15 agosto 2021

15 de agosto

 Por primera vez, ese año se festejó el 15 de agosto, día del nacimiento del primer cónsul, y ese aniversario eclipsó a todos los demás. Entre los escritos que llenaron las columnas de Le Moniteur había uno firmado por un gobernador de las costas de Francia encaradas a Inglaterra que se dirigía a Bonaparte asegurándole que Dios se había tomado un descanso después de crearlo. En fin, la bajeza minaba, cada día, todos los fundamentos de la dignidad humana. Se repartieron trajes a todos los empleados, desde los ujieres hasta los cónsules. Los miembros del Instituto llevaban atuendos bordados con ramas de olivo y, mientras que en Inglaterra ni los propios oficiales visten el uniforme más que en el regimiento, todos y cada uno de los subalternos lucía entonces en Francia un pequeño hilo de oro o de plata para distinguirse de los simples ciudadanos. Todos estos actos de vanidad en manos de un solo hombre preparaban el despotismo bajo la máscara de la monarquía, pues entonces la República ya no existía y la voz de los hombres ilustrados se reducía a pedir una monarquía limitada. Pero esta era todavía más incompatible con el carácter de Bonaparte que el ideal de los revolucionarios, pues prefería correr el riesgo de que le oprimieran antes que renunciar a la oportunidad de convertirse en opresor.


Madame de Staël
Diez años de destierro
Penguin Clásicos


«Las desgracias sufridas, por mucha amargura que me hayan causado, son poca cosa al lado de los desastres públicos de los que hoy somos testigos».
Escritas durante el destierro que Napoleón Bonaparte impuso a la autora, estas memorias registran con acuidad, ironía y elegancia los vaivenes sociales, políticos y militares de Europa durante el ascenso y apogeo del emperador francés. Diez años de destierro constituye, pues, una confesión íntima, sincera, hiriente e irónica, un retrato pormenorizado y muy personal de personajes, lugares y acontecimientos históricos de primer orden.
Abre el volumen la introducción de las docentes e investigadoras Julieta Yelin y Laia Quílez, quienes firman también la traducción y el minucioso aparato de notas que la acompaña. A modo de apéndice, además, se incluye el retrato literario que hizo Sainte-Beuve de la autora. Así, la presente edición permite el acercamiento a una autora con la que empezó a gestarse el Romanticismo, que, a la postre, había de calar hasta lo más hondo de la cultura occidental.

Desde un solar, la parroquia de la Asunción

Desde un solar, la parroquia de la Asunción

14 agosto 2021

14 de agosto

 14 de agosto

Me voy a Calella. Es la vigilia del santo de la señora Maria —mi madre. Es una fiesta familiar importante —y como estamos en verano, todavía lo parece más. En verano las fiestas parecen más brillantes que en invierno.
Cojo, como siempre, en la estación de Francia, el tren correo de las primeras horas de la tarde. Esta estación es desordenada e infecta. Hay una larga cola ante la ventanilla. Mucha gente, mucho calor. A veces la brisa del mar, húmeda, nos llena la nariz de la tufarada que exhalan las meadas de los caballos de los coches de punto, de los simones y de los ómnibus que hacen el servicio de la estación. Este olor del líquido, mezclado con el calor asfixiante y la impregnación del humo de carbón de las máquinas, produce una sinfonía olfativa de una amenidad muy escasa.
Finalmente el tren se pone en marcha y, como la gente ha aceptado unánimemente (cosa rara) la apertura de las ventanas, pasa un aire agradabilísimo. Pero la luz es muy dura y absolutamente incómoda, a pesar de su suciedad. El calor del verano, al aire libre, en este país, es tolerable porque siempre corre algún vientecillo. En cambio, la luz se pone entre ceja y ceja y causa como una ofuscación. El viaje es monótono. El tren se para en todas las estaciones. La gente baja y sube. Se oyen los toques de las campanillas. En cada estación el tilín es diferente. Los pitidos de las máquinas. Mirándolo bien, son una cosa bastante absurda estos pitidos.

Antirrhinum charidemi, dragoncillos

Antirrhinum charidemi, dragoncillos

13 agosto 2021

13 de agosto

Todos los generales españoles iban capitulando y pasándose al enemigo: Montijo, La Bisbal, Morillo, Ballesteros, en quien se tenía gran esperanza. Villacampa había huido.

Lo que sigue después es bastante oscuro.
Por este tiempo se supo en Tarragona que había transigido el general Manso con el mariscal Moncey. En el colmo de su sorpresa, tomó Van Halen el partido de dirigirse con algunos oficiales del Estado Mayor hacia el punto que ocupaba la columna de aquel general para impedir la capitulación. Montó a caballo y fue a salir de la ciudad; pero le detuvieron, como a los señores Arango y Goti, que le acompañaban, por orden del general Aldana, quien temía que estuvieran en inteligencia con el general Manso. Van Halen fue puesto en incomunicación completa, sin que pudiera hablarle nadie más que su esposa. Se disponía a concluir en veinticuatro horas la sumaria y todo hacía presentir que sería al siguiente día fusilado. En vista, sin embargo, de la declaración que se le tomó, fue preciso evacuar algunas citas. Felizmente, entro en consideración el gobernador, prefiriendo enviar secretamente los prisioneros a Barcelona para ponerlos a disposición del general en jefe. Un consuelo encontró Van Halen, cuando su desgracia, en sus amigos, que no le abandonaron, procurando de todos modos precaver una sentencia injusta: pero mayor dicha fue aún probar en el infortunio la virtud eminente de su esposa que quiso y logró ser embarcada con él en la barca cañonera que debía conducirle a Barcelona. (Galli.)
Se hicieron a la vela el 13 de agosto; pero teniendo a la vista la escuadrilla francesa, les fue forzoso volver al puerto. Salieron de nuevo aprovechando un viento favorable y llegaron a Barcelona el 17.

Tulipanes y pensamientos

Tulipanes y pensamientos

¡A volar!