12 septiembre 2021
12 de septiembre
11 septiembre 2021
11 de septiembre
10 septiembre 2021
10 de septiembre
En la lápida, Sinclair grabó con rudos caracteres las palabras:
AQUÍ YACE JOHN TIPPET, INGLÉS
MUERTO POR UN TIRANOSAURIO
10 DE SEPTIEMBRE DE 1916 D. C.
R. I. P.
Edgar Rice Burroughs
Desde el abismo del tiempo
Caspak - 3
Entre mares helados, rodeado por acantilados inexpugnables, allá donde ningún hombre se ha atrevido a poner el pie, se alza una isla continente descubierta brevemente por un explorador italiano que le dio su nombre: CAPRONA, conocida por sus extraños habitantes como Caspak. Es la tierra que el tiempo olvidó, un rompecabezas evolutivo donde razas de hombres y animales juegan un extraño ritual que sólo puede tener dos resultados: la muerte o la ascensión a un plano superior.
De los dinosaurios a los mamuts, de los antepasados del Homo sapiens a los fantasmagóricos seres voladores que pueblan sus valles, cazadores y presas parecen proceder de un mismo limo primigenio que sigue sus propias reglas. Un mundo salvaje y violento, donde la vida no vale nada y los desdichados náufragos que llegan a sus junglas descubrirán que ni siquiera su tecnología de hombres de los albores del siglo veinte puede asegurarles una superioridad para la que tendrán que luchar a brazo partido, en todo momento, contra homínidos y bestias… Edgar Rice Burroughs le da la vuelta a las teorías de la evolución. El resultado, una aventura apasionante.
La tercera novela, «Desde el abismo del tiempo» («Out of time’s abyss»), sigue un esquema muy similar a las anteriores, aunque las pequeñas diferencias resulten muy significativas. En esta ocasión el protagonismo recae en Bradley, uno de los compañeros de Tyler en «La tierra olvidada por el tiempo» a quien se ha dado presuntamente por perdido en compañía de una pequeña unidad de exploración. En realidad, Bradley resulta capturado por los Wieroos, una raza que compite con los Ga-lus por la supremacia en Caspak.
Los Wieroos tienen apariencia más o menos humana, aunque están dotados de dos poderosas alas que les permiten vivir apartados de los monstruos prehistóricos, en una isla de la zona norte del mar interior. Desde tiempos inmemoriales, se dedican a capturar mujeres ga-lu con motivos puramente lujuriosos (pues no nacen hembras Wieroo), mientras buscan el secreto que les permita romper el ciclo evolutivo imperante en Caspak. Bradley, conducido a la principal ciudad Wieroo, debe luchar para escapar (en compañía, por supuesto, de una bella mujer, Co-Tan, prisionera también).
09 septiembre 2021
9 de septiembre
9 de septiembre (Frente a Boquerón)
Copioso nos ha salido el bautismo de sangre. El golpe de pinza se ha vuelto contra nosotros. Los asaltos en masa y al descubierto se estrellaron contra las primeras líneas de la defensa enemiga, sin haber podido localizar siquiera el reducto, escondido en el monte. Enfrente, hacia el sudeste, se extiende en media luna un abra de más de mil metros de anchura, lisa y pelada como plaza de pueblo. Una saliente del bosque avanza sobre el campo raso hacia el gollete del cañadón. Una y otra vez, atolondradamente, las unidades divisionarias volvieron a la carga, desgranándose como mazorcas de maíz bajo el torrente de metralla vomitado por las enmarañadas troneras. Especialmente, ante la cuchilla de la Punta Brava, erizada de fuego. Nuestras propias baterías cooperaron en la matanza con sus impactos reglados al tanteo. Las granadas de morteros y de obuses abrían grandes brechas en nuestro escalón de ataque, en lugar de caer sobre la posición enemiga. Las alas arremangadas de los regimientos se arremolinaban y superponían, batiéndose entre sí, en la confusión infernal. Nuestro batallón, ubicado en la reserva, también fue metido como relleno en la desbarajustada línea. No tardó más que los otros en desbaratarse. Ni a balazos pudimos contener el desbande de sus efectivos. Mi compañía fue diezmada en la primera embestida. Entre los desaparecidos figura mi asistente.
A media mañana, el ataque frontal estaba totalmente paralizado. Sobre la plazoleta del cañadón ha quedado un gentío de muertos, hasta donde se alcanza a divisar con los prismáticos. Durante todo el día continuaban tiritando a ratos, como atacados de chucho, bajo las ráfagas de las pesadas bolivianas. Paseé largamente el vidrio por esa aglomeración de bultos tumbados en extrañas posturas. Casi puedo asegurarme que mi asistente no está entre esos muertos que tiemblan al sol calcinante.
Nutrido tiroteo de hostigamiento. Nuestros cañones ciegos continúan tronando en la espesura con su engallado pero inútil retumbo y los morteristas haciendo toser acatarradamente sus Stokes, entre el crepitar de la fusilería y de las automáticas. Las caravanas de heridos taponan las sendas en un macilento y sanguinolento reflujo hacia la retaguardia.
Anochece. Desmoralización. Cansancio. Impotencia. Rabia. Nubes de mosquitos, enormes como tábanos, nos lancetean sin descanso. No hay defensa contra ellos. Me arde en el codo el rasguñón de bala ganado durante el repliegue. Pero más me arde la sed en la garganta, en el pecho. Llaga viva por dentro. No ha llegado el agua a las líneas. Esperándola, uno escupe polvo.
Augusto Roa Bastos
Hijo de hombreA través de la voz vertebradora de Miguel Vera, la novela Hijo de hombre despliega ante el lector las vivencias de una serie de personajes que sufren, aman, anhelan la libertad y se muestran solidarios durante el difícil y violento período de la historia de Paraguay que se inicia con la independencia del país y que tiene su punto final en la Guerra del Chaco, conflicto en el que Augusto Roa Bastos participó entre 1932 y 1935, y a causa del cual aborrecía toda expresión de violencia. La quintaesencia de Roa Bastos, un consumado autor de cuentos, se encuentra en Hijo de hombre, una obra fundacional que, aunque está concebida como una novela, fundamenta su estructura en nueve historias distintas que se desarrollan a lo largo de tres generaciones, separadas en el tiempo, pero a la vez interconectadas entre sí.
Con esta narración, el autor paraguayo se erigió por primera vez en portavoz de su país y de sus gentes para defender su condición humana, su religión, sus lenguas y su cultura popular.
«Con procedimientos distintos a los del historiador o cronista, Roa Bastos ha trazado un inmenso fresco de la intrahistoria de su patria, gracias al conjunto total de su peculiar literatura». TRINIDAD BARRERA LÓPEZ