LA CAPILLA SIXTINA DE CASTILLA
CASTILLA se va entretejiendo, como ocurre con España entera, sobre un cañamazo cultural muy complejo, pero en el que destaca de manera singular el fragor de las luchas con los islámicos y las largas paces en convivencia con ellos. «Del neolítico a los almohades, la presencia frecuentemente agresiva de África es un dato tan fundamental para la geografía como para la historia hispánicas», ha escrito con toda lucidez Jacques Fontaine. Y, por fuerza y por dentro, la historia y el alma colectivas, los sentires, pensares y vivires de Castilla son, ciertamente, fronterizos; y, para adentrarnos en ellos, hay que pasar por un arco de herradura. Tomás de Aquino, en su espléndida madurez espiritual, se paraba ante las puertas y dudaba un tanto antes de traspasar su umbral, porque una puerta que se abre es siempre un «novum» lo que promete a nuestros ojos y nos exige su comprensión. En este caso, la de Castilla como Oriente, antes de convertirse, luego, en un país románico y europeo; si es que llega a ser esto último, que éste es otro cantar y otro cuento, como decía Kipling, que habrá que contar más adelante.