07 junio 2021

7 de junio

¿A qué se debe, pues, que, desde Platón, todos los constructores de filosofías hayan edificado en falso? ¿Cómo es posible que todo amenace ruina? ¿Cómo se encuentra reducido a escombros lo que los filósofos consideraban más duradero que el bronce? ¡Qué equivocada es, desgraciadamente, la respuesta que se sigue dando a esta pregunta!: que «todos se olvidaron de cuestionar la hipótesis, de examinar el fundamento, de someter a crítica a toda la razón».

Esta funesta contestación de Kant no nos ha conducido a los filósofos a un terreno más sólido y menos inseguro; pero, dicho sea de pasada, ¿no era un poco extraño pedirle a un instrumento que criticase su propia aptitud y perfección? ¿No era absurdo exigirle a la razón que ella misma calculara su valor, su fuerza y sus límites? Por el contrario, la verdadera respuesta hubiera sido que todos los filósofos, tanto Kant como los anteriores a él, han construido sus edificios sobre la seducción de la moral; que su

Camino rural

 camino rural

06 junio 2021

6 de junio

El viajero entra en una tienda donde hay de todo.

—¿Tienen ustedes algo típico de aquí, algo que me pueda llevar como recuerdo de Guadalajara?

—¿Algo típico, dice?

—Pues, sí… Eso digo.

—No sé… ¡Como no busque usted bizcochos borrachos!

El viajero, en una talabartería pequeñita, que huele a cuero y a grasa, y que tiene un amo orondo y bien nutrido, que casi no cabe dentro, compra una testera de cuero.

—¿Es para mula?

El viajero duda un momento.

Retablo de la iglesia de Santa María de Luanco

 Retablo de la iglesia de Luanco

05 junio 2021

5 de junio

5 de junio, 1966

Hoy es sábado, cinco, sí, creo que es cinco, y esta mañana entregué a Baeza el original de la primera parte de Las ínsulas extrañas. Ayer recibí el resto de la copia, y da un total asombroso de 187 folios: 187 folios que deben de estar escritos a espacio y medio, con lo cual, Gonzalito, te está resultando una novela de tomo y lomo. La he entregado, espero el resultado de la lectura, y puede suceder, naturalmente, que guste o que no guste. Ahora bien, con la copia venía una nota de Ll., a quien considero una lectora inteligente, que considero bastante satisfactoria. Como por otra parte a mí también me gusta (en la medida en que mi juicio puede ser válido), creo que de momento estoy obligado a continuarla. He suprimido de esa copia, siguiendo el mismo criterio que con los folios anteriores, la mayor parte de las acotaciones que Ll. llama de evasión, y he dejado únicamente las que a mí me parecen indispensables: porque tengan gracia, porque tengan valor constructivo, y alguna de ellas porque tiene valor poético.

Y ahora acabo de escuchar mis notas de anteayer, y la conclusión que saco de ellas es que no sé por dónde ando. Dada la situación, dado el material de que dispongo, va a ser inevitable que la segunda parte sea, al menos en su mitad, todo lo que hoce Landrove a lo largo del día, porque hasta ahora es Landrove el que conduce la acción: me refiero a la acción de la segunda parte.

Gonzalo Torrente Ballester
Los cuadernos de un vate vago

En Los cuadernos de un vate vago Torrente da cuenta de cómo nacieron algunas de sus novelas. Entre 1961 y 1976, Torrente recogió gran parte de sus notas trabajo en cintas magnetofónicas. Al magnetófono le contaba sus problemas durante la escritura, le hablaba acerca de la gestación de varias de sus obras o de sus miedos y sus alegrías. A veces, incluso, le contaba al magnetófono la historia y luego la transcribía. En este volumen se recogen, tal cual se narraron y con la mínima corrección, este conjunto de soliloquios. Se trata de una obra de características inéditas en las letras españolas, y posiblemente universales, por la técnica empleada en ella; y en un texto de gran dimensión literaria: paso de la literatura oral a la literatura escrita, en una bellísima y contundente prosa.


Soportales

 Vista de Luanco

04 junio 2021

4 de junio

Sin embargo, la isla que más ha excitado la fantasía de la posteridad es la isla de los Bienaventurados, a la que llegan nuestros navegantes tras siete años de peripecias, lugar de gran delicia y amenidad.

La isla de los Bienaventurados forzosamente había de suscitar un deseo incontenible, de modo que durante toda la Edad Media, e incluso en el Renacimiento, se creía firmemente en su existencia. Aparece en los mapas, como en el mapamundi de Erbsdorf, y en un mapa de Toscanelli realizado para el rey de Portugal. A veces se sitúa en la latitud de Irlanda, en los mapas más modernos se coloca más al sur, a la altura de las Canarias, o islas Afortunadas, y a menudo las islas Afortunadas se confunden con la isla llamada de San Brandán; otras veces esta se identifica con el grupo de las Madeira, e incluso con otra isla inexistente como la mítica Antilia, tal como aparece en el Arte del navegar de Pedro de Medina, del siglo XVI. En el globo de Behaim, de 1492, la isla estaba situada bastante más hacia Occidente y cerca del ecuador. Y ya se le había asignado el nombre de isla Perdida, Ínsula Perdita.

22 de noviembre

  Deirdre frunció el entrecejo. —No al «Traiga y Compre» de Nochebuena —dijo—. Fue al anterior… al de la Fiesta de la Cosecha. —La Fiesta de...