31 mayo 2025

LA CAPILLA SIXTINA DE CASTILLA

  LA CAPILLA SIXTINA DE CASTILLA

CASTILLA se va entretejiendo, como ocurre con España entera, sobre un cañamazo cultural muy complejo, pero en el que destaca de manera singular el fragor de las luchas con los islámicos y las largas paces en convivencia con ellos. «Del neolítico a los almohades, la presencia frecuentemente agresiva de África es un dato tan fundamental para la geografía como para la historia hispánicas», ha escrito con toda lucidez Jacques Fontaine. Y, por fuerza y por dentro, la historia y el alma colectivas, los sentires, pensares y vivires de Castilla son, ciertamente, fronterizos; y, para adentrarnos en ellos, hay que pasar por un arco de herradura. Tomás de Aquino, en su espléndida madurez espiritual, se paraba ante las puertas y dudaba un tanto antes de traspasar su umbral, porque una puerta que se abre es siempre un «novum» lo que promete a nuestros ojos y nos exige su comprensión. En este caso, la de Castilla como Oriente, antes de convertirse, luego, en un país románico y europeo; si es que llega a ser esto último, que éste es otro cantar y otro cuento, como decía Kipling, que habrá que contar más adelante.

El Dublín descrito por Joyce al estilo de Helen Levitt

El Dublín descrito por Joyce al estilo de Helen Levitt

23 mayo 2025

ALEGRÍAS PARA TODOS

 ALEGRÍAS PARA TODOS

Un pagano le dijo a un Sabio:

—Ustedes no festejan como nosotros, cuando nosotros nos damos a la alegría, ustedes se abstienen. ¿Cuándo tenemos alegrías comunes?

—Las tenemos cuando la tierra nos otorga sus frutos. Para disfrutarlos, el Eterno no invita a sacerdotes, levitas o israelitas, sino que invita a toda la tierra.


Simón Moguilevsky

Anécdotas talmúdicas y de rabinos famosos

Campánulas al estilo de Edith Holden

Flores al estilo de Edith Holden

21 mayo 2025

La cajita de Cornell

Los recuerdos de "La cajita de Cornell" ... ¡Ah! en ese cofrecillo habitan mis antiguos poderes: hay rojo polvo de ladrillo, un charco azul y gusanitos que hacían seda blanca, y un espejo. Cristales de la vasija oscura que contenía polvos para el rostro de Mábel, ya pálida. Una cuerda, lacre, lilas, y un retrato color sepia, de ella. ¡Si pudiera volver a abrirlo! Sería inmortal como los dioses. JJL.

16 mayo 2025

CADA UNO SEGÚN SU CAPACIDAD

 

CADA UNO SEGÚN SU CAPACIDAD

Los Sabios que estudiaban en la gran Academia de Yavne, solían decir: «Yo que estoy sentado estudiando, soy una persona y mi compañero el ignorante, es también una persona. Yo hago mi trabajo en la ciudad y él en el campo. Me levanto temprano para perfeccionar mi trabajo y él hace lo mismo con el suyo. Así como él no se vanagloria con su trabajo, yo tampoco lo hago con el mío. Ustedes dirán que hago mucho y él hace poco. No, porque aprendimos que tanto el que hace mucho y el que hace poco, son iguales, siempre que la intención sea buena».


Simón Moguilevsky

Anécdotas talmúdicas y de rabinos famosos

Disfrutar con la naturaleza

Disfrutar con la naturaleza

15 mayo 2025

Un poema de Emily

Un poema de Emily ---

El agua se aprende por la sed;

la tierra, por los océanos atravesados;

el éxtasis, por la agonía.

La paz se revela por las batallas;

el amor, por el recuerdo de los que se fueron;

los pájaros, por la nieve.

 

Emily Dickinson

 El viento comenzó a mecer la hierba

14 mayo 2025

La bondad del corazón

 La bondad del corazón

 

Un maestro invitó a sus discípulos a indicar qué cosa creyesen más honestamente provechosa al hombre.

Uno propuso la sobriedad; el otro, la adquisición de un buen amigo; un tercero, la de un buen vecino; un cuarto, la previsión de lo futuro.

El quinto, finalmente, propuso la bondad del corazón. El maestro no aprobó la propuesta de los otros, porque, díjoles, en la bondad del corazón todas las cosas se comprenden.


