05 enero 2021

La noche de Reyes

La Befana es un personaje típico de la mitología infantil italiana. Es una bruja muy fea, siempre a caballo de su escoba, que en la noche de Reyes desciende por las chimeneas de las casas, para dejar regalos a los niños. 

Llamaremos «análisis fantástico» de un personaje a su descomposición en «factores primos», con la finalidad de hallar nuevos elementos para la construcción del «binomio fantástico»; es decir, para inventar nuevas historias sobre ese personaje. 

Tomemos a la Befana. No vive propiamente en las fábulas, pero da lo mismo. Además, usándola para el ejercicio, demostraremos que el análisis puede ser aplicado a cualquier tipo de personajes, desde Pulgarcito a Ulises, de Pinocho a Texas-Jack. 

Respecto a las «funciones» de Propp, podemos describir a la Befana como una «donante». En el análisis, la Befana puede ser dividida en tres partes: Como la Galia de Julio César, y la Divina Comedia: 

—la escoba 

—el saco de los juguetes 

—los zapatos rotos (citados en una famosa cancioncilla popular) 

Otros dividirán a la Befana de forma diversa, y serán muy dueños de hacerlo. A mí me basta su partición en tres. 

Cada uno de los tres «factores primos» ofrecerá su iniciativa creativa, a cambio de ser interrogado por el método de la posibilidad. 

La escoba. Habitualmente, la Befana la usa para volar. Pero si extrañamos el objeto de su contexto, debemos preguntarnos: ¿Qué hace la Befana con la escoba, después de la noche de Reyes? De esta pregunta nacen muchas hipótesis. 

a) Acabada su misión en la Tierra, la Befana viaja hacia otros mundos del sistema solar y de la Galaxia. 

b) La Befana utiliza la escoba para limpiar su casa. ¿Dónde vive? ¿Qué hace el resto del año? ¿Recibe correspondencia? ¿Le gusta el café? ¿Lee los diarios? 

c) No hay una sola Befana. Hay muchas. Habitan en el país de las Befanas, donde el principal negocio, no hay ni que decirlo, es el de las escobas. Sirven a la Befana de Reggio Emilia, a la Befana de Omegna, a la de Sarajevo. El consumo de escobas es notable. La Befana dueña del establecimiento incrementa su negocio lanzando continuamente al mercado nuevos modelos: un año la mini-escoba, el año siguiente la maxi, después la midi, etc. Se enriquece y monta un negocio de aspiradores. Ahora las Befanas circulan en electrodomésticos, causando grandes complicaciones cósmicas: los aspiradores aspiran polvo de estrellas, pajaritos, cometas, aviones con todos sus pasajeros (que después son reintegrados a sus domicilios haciéndolos bajar por la chimenea). 

El saco de los regalos. Lo primero que me viene a la cabeza es que el saco tenga un agujero. Sigo la posibilidad, sin detenerme a pensar, para ahorrar tiempo. 

a) Mientras la Befana vuela, los regalos se le escapan por el agujero y van cayendo. Una muñeca cae en la madriguera de unos lobeznos, que se hacen ilusiones: «Ah, —dice la loba— es como en la historia de Rómulo y Remo. Tenemos la gloria en las manos.» Cuidan amorosamente de la muñeca, que no crece, mientras los lobeznos, sin pensar en la gloria, juegan con ella. Pero si escogemos hacer que la muñeca crezca, se le abre un destino de aventuras: será la muñeca-Tarzán, la muñeca-Mowgli… 

b) Se prepara una lista de regalos y otra de destinatarios. Se acoplan al azar (el agujero en el saco es en realidad una abertura hacia el azar, no necesariamente hacia el caos). Un abrigo de visón, regalo encargado por el arquitecto para su amiga, cae en Cerdeña, junto a un pastor que cuida ovejas, en la fría noche invernal. Bien hecho… 

c) Cosamos el agujero del saco. Partamos de la existencia de muchas Befanas, y por tanto de muchos sacos. Si se produce un error en la salida la Befana de Reggio Emilia llevará sus juguetes a Domodossola, la de Massa Lombarda a Minervino Murge. Cuando se dan cuenta del error, las Befanas se desesperan. Hacen un viaje de inspección, para inventariar los daños causados. Ningún daño: los niños son iguales en todo el mundo, y gustan de los mismos juguetes. (Pero no debemos excluir una conclusión menos poética: los niños de todo el mundo gustan de los mismos juguetes porque son las mismas multinacionales las que los fabrican…, todos escogen los mismos juguetes, porque alguien ha elegido por ellos…). 

