17 enero 2021

17 de enero

 UN CAMBIO DE TIMÓN EN LA HISTORIA

Ante la crisis de los hechos y de las ideas, ¿cómo situarnos? «Situarse» significa para mí adquirir noción de nuestra posición relativa en un marco referencial. Sólo así cabe empezar a saber hacia dónde corren los ríos; hacia dónde vamos. En un intento de saberlo, escribí hace diez años un libro, que acaba de ser reeditado y puesto al día, para estudiar Las fuerzas económicas de nuestro tiempo. Como algunos de ustedes seguramente saben, mi versión de esas fuerzas las organizaba en tres haces: fuerzas demográficas, técnicas y sociales. Pensando en que la presión demográfica irá cesando (pero sus efectos para la próxima generación se están ya engendrando hoy) a medida que se modernice el comportamiento humano, mi interpretación reducía a dos el conjunto de fuerzas determinantes: los factores técnicos y los sociales, como una urdimbre y una trama, creando el tejido continuo de la historia. Pues bien, aunque no pretendo, ni mucho menos, garantizar mis interpretaciones, puedo decir al menos que, al revisar ahora este libro, los diez años transcurridos más bien confirman que refutan la tesis. Y los hechos registrados desde entonces, desde las reformas soviéticas de 1965 hasta la nueva constitución china de 17 de enero último, añaden además ciertos elementos y datos en los que voy a apoyarme, sin detallarlos demasiado, para mis afirmaciones de hoy, que espero puedan tomarse como base de discusión ulterior.

Me propongo afirmar, concretamente, que estos años setenta inician una nueva etapa histórica, que supera y rebasa definitivamente la etapa de la posguerra y que supone, probablemente, una especie de antesala del siglo XXI, en cuyo umbral empezamos a entrar ahora. Por supuesto, siempre es difícil periodizar en un análisis histórico, y más todavía cuando se están viviendo los acontecimientos y falta la perspectiva temporal, pero casi me atrevería a precisar que el año 1971 es el año de un cambio de timón. En efecto, dentro de lo imposible que es dar una fecha concreta para acontecimientos que son continuos y hasta encabalgados, el dicho año acumula una serie de hechos que nos inducen a tomarlo como un serio candidato para jalonar la etapa. En primer lugar, en 1971 se produjo la devaluación del dólar, que redujo esta moneda, dentro de su importancia, a ser como las demás, vulnerable a la erosión, apeada de su pedestal casi inconmovible al parecer. Además, fue el año del ingreso de China en las Naciones Unidas, acabando así una de las ficciones más grotescas de la etapa anterior. Fue también el año del XXIV Congreso del Partido de la Unión Soviética y el comienzo de un nuevo plan; fue, igualmente, el año en que al fin se decidió la incorporación del Reino Unido al Mercado Común. Y, si se quiere la anécdota, fue también el año de la quiebra de la Rolls-Royce; es decir, simbólicamente, casi la del viejo imperio… En fin, aunque no sea precisamente 1971, ¿qué significa esta crisis sino justamente eso: una etapa de reajuste, de transición, desde un mundo a otro?

José Luis Sampedro
Economía humanista, algo más que cifras

Una interesantísima antología de los escritos sobre economía de José Luis Sampedro. «En tiempos de penumbra, el pensamiento de Sampedro nos sigue sirviendo para encontrar una luz que nos ilumine, aunque sea tenue, para salir del túnel en el que nos hemos metido». Extracto del prólogo de Carlos Berzosa José Luís Sampedro, uno de los escritores e intelectuales españoles más queridos y respetados, desarrolló una brillante carrera como economista. Sin embargo, su labor en este campo quedó quizá oscurecida por su dimensión humana y literaria. Esta colección de artículos cuidadosamente seleccionados por Olga Lucas y Carlos Berzosa pretende recuperar esa faceta, resaltando la lucidez y profundidad de su pensamiento, la solidez de su formación, la originalidad de sus planteamientos y su capacidad extraordinaria para traducir complejos conceptos económicos al lenguaje común del no iniciado en la materia. «Los trabajos incluidos en este volumen responden a una trayectoria docente inspirada en el espíritu social de los maestros que me formaron», dijo Sampedro, y queda plenamente demostrado en su preocupación por cuestiones como la ecología, las relaciones entre economía y política, la distribución de los recursos, el desarrollo, y muy especialmente en su empeño por humanizar una ciencia que suele ser representada con una frialdad impasible.

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