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

Plaza Mayor de Salamanca

Ilustración

13 mayo 2025

Una piedra ofrecida y aceptada. Leyenda

 Una piedra ofrecida y aceptada. Leyenda

 

En todas las ciudades de Judea había un festivo revuelo, un incesante trajín para preparar ofrendas y víctimas y llevarlas a Jerusalén, y todos los caminos que conducían a la santa ciudad estaban llenos de solícitos oferentes que hacían resonar los aires con alegres canciones.

En medio de este tumulto festivo, el pío Haniná caminaba triste, muy triste, con la cabeza baja. Ardía el buen hombre en deseos de dirigirse también a Jerusalén, pero se avergonzaba de ir sin ofrendas. Y no tenía medio alguno de adquirirlas, porque era tan pobre que apenas tenía para sustentar la vida.

El espectáculo de aquel bullicio redoblaba su melancolía, y así se salió de la ciudad y fue a sentarse sobre unas ruinas; y allí por entre los escombros daba vueltas apresurado. En uno de sus paseos tropezó con una gran piedra, se detuvo y le vino a la mente una idea. Ya que —dijo para sí— no puedo llevar otra cosa, llevaré esta piedra y la consagraré al Templo.

Contento con aquella idea, se puso con toda el alma a trabajar la piedra: la limpió, la pulió, la abrillantó y la adornó con bellos colores. Satisfecho de su obra, se dispuso a dar cima a su pensamiento. Pero el pobre hombre no había contado con lo mejor. ¿Cómo llevar aquel grave peso hasta Jerusalén? Ante este imprevisto obstáculo, el mísero volvió a caer en profunda tristeza.

Entretanto, he aquí que pasan cerca de él dos robustos obreros. Haniná se reanima, los llama y les pregunta cuánto querrían por llevar aquella piedra a Jerusalén.

–Cien monedas —respondiéronle.

–¡Cien monedas! —repite espantado el doctor—. No podría daros más de cinco.

Y con las lágrimas en los ojos, se apoya en su amada piedra y ruega.

Pasan otros dos obreros, se acercan a él, le preguntan su deseo, le proponen contentarle por la gracia de cinco monedas: se hacen cargo de la piedra, y en un abrir de ojos he aquí a todos en Jerusalén.

El piadoso varón va a pagarles, se vuelve y... habían desaparecido. Eran dos ángeles.


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

Casa de las Conchas (Salamanca)

Ilustración

12 mayo 2025

12 de mayo

 12 de mayo. Pido que se me permita exponer los hechos en toda su desnudez, en toda su crudeza, a fin de que sea posible verificarlos en los libros y no sea posible ponerlos en duda. Debo tratar de que no se confundan con lo que he podido observar por mí mismo, ni con mis recuerdos. Ayer noche, cuando el conde salió de su habitación para acudir a mi encuentro, comenzó a interrogarme sobre cuestiones de derecho y el modo de tratar ciertos asuntos. Precisamente, como no sabía en qué pasar el tiempo y mantener la mente ocupada, había estado todo el día consultando varios volúmenes y refrescando diversos temas que estudié en Lincoln’s Inn. Como en las preguntas del conde existía cierto orden, cierta ilación, trataré de respetar dicho orden al reproducirlas. Lo cual, seguramente, me será útil algún día.

