31 julio 2022
30 julio 2022
29 julio 2022
De Álvaro Cunqueiro: QUIEN PASÓ POR TUS OJOS, AMIGA...
QUIEN pasó por tus ojos, amiga,
dejó una mirada de amor perdida.
En tus ojos.
Dejó de amor perdida una mirada
por tus ojos quien pasó, amada.
En tus ojos.
Ceniza llevas en los ojos, amiga,
de aquella mirada de amor perdida.
En tus ojos.
Rescoldo en los ojos llevas, amada,
que no miraste a quien te miraba.
En tus ojos.
(TEXTO BILINGÜE)
Selección, Prólogo y Traducción de César Antonio Molina
28 julio 2022
De JORGE GALÁN: MINIATURA ASOMBROSA
Alguien puso semillas en mi mano
treinta árboles mañana,
un bosque cincuenta años más tarde.
Aves encontrarán el sur en esos árboles
y lobos encontrarán cobijo
y las hormigas crecerán como un cuerpo
entre las raíces ciegas y soñolientas
y alguna vez una casa y otra casa
construirán esas maderas
y el invierno bajará en sedimentos
y el otoño con su total hastío
pondrá sus pies pesados
sobre los troncos gruesos y no los vencerá.
Nada hará que se quiebren.
Y dentro de cien años cien hombres
serán hombres felices amando a sus mujeres
bajo esos techos amplios,
un perfume de bosque flotará todavía
en los hijos que lleguen,
el mundo será el mundo y la noche la noche
las lechuzas de entonces tendrán ojos más grandes
y comerán gorriones lo mismo que alacranes
y el ratón será mínimo como un insecto extraño,
su pálida pelambre lo volverá invisible
de noviembre a febrero, y no tendrá enemigo
ni el águila ni el hombre, si acaso, la serpiente.
Treinta árboles mañana,
flores malvas y rojas creciendo en ese bosque…
Ayer, unas semillas que alguien puso en mi mano
y que yo lancé al cielo.
San Salvador (El Salvador, 1973)
27 julio 2022
De Álvaro Cunqueiro, EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO
EL CABALLERO, LA MUERTE Y EL DIABLO
Antes de llegar a las ruinas del puente viejo, el río se parte en dos brazos: uno angosto y profundo y otro ancho y lodanero. Entre ambos, una lengua de arena negruzca y piedra rodada hace de isla. Cabe el pilar del puente que se asienta en ella vegeta un tejo, un solitario antiguo y rugoso, en cuyo tronco retorcido se abren grietas negras y húmedas. En abril le brotan hojas verdinegras, y en los meses de estío, bajo el entramado de su corona puntiaguda, se goza de una sombra fresca.
Paréceme que el tejo pasa ya de los mil años, a juzgar por la guinda que presenta. Entre sus raíces medran herbazas y pan del diablo, que forman, con los mazorros de espadaña colorada y las matas de cardosa, toda la flora de la isla. En invierno, cuando el río va creciendo, visitan la isla los busardos, que gustan de grandes y pausados vuelos y que por veces recuerdan los mascatos atlánticos, cuando se dejan caer desde las grises nubes a las oscuras aguas del Osar para tronzar con su pico de hierro la presa apetecida. A la isla le llaman la Salgueira. El puente lo quebraron los años, que se llevaron los arcos, ayudados de las riadas. Sólo quedaban, siendo yo rapaz, dos en extraño equilibrio y tres o cuatro muñones de pilares. Los viajeros que no querían bajar hasta Candás, cruzaban el río en la barca: una chalana remendada, despintada, sin nombre y que, no obstante, por ser la primera barca que vi sobre el agua, me parecía una hermosura. El barquero se pasaba las horas en la taberna de la Cruz; esperando viajes, la mano en el vaso, dormitaba siempre. Era un hombre a la vez melancólico y fantástico. Le llamaban Felipe de Amancia. De sus labios supe estas historias que hoy cuento. Hacíamos siesta juntos en la Salgueira, por los calores de agosto, a la sombra del tejo y al acuno del cantar del río.