Los zapatos rotos: Como objeto fantástico, los zapatos rotos —generalmente pasados por alto por los analistas— no resultan menos productivos que la escoba y el saco de juguetes. 

a) La Befana, decidida a hacerse con unos zapatos nuevos, registra en todas las casas donde va a dejar regalos, y acaba llevándose unos de una pobre maestra jubilada, que sólo tenía ese par. 

b) Los niños, al saber que la Befana tiene los zapatos rotos, se apiadan de ella hasta el punto de escribir a los periódicos; la televisión inicia una colecta. Una banda de aprovechados va por las casas recogiendo ilegalmente las ofertas; consiguen reunir doscientos millones y se van a gastarlos a Suiza y Singapur. 

c) Los niños buenos, la noche de Epifanía, junto al calcetín para los regalos, colocan un par de zapatos nuevos para la Befana. Pero la Befana de Vigevano, que es la primera en enterarse, pasa por todas las casas, recogiendo todos los zapatos. Después en el país de las Befana, abre una zapatería, se enriquece, y también ella se va a Suiza y Singapur. 

No pretendo con esto haber hecho un análisis completo de la Befana. He querido demostrar cómo el análisis fantástico hace trabajar la imaginación sobre datos simples: un nombre, una palabra, el encuentro entre dos palabras, entre un elemento de fábula y otro real nos ofrece las oposiciones elementales sobre las que la imaginación articula la historia, pone en movimiento hipótesis fantásticas, se abre a la introducción de «claves» (por ejemplo la «clave espacial»). Se trata en suma de un ejercicio en que intervienen contemporáneamente numerosas técnicas de invención, como se podría demostrar ahora fácilmente, haciendo el «análisis del análisis». Pero resultaría un poco pedante, ¿no?

Gianni Rodari
Gramática de la fantasía
Introducción al arte de inventar historias


Debemos considerar «Gramática de la Fantasía», como un clásico del prestigioso escritor italiano, en él se encarga de difundir una serie de técnicas cuyo objetivo principal está centrado en el desarrollo de la creatividad de los niños, en el momento de escribir historias y relatos fantásticos. Gianni Rodari demuestra a través de una selección de actividades cómo se ponen en juego los mecanismos fantásticos y analiza los «secretos» de la creación literaria para que los educadores puedan trabajar «la escritura» en las aulas, proveyendo a la invención de cuentos y narraciones cargadas de diversión y entusiasmo. Esta obra, producto de las investigaciones realizadas por Rodari, ejemplifica a través de situaciones concretas, desarrolladas en escuelas italianas, estrategias de trabajo conjunto entre docentes y alumnos. Rodari dice en el prefacio de su obra «… se habla aquí de algunas formas de inventar historias para niños y de cómo ayudarles a inventarlas ellos solos…» y que además espera que… «estas páginas puedan ser igualmente útiles a quien cree en la necesidad de que la imaginación ocupe un lugar en la educación: a quien tiene confianza en la creatividad infantil…». Las técnicas que se explicitan en este libro son: el binomio fantástico, la hipótesis fantástica, el juguete como personaje, el niño como protagonista, el tratamiento de cuentos clásicos, fábulas, personajes de diversos materiales, la construcción de adivinanzas, de limerick, historias equivocadas y muchas más. «Gramática de la fantasía» ya es un clásico que no debe faltar en la biblioteca de todo docente preocupado por desarrollar la escritura espontánea. Servirá de instrumento para incrementar la imaginación, desde una propuesta práctica y reflexiva, convirtiéndose además, en un valioso material a tener en cuenta a la hora de promover espacios de acercamiento a la lectura.

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