Para empezar, me preguntó si en Inglaterra era posible tener a la vez dos abogados, o varios. Le contesté que, si tal era su deseo, podía tener una docena, aunque era más prudente tener uno solo para un solo negocio, al menos, ya que si recurría a varios a la vez, el cliente podía estar seguro de obrar contra sus intereses. El conde apreció mi respuesta y me preguntó si habría alguna dificultad de orden práctico a que, por ejemplo, un abogado o procurador velase por sus operaciones financieras, y otro se encargase de recibir las mercancías expedidas por mar, en caso de que el primer abogado habitase lejos del puerto. Le rogué que se explicase con más claridad, con el fin de no inducirle a una apreciación errónea con mis respuestas.
—Pues bien —continuó—, supongamos esto: nuestro común amigo Peter Hawkins, que vive a la sombra de la hermosa catedral de Exeter, que se halla lejos de Londres, compra para mí, por su intervención, una morada en dicha ciudad. Bien, ahora permita que le diga con toda franqueza (ya que usted hallaría extraño que me haya dirigido para este negocio a un procurador que vive tan lejos de Londres, y no a uno de la capital) que no deseaba que ningún interés particular pudiera interponerse en mis propósitos. Un abogado londinense tal vez habría intentado, en esta transacción, conseguir cierto beneficio personal o favorecer a un amigo; por esto preferí buscar un intermediario que, repito, serviría mejor a mis propios intereses. Supongamos ahora que yo, que llevo entre manos diversos negocios, quiero enviar unas mercancías, digamos a Newcastle, a Durham, a Harwich o a Dover. ¿No gozaré de mejores facilidades sirviéndome de un intermediario que viva en uno u otro de esos puertos?
Contesté que, ciertamente, sería más simple, aunque los abogados y procuradores habían creado entre sí un sistema de agencias que les permitían solucionar cualquier asunto de acuerdo con las instrucciones de otro abogado; de modo que un cliente puede confiar sus intereses en un solo abogado sin tener que preocuparse por nada más.
—Pero —replicó—, en mi caso, ¿podría dirigir yo personalmente el asunto?
—Naturalmente. A menudo, los hombres de negocios no desean que otros entren en conocimiento de las transacciones en curso.
—Perfecto —replicó.
Acto seguido se informó de la manera en que debía realizarse una expedición, me preguntó cuáles eran las formalidades exigidas, y a qué dificultades se exponía si antes no se adoptaban todas las precauciones. Le di toda clase de explicaciones, y cuando nos separamos tuve la impresión de que el conde lamentaba no haber ejercido la carrera de abogado, ya que ciertamente tenía buenas condiciones para ello, puesto que en todo había pensado y todo lo había previsto. Por tratarse de un hombre que jamás había estado en Inglaterra y que carecía, evidentemente, de práctica en los asuntos legales, sus conocimientos y su perspicacia al respecto resultaban sorprendentes. Cuando se sintió satisfecho con las explicaciones que había recibido y, por mi parte, hube consultado algunas cláusulas en los libros que tenía a mi disposición, se levantó bruscamente.
—Después de su primera carta —me preguntó—, ¿ha vuelto a escribir a nuestro amigo Peter Hawkins, o a alguien más?
Con cierto pesar le contesté que no, ya que todavía no había tenido ocasión de enviar ninguna carta a nadie.
—Bien, escriba ahora —me aconsejó, apoyando su pesada mano en mi hombro—. Escriba al señor Hawkins y a quien quiera, anunciando que usted se quedará aquí todavía un mes a partir de hoy.
—¿Tanto tiempo he de estar aquí? —indagué, estremeciéndome.
—Sí, tal es mi deseo, y no aceptaré ninguna negativa. Cuando su amo, su jefe (poco importa la forma de llamarle), se comprometió a enviarme a alguien en su nombre, quedó bien entendido que emplearía los servicios de su agente como mejor me conviniese. ¿No hay negativa? ¿Está de acuerdo?

Bram Stoker
Drácula
Penguin Clásicos

Jonathan Harker viaja a Transilvania para cerrar un negocio inmobiliario con un misterioso conde que acaba de comprar varias propiedades en Londres. Después de un viaje plagado de ominosas señales, Harker es recogido en el paso de Borgo por un siniestro carruaje que lo llevará, acunado por el canto de los lobos, a un castillo en ruinas. Tal es el inquietante principio de una novela magistral que alumbró uno de los mitos más populares y poderosos de todos los tiempos: Drácula.

Paisaje (junto al río Tormes en Salamanca)

Ilustración

11 mayo 2025

La casa de Dios

 La casa de Dios

 

Cuando los ángeles, ministros de la voluntad divina, descienden sobre la tierra, son rayos y vientos. Ante el trono celeste son todo fuego.

Alrededor del trono divino hay cuatro grupos angélicos: a la derecha está el de Miguel, a la izquierda el de Gabriel, el de Ariel delante, y detrás el grupo de Rafael.

Y todos perpetuamente salmodian a Dios.

Sobre sagrado trono altísimo está invisible la majestad de Dios: y lleva sobre la cabeza misteriosa corona, sobre la cual están esculpidas las sagradas letras del nombre inefable de Dios.

A su derecha está la vida; a la izquierda, la muerte; en la mano tiene un cetro de fuego, la mirada abarca todo el universo. Y un místico velo cubre el trono inmortal.


