EL RÍO DEL BOSQUE
Me he bañado sola en el río del bosque Y seguramente asusté a las náyades porque apenas podía adivinarlas, muy lejos, bajo las aguas oscuras.
Las llamé. Para parecerme a ellas trencé tras de mi nuca lirios negros como mis cabellos con racimos de amarillos alhelíes.
Con una larga hierba acuática me hice un cinturón verde, y para vérmelo agachando la cabeza aplastaba mis senos.
Volví a llamarlas: «¡Náyades! ¡Náyades! ¡Sed buenas, jugad conmigo!». Pero las náyades son transparentes y pudiera ser que sin saberlo hubiera acariciado sus leves brazos.
Pierre Louÿs
Las canciones de Bilitis
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