05 enero 2023

Los Reyes Magos

 Los Reyes Magos

¡Qué ilusión, esta noche, la de los niños, Platero! No era posible acostarlos. Al fin, el sueño los fue rindiendo: a uno, en una butaca; a otro, en el suelo, al arrimo de la chimenea; a Blanca, en una silla baja; a Pepe, en el poyo de la ventana, la cabeza sobre los clavos de la puerta, no fueran a pasar los Reyes… Y ahora, en el fondo de esta afuera de la vida, se siente como un gran corazón pleno y sano, el sueño de todos, vivo y mágico.

Antes de la cena, subí con todos. ¡Qué alboroto por la escalera, tan medrosa para ellos otras noches! «A mí no me da miedo de la montera, Pepe; ¿y a ti?», decía Blanca, cogida muy fuerte de mi mano. Y pusimos en el balcón, entre las cidras, los zapatos de todos. Ahora, Platero, vamos a vestirnos Montemayor, tita, María Teresa, Polilla, Perico, tú y yo, con sábanas y colchas y sombreros antiguos. Y a las doce pasaremos ante la ventana de los niños en cortejo de disfraces y de luces, tocando almireces, trompetas y el caracol que está en el último cuarto. Tú irás delante conmigo, que seré Gaspar y llevaré unas barbas blancas de estopa, y llevarás, como un delantal, la bandera de Colombia, que he traído de casa de mi tío, el cónsul… Los niños, despertados de pronto, con el sueño colgado aún, en jirones, de los ojos asombrados, se asomarán en camisa a los cristales, temblorosos y maravillados. Después, seguiremos en su sueño toda la madrugada, y mañana, cuando, ya tarde, los deslumbre el cielo azul por los postigos, subirán, a medio vestir, al balcón, y serán dueños de todo el tesoro.

El año pasado nos reímos mucho. ¡Ya verás cómo nos vamos a divertir esta noche, Platero, camellito mío!


Juan Ramón Jiménez

Platero y yo

Platero y yo es un libro muy breve… o mejor… una breve historia de amor. Amor hacia un borriquillo, inseparable compañero de penas y alegrías, pero también, hacia la naturaleza que nos regala en su diversidad desde los colores divinos del amanecer hasta la presencia inefable de todo lo que nos rodea. A medio camino entre la poesía y la prosa, canta al burro compañero, pero también a la colina, al otoño, al racimo olvidado, el camino, la plaza vieja, la casa de enfrente, Los Reyes Magos, el vino, la muerte, la nostalgia… la vida toda es tocada por la magia de la poesía… y salta en mil colores ante nuestra vista asombrada. Es un libro en colores. Un canto a la amistad. Una bellísima colección de estampas de la vida cotidiana y de profundas reflexiones acerca de la existencia humana.

En breves prosas, el poeta, en diálogo con Platero unas veces, en su compañía otras, va captando la belleza de la realidad exterior, por un lado; por otro, la belleza de la relación entre el hombre y su amigo Platero.

En plena época modernista, Juan Ramón Jiménez supo crear, con un lenguaje exquisito y a la vez sencillo, lleno de hermosas metáforas y de elementos visuales, un mundo de relaciones con las cosas más cotidianas y diminutas para realzar sus valores más mínimos. Y, en medio de ese diálogo entre el poeta y el mundo, convierte a Platero en figura mítica de delicadeza y sensualidad pura.

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