Álvaro Cunqueiro
Flores del año mil y pico de ave
26 julio 2022
De Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana la primera serranilla
I
Serranillas de Moncayo,
Dios vos dé buen año entero,
pues de muy torpe lacayo
faríades caballero.
II
5Ya se pasaba el verano,
al tiempo que uno se apaña,
con la ropa a la tajaña,
encima de Vozmediano;
vi serrana sin argayo
10andar al pie del otero
más clara que sale en Mayo
el alba ni su lucero.
III
Díjele: Dios nos mantenga,
serrana de buen donaire.
15Respondió como en desgaire:
¡Ay!, que en hora buena venga
aquel que para San Payo
desta irá mi prisionero.
Y vino a mí, como un rayo,
20diciendo: Preso, montero.
IV
Díjele: Non me matedes,
serrana, sin ser oído;
pues yo no soy del partido
de esos por quien vos lo avedes,
25aunque me vedes tal sayo,
en Agreda soy frontero
y no me llaman Pelayo,
aunque me vedes señero.
V
Desque oyó lo que decía
30dijo: Perdonad, amigo;
mas folgad ora conmigo,
y dejad la montería.
A este zurrón que trayo
quered ser mi parcionero,
35pues me falleció Mingayo,
que era conmigo ovejero.
FINIDA
Entre Torellas y el Payo
pasaremos el Febrero.
Díjele: De tal ensayo,
40serrana, soy placentero.
Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana
Serranillas, canciones y decires
25 julio 2022
De Cunqueiro. Las historias gallegas
24 julio 2022
La hierba del verano
23 julio 2022
De Matsuo Bashō
Son parecidos
el lirio y su reflejo
sobre las aguas.
Matsuo Bashō
Primeros poemas
(1662-1674)
22 julio 2022
De Pierre Louÿs en Las canciones de Bilitis: El río del bosque
EL RÍO DEL BOSQUE
Me he bañado sola en el río del bosque Y seguramente asusté a las náyades porque apenas podía adivinarlas, muy lejos, bajo las aguas oscuras.
Las llamé. Para parecerme a ellas trencé tras de mi nuca lirios negros como mis cabellos con racimos de amarillos alhelíes.
Con una larga hierba acuática me hice un cinturón verde, y para vérmelo agachando la cabeza aplastaba mis senos.
Volví a llamarlas: «¡Náyades! ¡Náyades! ¡Sed buenas, jugad conmigo!». Pero las náyades son transparentes y pudiera ser que sin saberlo hubiera acariciado sus leves brazos.
21 julio 2022
De Pierre Louÿs en Las canciones de Bilitis: Las flores
LAS FLORES
Ninfas del bosque y de las fuentes, amigas bienhechoras, aquí estoy. No os escondáis, venid a ayudarme que no puedo con tantas flores, como he recogido.
Voy a buscar por todo el bosque una pobre hamadriada de erguidos brazos y en sus cabellos color de hoja prenderé mi rosa más crecida.
Mirad: he cortado tantas flores que no podré llevármelas si no me hacéis un ramo. Si os negáis, ¡cuidaros!
Ayer vi a la que entre vosotras tiene el cabello anaranjado encelada como una bestezuela con el sátiro Lamprosates y denunciaré a la impúdica.
20 julio 2022
De Pierre Louÿs en Las canciones de Bilitis: La lluvia
LA LLUVIA
Una fina lluvia ha empapado todo, calmadamente y en silencio. Todavía chispea. Saldré bajo los árboles. Descalza, para no mancharme las sandalias.
En primavera la lluvia es deliciosa. Las ramas cargadas de húmedas flores exhalan un perfume que me atolondra. Brilla al sol la delicada piel de las cortezas.
¡Ay! ¡Qué de flores en el suelo! Tened piedad de las flores caídas. No las barráis mezclándolas con el barro. Conservadlas para las abejas.
Los escarabajos y las babosas cruzan el sendero sorteando los charcos. No quiero pisarles, ni espantar a ese lagarto dorado que se despereza guiñando los ojos.
19 julio 2022
De Pierre Louÿs en Las canciones de Bilitis: El paseante
EL PASEANTE
Cuando estaba sentada al atardecer a la puerta de mi casa, acertó a pasar un joven. Me miró, volví la cabeza. Me habló, no le respondí.
