.
Entonces solté una golondrina.
La golondrina emprendió el vuelo, pero regresó:
no había encontrado lugar donde posarse.
Entonces solté un cuervo.
El cuervo emprendió el vuelo, vio la mengua de las aguas,
corrió, resbaló, croó y no regresó.
Entonces hice que todo saliera, hacia los cuatro vientos,
ofrecí un sacrificio, en la cumbre de la montaña,
preparé siete hogueras para incienso.
En su base amontoné caña, cedro y mirto.
Los dioses percibieron el aroma
y acudieron como una nube de moscas,
rodearon al sacrificador.
Cuando la gran diosa Ishtar llegó,
hizo tintinear sus ricas joyas, obra de Anu, y dijo:
“¡Oh dioses que estáis reunidos aquí:
tan cierto como que nunca me olvido de este collar de lapislázuli,
jamás me olvidaré de estos últimos días!
Que los dioses tomen parte en el sacrificio,
pero que Enlil se mantenga aparte,
porque irreflexivamente, desencadenó el diluvio
y lanzó a mi pueblo a la destrucción”.
Cuando Enlil llegó
y vio la nave
enfurecióse contra los dioses del cielo.
“¿Ha escapado algún alma humana?
¡Ningún hombre ha sobrevivido a la destrucción!”.
Ninurta abrió la boca y dijo:
“¿Quién, excepto Ea, puede formar planes?
Sólo Ea lo sabe todo”.
Ea abrió la boca y dijo
al valiente Enlil:
“¡Oh tú, héroe, tú, el más sabio de los dioses!
¿Cómo pudiste, sin razón, desatar el diluvio?
¡Al pecador castígalo por su pecado
y al transgresor por su transgresión!

La epopeya de Gilgamesh. (EL DILUVIO SUMERIO)
Traducción Georges Contenau/A. E. Speiser/Agustí Bartra.
DE «LA EPOPEYA DE GILGAMESH» (c. 2500 a. C.)

Puente de Toledo

Río Manzanares

16 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 6 de 365

 HACE muchos años vivía en Zuchnow un hombre llamado Mendel Singer. Era piadoso, temeroso de Dios y muy sencillo: un judío común y corriente, que ejercía la modesta profesión de maestro. En su casa, que se reducía toda ella a una amplia cocina, enseñaba la Biblia a un grupo de niños. Lo hacía con verdadero celo, pero sin notables resultados. Antes que él, miles de hombres habían vivido y enseñado de la misma manera.
Insignificante como su persona era también su cara pálida. Una barba de un negro común y corriente la enmarcaba, cubriéndole la boca. Sus ojos eran grandes, negros, perezosos y se hallaban semiocultos por los pesados párpados. Siempre llevaba puesta una gorrita de reps de seda negra, ese tejido del que a veces se hacen corbatas de escaso precio y pasadas de moda. Vestía uno de esos caftanes judíos tan comunes en aquella zona y que cubren medio cuerpo, cuyos faldones aleteaban cada vez que Mendel Singer apretaba el paso por las callejuelas, batiendo recia y acompasadamente las cañas de sus altas botas de cuero.
Parecía un hombre más bien falto de tiempo y lleno de quehaceres urgentes. En realidad, su vida era pesada y a veces incluso calamitosa. Debía vestir y alimentar a una mujer y tres niños (ella estaba embarazada del cuarto). Dios sólo había dado fertilidad a su naturaleza, serenidad a su corazón y pobreza a sus manos, que no tenían oro que pesar ni billetes de Banco que contar. Pese a lo cual su vida discurría sin pena ni gloria, como un pobre arroyuelo entre míseras orillas. Cada mañana Mendel agradecía a Dios el sueño que le había dado, el despertar y el día que empezaba. 


Joseph Roth. Job. Romance de un hombre sencillo

Título original: Hiob. Roman eines einfachen Mannes
Joseph Roth, 1930
Traducción: Bernabé Eder Ramos

[TRECE LINEAS (más o menos)]

en Madrid

Río Manzanares

15 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 5 de 365

Según él, en la raza blanca no hay más que dos tipos: el cabeza redonda y el cabeza larga: Caín y Abel.

El cabeza redonda, Caín, es violento, orgulloso, inquieto, sombrío, minero, aficionado a la música; el cabeza larga, Abel, es tranquilo, plácido, inteligente, agricultor, matemático, hombre de ciencia. Caín es salvaje, Abel, civilizado; Caín es religioso, fanático, reaccionario, adorador de dioses; Abel es observador, progresivo, no le gusta adorar y estudia y contempla.

