¡Dejad brincar a los jóvenes corderos
como si siguieran el ritmo del tambor!
¡Nosotros nos uniremos con el pensamiento a vuestra multitud,
vosotros que tocáis la gaita y vosotros que jugáis,
vosotros que a través de vuestros corazones a diario
sentís el regocijo de mayo!
Aunque el resplandor que una vez fue tan luminoso
sea ahora retirado para siempre de mi vista,
aunque nada pueda devolver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria entre las flores;
no lloraremos, sino que encontraremos
fuerza en lo que queda atrás;
en la comprensión original
que al haber sido una vez debe permanecer para siempre;
en los lenitivos pensamientos que se levantan
del sufrimiento humano;
en la fe que mira a través de la muerte,
en los años que traen la mente filosófica.
William Wordsworth
La abadía de Tintern y otros poemas
Wordsworth es el poeta romántico inglés por antonomasia. Junto a Coleridge, sentó las bases del movimiento que revolucionó la poesía inglesa del XIX y abrió un camino con el que todavía están en deuda muchos poetas del siglo XX. A pesar de su importancia, la obra de este autor no ha conocido en nuestra lengua la difusión que le corresponde.
Gonzalo Torné, con excelente criterio, ha llevado a cabo una selección de los grandes poemas breves de Wordsworth —algunos nunca hasta ahora traducidos al castellano—, entre los que se cuentan algunas de las obras maestras de la poesía universal, como «La abadía de Tintern» o «Insinuaciones de inmortalidad en recuerdos de temprana infancia».
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