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

Parece Salamanca

 Ilustración

09 mayo 2025

Cómo Dios se adapta a la pequeñez del hombre

 Cómo Dios se adapta a la pequeñez del hombre

 

Una luz perenne debía lucir en el Tabernáculo. El ojo humano tiene blanco y negro: y gracias a esto ve. Y Dios, que es todo luz, ¿puede tener necesidad de la luz humana? Pero esto fue dispuesto no por necesidad de Dios, sino por decoro del hombre.

El hombre enciende una luz con otra luz; pero no enciende una luz con las tinieblas. Dios, que de las tinieblas saca la luz, ¿puede tener necesidad de la luz humana?


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

Sobre Salamanca

 Ilustración

08 mayo 2025

El huésped del hombre

 El huésped del hombre

 

–¿Dónde vas? —preguntaban al doctor Hillel sus discípulos en el momento en que se despedían de él.

–Voy a procurar un poco de sosiego a mi huésped.

–¿Tienes un forastero en casa? —preguntaron los jóvenes.

Repuso el maestro: –¿Y la pobre alma no es el propio huésped de nuestro cuerpo? Hoy está aquí, mañana en el cielo.


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

Un paseo por Madrid, pasarela sobre el río Manzanares.

 Un paseo por Madrid

07 mayo 2025

El infierno

 El infierno

 

Un doctor decía: «No hay infierno, pero la eternidad misma es infierno para el impío.»

Otro creía en la existencia de un infierno de fuego.

Un tercero decía: «No hay infierno, pero del mismo impío nace un fuego que lo abrasa y martiriza.»


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

San Pedro, iglesia en Gijón

 San Pedro en Gijón

06 mayo 2025

Los méritos de los humildes

 Los méritos de los humildes

 

Rab Huná era hombre de santas costumbres y de gran doctrina, y muy venerado y estimado de sus cofrades.

Próximo a la casa de este gran doctor vivía una pobre mujer, la cual a duras penas iba saliendo adelante; y todavía, en su escasez, hallaba modo de ser útil a sus compañeras de fatiga. Una vez a la semana hacía cocer el pan en un horno calentado a su costa. Apenas retiraba su pan, procuraba que el horno estuviese encendido aún, a fin de que sus compañeras pobres hiciesen su cochura.

Sucedió una vez que se produjo un gran incendio en aquellas cercanías; pero cuando llegó cerca de la casa del doctor, casi por milagro se extinguió.

Los ciudadanos tuvieron desde entonces en mayor respeto al doctor y juzgaron que por sus méritos el incendio no hubiese cundido más allá.

Pero durante el sueño de aquellos ciudadanos que habían forjado tal juicio sonó una voz milagrosa y dijo: «Rab Huná es un gran hombre, pero el incendio se extinguió por los méritos de la pobre mujer que vive allí cerca.»


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)

Más o menos, vista de Castro Urdiales

Más o menos, vista de Castro Urdiales

05 mayo 2025

La causa de los sacrificios

 La causa de los sacrificios

 

¿Por ventura se sustenta el Señor de la carne y la sangre? ¿Y por qué, pues, ha impuesto los sacrificios a Israel?

El Señor, de otra parte, no ha impuesto los sacrificios, sino que solo los ha consentido. Así decía Dios a Israel: «No creas que los sacrificios tienen la eficacia de persuadir a mi voluntad; no imagines cumplir por ello un deseo mío. Pues no por mi voluntad, sino por tu deseo, sacrificas.»

¿Y por qué la ley divina ha permitido los sacrificios?

Un hijo de un rey, en vez de comer en la mesa regia, siempre andaba de orgía con malos compañeros, con lo que adquiría modales y costumbres obscenas. Dijo el rey: «De hoy en adelante mi hijo comerá siempre a mi mesa. Así aprenderá modales y costumbres más decentes y honestas.»

Así Israel estaba acostumbrado a ofrecer holocaustos y víctimas a falsos Dioses y a demonios; y en esta práctica había puesto mucho amor y pasión. Dijo el Señor: «Ofréceme solamente a mí los sacrificios: así serán al menos ofrecidos al verdadero Dios.»


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)



Iglesia prerománica junto a la montaña

 Iglesia Románica junto a la montaña

01 mayo 2025

Hurto a Dios

 Hurto a Dios

 

Es más grave el hurto hecho al hombre que el hurto hecho a Dios.


Rafael Cansinos Assens (traductor)

BELLEZAS DEL TALMUD 

(ANTOLOGÍA HEBRAICA)