Para Recalde, yo soy todo lo contrario de lo que era para mi abuela. Según el doctor, la sangre de los Aguirre me ha estropeado; sin la nefasta influencia de esa raza violenta de Caínes de cabeza redonda, yo hubiera sido un hombre de un tipo admirable; pero esa sangre inquieta se ha cruzado en mi camino.

—Usted —me suele decir Recalde— es uno de los tipos verdaderamente europeos que tenemos en Lúzaro. Su abuelo, el suizo, debía ser un dolicocéfalo rubio, un germano puro sin mezcla de celta ni de hombre alpino. Los Andía son de lo mejor de Elguea, del tipo ibérico más selecto. ¡Lástima que se cruzaran con esos Aguirre de cabeza redonda!

—No te preocupes por eso —le suelo decir yo, riendo.

—¡No me he de preocupar! —replica él—. Si usted fuera uno de esos bárbaros de cabeza redonda como mi padre, por ejemplo, yo no le diría a usted nada; pero como no lo es, le recomiendo que tenga usted cuidado con sus hijos y con sus hijas: no les permita usted que se casen con individuos de cabeza redonda.

Verdaderamente sería el colmo de lo cómico impedir a un hijo que se casara con una buena muchacha por tener la cabeza redonda; pero no sería menos cómico oponerse a un matrimonio porque el abuelo del novio o de la novia hubiese sido en su tiempo zapatero o quincallero. En estas cuestiones, los jóvenes suelen tener mejor sentido que los viejos, porque no atienden más que a sus sentimientos.

Contaba una criada de mi casa, la Iñure, que un indiano rico de su pueblo, ex negrero, que estaba muy incomodado porque su hijo quería casarse con una muchacha pobre, hizo a la chica esta advertencia:

—Yo, como tú, no me casaría con mi hijo. Ten en cuenta que yo he sido negrero y que en mi familia ha habido dos personas que fueron ahorcadas.

—Eso no importa —contestó la muchacha—. Gracias a Dios, en mi familia ha habido también muchos ahorcados.

Realmente, esta muchacha discurría muy bien.

Pío Baroja. Las inquietudes de Shanti Andía. El mar - 1

Título original: Las inquietudes de Shanti Andía

Pío Baroja, 1911

Edición: Julio Caro Baroja


[TRECE LINEAS (más o menos)]

Río Manzanares

Río Manzanares

14 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 4 de 365

Ojalá mi padre o mi madre, o mejor dicho ambos, hubieran sido más conscientes, mientras los dos se afanaban por igual en el cumplimiento de sus obligaciones, de lo que se traían entre manos cuando me engendraron; si hubieran tenido debidamente presente cuántas cosas dependían de lo que estaban haciendo en aquel momento:—que no sólo estaba en juego la creación de un Ser racional sino que también, posiblemente, la feliz formación y constitución de su cuerpo, tal vez su genio y hasta la naturaleza de su mente;—y que incluso, en contra de lo que ellos creían, la suerte de toda la casa podía tomar uno u otro rumbo según los humores y disposiciones que entonces predominaran:——si hubieran sopesado y considerado todo esto como es debido, y procedido en consecuencia,——estoy francamente convencido de que yo habría hecho en el mundo un papel completamente distinto de aquel en el que es muy probable que el lector me vea. —Creedme, buena gente, esto no es cosa tan insignificante como muchos de vosotros podáis pensar;—me atrevería a decir que todos habéis oído hablar de los espíritus animales, de cómo se transfunden de padre a hijo, etc., etc.—y otras muchas cosas al respecto.—Pues bien, tenéis mi palabra de que nueve de las diez partes del sentido de un hombre o de su sinsentido, sus éxitos y sus fracasos en este mundo dependen de los movimientos y actividad de dichos espíritus, así como de los diferentes terrenos y sendas en que se los deposite; de tal manera que, una vez puestos en marcha, no importa ni medio penique que lo estén para bien o para mal,—allá van, alborotando como locos; y al dar los mismos pasos una y otra y otra vez, al poco rato ya han hecho con ello un camino un llano y uniforme como el paseo de un jardín; y una vez que se han acostumbrado a él, ni el mismo Diablo será a veces capaz de desviarlos.
—Perdona, querido, dijo mi madre, ¿no te has olvidado de darle cuerda al reloj?———¡Por D——!, gritó mi padre lanzando una exclamación pero cuidándose al mismo tiempo de moderar la voz——¿Hubo alguna vez, desde la creación del mundo, mujer que interrumpiera a un hombre con una pregunta tan idiota?—Perdone, pero, ¿qué estaba diciendo su padre?———Nada.

