Los doctores papistas se habían empeñado en demostrar à priori que, a causa de la decisiva influencia de los planetas el día veintidós de octubre de 1483— (en que la luna se encontraba en la duodécima casa celeste,——Júpiter, Marte y Venus en la tercera, el Sol, Saturno y Mercurio, todos juntos, en la cuarta),—Lutero era un hombre destinado a condenarse inevitablemente,—y que sus doctrinas, por corolario directo, estaban igualmente condenadas de antemano.
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22 octubre 2024
22 de octubre
El examen de su horóscopo, en el que cinco planetas copulaban todos al mismo tiempo con Escorpión (al leer esto mi padre siempre negaba con la cabeza en señal de desaprobación) en la novena casa celeste, que los árabes asignaban a la religión,—demostraba que a Martín Lutero le importaba un ochavo esta cuestión;——y si se orientaba el horóscopo hacia la conjunción de Marte,—se podía deducir también, clarísimamente, que estaba destinado a morir maldiciendo y blasfemando;—este influjo maligno era la constatación de que su alma (empapada de culpa) había navegado a dos puños hasta el lago de fuego del infierno.
El insignificante reparo que los doctores luteranos le ponían a esta teoría era que, sin duda alguna, tenía que haber sido el alma de algún otro hombre, nacido el 22 de octubre del 83, la que se había visto obligada a navegar a dos puños de aquella manera,—ya que, como constaba en el registro de Islaben, en el condado de Mansfelt, Lutero no había nacido el año 1483, sino el 84; y tampoco el 22 de octubre, sino el 10 de noviembre, la noche del día de San Martín, razón por la que, precisamente, él se llamaba Martín.
14 enero 2023
TRECE LINEAS (más o menos). 4 de 365
Ojalá mi padre o mi madre, o mejor dicho ambos, hubieran sido más conscientes, mientras los dos se afanaban por igual en el cumplimiento de sus obligaciones, de lo que se traían entre manos cuando me engendraron; si hubieran tenido debidamente presente cuántas cosas dependían de lo que estaban haciendo en aquel momento:—que no sólo estaba en juego la creación de un Ser racional sino que también, posiblemente, la feliz formación y constitución de su cuerpo, tal vez su genio y hasta la naturaleza de su mente;—y que incluso, en contra de lo que ellos creían, la suerte de toda la casa podía tomar uno u otro rumbo según los humores y disposiciones que entonces predominaran:——si hubieran sopesado y considerado todo esto como es debido, y procedido en consecuencia,——estoy francamente convencido de que yo habría hecho en el mundo un papel completamente distinto de aquel en el que es muy probable que el lector me vea. —Creedme, buena gente, esto no es cosa tan insignificante como muchos de vosotros podáis pensar;—me atrevería a decir que todos habéis oído hablar de los espíritus animales, de cómo se transfunden de padre a hijo, etc., etc.—y otras muchas cosas al respecto.—Pues bien, tenéis mi palabra de que nueve de las diez partes del sentido de un hombre o de su sinsentido, sus éxitos y sus fracasos en este mundo dependen de los movimientos y actividad de dichos espíritus, así como de los diferentes terrenos y sendas en que se los deposite; de tal manera que, una vez puestos en marcha, no importa ni medio penique que lo estén para bien o para mal,—allá van, alborotando como locos; y al dar los mismos pasos una y otra y otra vez, al poco rato ya han hecho con ello un camino un llano y uniforme como el paseo de un jardín; y una vez que se han acostumbrado a él, ni el mismo Diablo será a veces capaz de desviarlos.
—Perdona, querido, dijo mi madre, ¿no te has olvidado de darle cuerda al reloj?———¡Por D——!, gritó mi padre lanzando una exclamación pero cuidándose al mismo tiempo de moderar la voz——¿Hubo alguna vez, desde la creación del mundo, mujer que interrumpiera a un hombre con una pregunta tan idiota?—Perdone, pero, ¿qué estaba diciendo su padre?———Nada.
Laurence Sterne. Tristram Shandy. La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy
Título original: The Life and Opinions of Tristram Shandy, Gentleman
Laurence Sterne, 1759
Traducción: Javier Marías
[TRECE LINEAS (más o menos)]
22 octubre 2021
22 de octubre
Los doctores papistas se habían empeñado en demostrar à priori que, a causa de la decisiva influencia de los planetas el día veintidós de octubre de 1483— (en que la luna se encontraba en la duodécima casa celeste,——Júpiter, Marte y Venus en la tercera, el Sol, Saturno y Mercurio, todos juntos, en la cuarta),—Lutero era un hombre destinado a condenarse inevitablemente,—y que sus doctrinas, por corolario directo, estaban igualmente condenadas de antemano.
El examen de su horóscopo, en el que cinco planetas copulaban todos al mismo tiempo con Escorpión (al leer esto mi padre siempre negaba con la cabeza en señal de desaprobación) en la novena casa celeste, que los árabes asignaban a la religión,—demostraba que a Martín Lutero le importaba un ochavo esta cuestión;——y si se orientaba el horóscopo hacia la conjunción de Marte,—se podía deducir también, clarísimamente, que estaba destinado a morir maldiciendo y blasfemando;—este influjo maligno era la constatación de que su alma (empapada de culpa) había navegado a dos puños hasta el lago de fuego del infierno.
El insignificante reparo que los doctores luteranos le ponían a esta teoría era que, sin duda alguna, tenía que haber sido el alma de algún otro hombre, nacido el 22 de octubre del 83, la que se había visto obligada a navegar a dos puños de aquella manera,—ya que, como constaba en el registro de Islaben, en el condado de Mansfelt, Lutero no había nacido el año 1483, sino el 84; y tampoco el 22 de octubre, sino el 10 de noviembre, la noche del día de San Martín, razón por la que, precisamente, él se llamaba Martín.
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