Quiso acercárseme. Cogí una hoz apoyada en el muro y le habría hendido la cara si avanza un paso más.
Entonces, reculando un poco, sonrió y soplando hacia mí en el hueco de su mano, me dijo: «Recibe este beso». Y grité, y lloré tanto que acudió mi madre.
Agitada, creyendo que me había picado un escorpión. Yo lloraba: «Me ha besado». Y mi madre, me besó también llevándome en sus brazos.
18 julio 2022
De Pierre Louÿs en Las canciones de Bilitis: Palabras maternas
Mi madre me baña en la oscuridad, me viste a pleno sol y me peina en la luz; pero si salgo al claro de luna, ata mi ceñidor con doble nudo.
Me dice: «Juega con las vírgenes, danza con los niños; no curiosees por la ventana; elude la palabra de los muchachos y desconfía del consejo de las viudas».
«Un atardecer, lo mismo que a todas, uno cualquiera, rodeado de sonoros tímpanos y enamoradas flautas, vendrá a buscarte».
«Esa tarde me dejarás al marcharte Bilitis tres calabazas de hiel: una para la mañana, una para el mediodía y la tercera, la más amarga, la tercera para los días feriados».
17 julio 2022
de Pierre Louÿs: Las canciones de Bilitis
Me quité las ropas para trepar a un árbol; mis muslos desnudos abrazaban la corteza tersa y húmeda; mis sandalias caminaban sobre las ramas.
En la copa, pero aún bajo las hojas ya cubierto del calor, cabalgué sobre una rama horquillada balanceando mis pies en el vacío.
Había llovido. Caían gotas de agua y escurrían por mi piel. Tenía las manos manchadas de musgo y los dedos de los pies enrojecidos por las flores pisoteadas.
Sentía vibrar al hermoso árbol cuando le atravesaba el viento; entonces apretaba las piernas y posaba mis labios abiertos sobre la peluda nuca de un ramo.
16 julio 2022
De Antonio Machado, Horizonte
(HORIZONTE)
En una tarde clara y amplia como el hastío,
cuando su lanza blande el tórrido verano,
copiaban el fantasma de un grave sueño mío
mil sombras en teoría, enhiestas, sobre el llano.
La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,
era un cristal de llamas, que al infinito viejo
iba, arrojando el grave soñar en la llanura…
Y yo sentí la espuela sonora de mi paso
repercutir lejana en el sangriento ocaso,
y más allá, la alegre canción de un alba pura.
15 julio 2022
14 julio 2022
de Stefan Zweig: Mendel el de los libros
Por eso, cuando vi la mesa de mármol de Jakob Mendel, aquella fuente de oráculos, vacía como una losa sepulcral, dormitando en aquella habitación, me sobrevino una especie de terror. Sólo entonces, al cabo de los años, comprendí cuánto es lo que desaparece con semejantes seres humanos. En primer lugar, porque todo lo que es único resulta día a día más valioso en un mundo como el nuestro, que de manera irremediable se va volviendo cada vez más uniforme. Y además, llevado por un hondo presentimiento, el joven inexperto que fui había sentido un gran aprecio por Jakob Mendel. Gracias a él me había acercado por vez primera al enorme misterio de que todo lo que de extraordinario y más poderoso se produce en nuestra existencia se logra sólo a través de la concentración interior, a través de una monomanía sublime, sagradamente emparentada con la locura. Que una vida pura en el espíritu, una abstracción completa a partir de una única idea, aún pueda producirse hoy en día, un enajenamiento no menor que el de un yogui indio o el de un monje medieval en su celda, y además en un café iluminado con luz eléctrica y junto a una cabina de teléfono… Este ejemplo me lo dio, cuando yo era joven, aquel pequeño prendero de libros por completo anónimo más que cualquiera de nuestros poetas contemporáneos. Y, sin embargo, había sido capaz de olvidarle. Por supuesto, en los años de la guerra y entregado a la propia obra de una manera similar a la suya. Pero entonces, delante de aquella mesa vacía, sentí una especie de vergüenza frente a él, y al mismo tiempo una curiosidad renovada.
13 julio 2022
De Pedro Salinas. ¡Si me llamaras, si, si me llamaras!
¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
—¡si me llamaras, sí, si me llamaras!—
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: «No te vayas.»
Pedro Salinas
LA VOZ A TI DEBIDA (1933)
12 julio 2022
Cuando Abraham se llamaba Abram
Entró un anciano y pidió un ídolo.
—¿Cuántos años tiene? —le preguntó Abraham.
—Noventa y uno —contestó el anciano.
—Entonces, ¿cómo es que puede adorar una figurilla de barro que fue hecha hace tan sólo unas horas?
El anciano se marchó sin llevarse nada. Vinieron otros clientes. A todos Abraham les preguntaba la edad que tenían y cómo podían rendir culto a algo recién fabricado. Y todos se iban con las manos vacías.
Al caer la tarde acudió al taller una viejecita con una bolsa de harina, que puso delante de una de las figuras. Era demasiado pobre para poder comprarla y venía a adorarla al taller. Entonces, Abraham tuvo una idea. Cogió un hacha y rompió en pedazos todas las figuras, dejando sólo la más grande. Luego puso el hacha en manos de ésta y colocó la harina delante de ella.
—¡Qué desastre! —exclamó Térah a su regreso—. ¿Cómo ha ocurrido?
—Los ídolos se pelearon por la comida —explicó Abraham—. Éste, que es el más fuerte, rompió a los más pequeños para quedarse con la bolsa de harina.
—¡Mientes! —dijo Térah—. Lo has hecho tú. Estos ídolos son sólo figuras de barro; no se mueven, no tienen vida.
—Es cierto —replicó Abraham—. Pero en este caso, ¿por qué los adoras sin son simples cacharros?
Miguel Ángel Moreno
Cuentos de judíos
Cuentos y leyendas populares
11 julio 2022
Ave Fénix
Y es que pocos saben que Eva, después de haber probado la fruta, quiso compartir la experiencia con los demás habitantes del jardín. Y fue dando trocitos de manzana a los animales que vivían allí. De esta forma, los mamíferos, los reptiles, los peces, los insectos y las aves fueron probando lo desconocido. Todos menos uno, el Ave Fénix. Este sabio pájaro no quiso desobedecer a su Creador y se negó a comer la fruta prohibida.
Por eso es el único ser vivo que no muere nunca. Cada mil años se quema en el fuego que surge de él mismo, y renace de nuevo de sus cenizas, eternamente joven.
Cuentos de judíos
Cuentos y leyendas populares
10 julio 2022
De Pedro Salinas
sola que tú permites,
felicidad, alma sin cuerpo.
Dentro de mí te llevo
porque digo tu nombre,
felicidad, dentro del pecho.
«Ven»: y tú llegas quedo;
«vete»: y rápida huyes.
Tu presencia y tu ausencia
sombra son una de otra,
sombras me dan y quitan.
(¡Y mis brazos abiertos!)
Pero tu cuerpo nunca,
pero tus labios nunca,
felicidad, alma sin cuerpo, sombra pura.
PRESAGIOS
(1923)
09 julio 2022
De Juan Ramón Jiménez
todo cubierto de niebla;
ya se han ido lentamente
los rebaños a la aldea.
Es un paisaje sin voces,
triste paisaje que sueña,
con sus álamos de humo
y sus brumosas riberas.
Voy por el camino antiguo
lleno de ramaje y yerba,
sin pisadas, con aroma
de cosas vagas y viejas.
Paisaje velado y lánguido
de bruma, nostalgia y pena:
cielo gris, árboles secos,
agua parada, voz muerta.
Sobre los álamos blancos
de la dormida ribera,
una luna rosa y triste
va subiendo entre la niebla.
Arias tristes, ed. Centenario,
«Arias otoñales», IV, p. 66
Juan Ramón Jiménez
Antología general
Selección
Francisco López Estrada
María Teresa López García-Berdoy
08 julio 2022
07 julio 2022
06 julio 2022
05 julio 2022
04 julio 2022
03 julio 2022
02 julio 2022
21 de noviembre
El 21 de noviembre de 1975, Buenos Aires empezó siendo una mañana fría, soleada, menos húmeda que de costumbre. Como todos los viernes...