Laurence Sterne. Tristram Shandy. La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy

Título original: The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman
Laurence Sterne, 1759
Traducción: Javier Marías

[TRECE LINEAS (más o menos)]

Echinacea angustifolia

Echinacea angustifolia

13 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 3 de 365

  • Me descubro de nuevo en el Polo Norte. Estoy sin trineo, sin perros y con el pijama puesto. ¿Me preguntáis si tengo frío? Por supuesto que tengo frío, idiotas.
  • Atardecer oscuro de diciembre. En la iglesia los santos están despiertos viendo caer la nieve.
  • Ariadna toca las teclas del piano una por una, como en un funeral bajo la lluvia. Teseo quiere algo que se pueda bailar. El Minotauro, a quien todo el mundo llama zopenco, asiente alegremente con la cabeza.
  • Los maltratadores de niños llevaban a su hijito a la iglesia los domingos.
  • Sonámbulos, uníos. Congregaos en las azoteas a medianoche.
  • Recorrí algunos caminos infames en mi niñez. No es raro que me falte algún tornillo.
  • La historia es un libro de recetas. Los tiranos son los chefs. Los filósofos redactan las cartas. Los curas hacen de camareros. Los gorilas son gente del ejército. Los cantos que oyes son los poetas lavando los platos en la cocina.
  • La compasión bondadosa de un solo ser humano por otro en tiempos de odio y violencia masivos merece más respeto que los sermones de todas las iglesias desde que el mundo es mundo.
Charles Simic (Belgrado, 9 de mayo de 1938 - DoverEstados Unidos, 9 de enero de 2023)

Charles Simic. El monstruo ama su laberinto. Cuadernos

Título original: The Monster Loves His Labyrinth
Charles Simic, 1997
Traducción: Jordi Doce

[TRECE LINEAS (más o menos)]

Rosas

rosa 'ballerina'

12 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 2 de 365

 Pero, me diréis, le hemos pedido que nos hable de las mujeres y la novela. ¿Qué tiene esto que ver con una habitación propia? Intentaré explicarme. Cuando me pedisteis que hablara de las mujeres y la novela, me senté a orillas de un río y me puse a pensar qué significarían esas palabras. Quizás implicaban sencillamente unas cuantas observaciones sobre Fanny Burney; algunas más sobre Jane Austen; un tributo a las Brontë y un esbozo de la rectoría de Haworth bajo la nieve; algunas agudezas, de ser posible, sobre Miss Mitford; una alusión respetuosa a George Eliot; una referencia a Mrs. Gaskell y esto habría bastado. Pero, pensándolo mejor, estas palabras no me parecieron tan sencillas. El título las mujeres y la novela quizá significaba, y quizás era éste el sentido que le dabais, las mujeres y su modo de ser; o las mujeres y las novelas que escriben; o las mujeres y las fantasías que se han escrito sobre ellas; o quizás estos tres sentidos estaban inextricablemente unidos y así es como queríais que yo enfocara el tema. Pero cuando me puse a enfocarlo de este modo, que me pareció el más interesante, pronto me di cuenta de que esto presentaba un grave inconveniente. Nunca podría llegar a una conclusión. Nunca podría cumplir con lo que, tengo entendido, es el deber primordial de un conferenciante: entregaros tras un discurso de una hora una pepita de verdad pura para que la guardarais entre las hojas de vuestros cuadernos de apuntes y la conservarais para siempre en la repisa de la chimenea. Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela. He faltado a mi deber de llegar a una conclusión acerca de estas dos cuestiones; las mujeres y la novela siguen siendo, en lo que a mí respecta, problemas sin resolver. Mas para compensar un poco esta falta, voy a tratar de mostraros cómo he llegado a esta opinión sobre la habitación y el dinero.

Virginia Woolf. “Una habitación propia”


Título original: A Room of One's Own
Virginia Woolf, 1929
Traducción: Laura Pujol

[TRECE LINEAS (más o menos)]

kalmia latifolia

kalmia latifolia 'clementine churchill'

11 enero 2023

TRECE LINEAS (más o menos). 1 de 365

 Mi tía bajará dentro de un momento, Sr. Nuttel – dijo una niña de 15 años muy dueña de si-.  Mientras tanto le tocará conformarse conmigo.

Framton Nuttel se esforzó por decir algo que halagara apropiadamente a la sobrina presente sin descartar de modo desconsiderado a la tía por venir.  Personalmente dudaba más que nunca de que esas visitas formales a una serie de personas completamente extrañas sirvieran mayor cosa para ayudar a la cura de nervios que, según se suponía, estaba siguiendo.

- Yo sé qué va a pasar – le dijo su hermana cuando él se estaba preparando para emigrar a ese retiro rural -; te vas a enterrar allá abajo sin hablar con un ser viviente, y con el atontamiento vas a tener los nervios peor que nunca.  Te voy a dar cartas de presentación para todas las personas que conozco allá.  Algunas hasta donde me acuerdo, eran muy agradables.

