El viajero entra en una tienda donde hay de todo.
—¿Tienen ustedes algo típico de aquí, algo que me pueda llevar como recuerdo de Guadalajara?
—¿Algo típico, dice?
—Pues, sí… Eso digo.
—No sé… ¡Como no busque usted bizcochos borrachos!
El viajero, en una talabartería pequeñita, que huele a cuero y a grasa, y que tiene un amo orondo y bien nutrido, que casi no cabe dentro, compra una testera de cuero.
—¿Es para mula?
El viajero duda un momento.