Framton se preguntaba si la Sra. Sappleton, a quien le traía una de las cartas de presentación, entraría en el departamento de las agradables.

- ¿Conoce mucha gente de por aquí? – le preguntó la sobrina cuando le pareció que ya habían tenido suficiente comunicación silenciosa.

CUENTOS INDISCRETOS. Saki = (Hector Hugh Munro) 1870 – 1916

[TRECE LINEAS (más o menos)]

kalmia latifolia

kalmia latifolia 'clementine churchill'

05 enero 2023

Los Reyes Magos

 Los Reyes Magos

¡Qué ilusión, esta noche, la de los niños, Platero! No era posible acostarlos. Al fin, el sueño los fue rindiendo: a uno, en una butaca; a otro, en el suelo, al arrimo de la chimenea; a Blanca, en una silla baja; a Pepe, en el poyo de la ventana, la cabeza sobre los clavos de la puerta, no fueran a pasar los Reyes… Y ahora, en el fondo de esta afuera de la vida, se siente como un gran corazón pleno y sano, el sueño de todos, vivo y mágico.

Antes de la cena, subí con todos. ¡Qué alboroto por la escalera, tan medrosa para ellos otras noches! «A mí no me da miedo de la montera, Pepe; ¿y a ti?», decía Blanca, cogida muy fuerte de mi mano. Y pusimos en el balcón, entre las cidras, los zapatos de todos. Ahora, Platero, vamos a vestirnos Montemayor, tita, María Teresa, Polilla, Perico, tú y yo, con sábanas y colchas y sombreros antiguos. Y a las doce pasaremos ante la ventana de los niños en cortejo de disfraces y de luces, tocando almireces, trompetas y el caracol que está en el último cuarto. Tú irás delante conmigo, que seré Gaspar y llevaré unas barbas blancas de estopa, y llevarás, como un delantal, la bandera de Colombia, que he traído de casa de mi tío, el cónsul… Los niños, despertados de pronto, con el sueño colgado aún, en jirones, de los ojos asombrados, se asomarán en camisa a los cristales, temblorosos y maravillados. Después, seguiremos en su sueño toda la madrugada, y mañana, cuando, ya tarde, los deslumbre el cielo azul por los postigos, subirán, a medio vestir, al balcón, y serán dueños de todo el tesoro.

El año pasado nos reímos mucho. ¡Ya verás cómo nos vamos a divertir esta noche, Platero, camellito mío!


Juan Ramón Jiménez

Platero y yo

Platero y yo es un libro muy breve… o mejor… una breve historia de amor. Amor hacia un borriquillo, inseparable compañero de penas y alegrías, pero también, hacia la naturaleza que nos regala en su diversidad desde los colores divinos del amanecer hasta la presencia inefable de todo lo que nos rodea. A medio camino entre la poesía y la prosa, canta al burro compañero, pero también a la colina, al otoño, al racimo olvidado, el camino, la plaza vieja, la casa de enfrente, Los Reyes Magos, el vino, la muerte, la nostalgia… la vida toda es tocada por la magia de la poesía… y salta en mil colores ante nuestra vista asombrada. Es un libro en colores. Un canto a la amistad. Una bellísima colección de estampas de la vida cotidiana y de profundas reflexiones acerca de la existencia humana.

En breves prosas, el poeta, en diálogo con Platero unas veces, en su compañía otras, va captando la belleza de la realidad exterior, por un lado; por otro, la belleza de la relación entre el hombre y su amigo Platero.

En plena época modernista, Juan Ramón Jiménez supo crear, con un lenguaje exquisito y a la vez sencillo, lleno de hermosas metáforas y de elementos visuales, un mundo de relaciones con las cosas más cotidianas y diminutas para realzar sus valores más mínimos. Y, en medio de ese diálogo entre el poeta y el mundo, convierte a Platero en figura mítica de delicadeza y sensualidad pura.

Musgos

musgos

04 enero 2023

Josep Ratzinger

Josep Ratzinger (Marktl, Alemania, 1927 - Ciudad del Vaticano, 2022) resumió sus ocho años de pontificado tras su renuncia: "Hubo días de sol y ligera brisa, pero también otros en los que las aguas bajaban agitadas, el viento soplaba en contra, y Dios parecía dormido", dijo, en alusión a los "cuervos" que remaron en su contra dentro de la Iglesia.

Helminthotheca echioides L.

Helminthotheca echioides L.

21 de noviembre

  El   21 de noviembre   de 1975, Buenos Aires empezó siendo una mañana fría, soleada, menos húmeda que de costumbre. Como todos los viernes...