24 julio 2021

24 de julio

Al conde Wiser, Bad Eilsen

24 de julio de 1937

Cuando un chino desea dirigirse a un interlocutor de una manera que sus palabras expresen a la vez simpatía y estimación, ternura y respeto, le dice «mi hermano mayor».
Este es el tratamiento que quisiera darle en este día, siempre y cuando no lo considere una impertinencia. Una salud tolerable con pocos trastornos, vigor y entusiasmo para el trabajo y en el corazón la serenidad con la que una persona que siempre ha estado empeñada en aspirar a la perfección puede contemplar el curso del mundo al llegar a su vejez. Yo creo que no sólo debe contemplar con esta serenidad el curso del mundo, sino también el más allá y las diversas concepciones e ideas sobre la materia. Yo no creo que vayamos a perdernos en la nada. Del mismo modo creo que nuestros esfuerzos y zozobras por aquello que nos pareció bueno y justo no fueron en vano. Puedo imaginar por cierto muchas cosas acerca de las formas en que el todo nos anima y conserva partes, pero no admitir una opinión sustentada de manera dogmática. La fe es confianza, no ansias de saber.
Le saluda cordialmente y le desea todo lo mejor, su agradecido amigo H. H.
Le ruego transmitir mis saludos a su apreciada esposa.

Hermann Hesse
Cartas escogidas

Paisajes del Alto Campoo

Paisajes del Alto Campoo

23 julio 2021

23 de julio

Volviendo al abuelo Francisco —siempre, al fin y al cabo, volvíamos a él—, para Estefanía y Palinuro, y también para el primo Walter que a veces venía de Europa o de su casa de campo a pasar un fin de semana con sus primos—, el abuelo Francisco sí que era un rey, muy aparte de su nombre sonoro y muy aparte de haber nacido, como lo juraba, en Bagdad: también por ser tan gordo y tan magnífico, con tantos kilos y bacanales a cuestas, y con velámenes y plantaciones de tabaco que lo seguían por los caminos de su historia tras la silla de ruedas que usaba para ir de la Revolución al Senado y de Nueva Orleáns a la Decena Trágica, o simplemente para ir de la mesa donde desayunaba al escritorio donde escribía sus cartas y del escritorio donde escribía sus cartas a la mesa donde jugaba pókar y de la mesa donde jugaba pókar al secreter donde escribía sus memorias y del secreter donde escribía sus memorias a la mesa donde nos contaba cuentos; y sus cuentos poblaban nuestro mundo de califas que se ahogaban en aljibes verdes como bostezos, de puentes de puro brillo que mediaban entre dos tierras abismadas en negruras insolubles y de barcos en que toda la tripulación se había muerto de una peste milagrosa y navegaban por el mar y por las leyendas como cementerios lentos. Todo esto era necesario para hacer de él el abuelo más grande y memorable y sólo más tarde delimitar sus regiones, interiorizar en la alfombra de su cuarto para descubrir el águila de una moneda perdida y abrir el cajón de su buró para encontrar unas grageas con que restañar el hipo.

Paisajes del Alto Campoo

Paisajes del Alto Campoo

22 julio 2021

22 de julio

Las contrariedades de Valladolid

Bastan ocho meses para que Rodrigo vea desvanecerse sus ilusiones; y necesitará casi dos años para salir de la trampa en que un buen día se encontró cogido. La prueba debió de ser dura para este soñador impenitente que al principio creyó que el éxito llegaría sin esfuerzo alguno. Júzguese por su instalación: vive en el barrio de Sancti Spiritus, en el piso bajo de una amplia casa alquilada por su hermana María, y no tarda en contratar a un ayudante, convencido de que los clientes han de afluir; por último, toma un criado a su servicio.
¿Gastos desconsiderados? A decir verdad, el espectáculo que le ofrecía la ciudad era idóneo para alimentar sus esperanzas: en plena expansión, aún no había digerido su crecimiento. Los cronistas de la época hablan de ella como de un vasto campamento, deplorando su clima a menudo húmedo, burlándose con el escaso acondicionamiento de las oficinas y los servicios, evocando los cerdos que se revolcaban en plena corredera de San Pablo. Pero sus iglesias de fachadas labradas, sus palacios en los alrededores de la Plaza Mayor causaban ya la admiración de los visitantes. Atraídos por el lujo de sus tiendas y la habilidad de sus joyeros, caballeros, negociantes, estudiantes, servidores, monjes, mendigos y esclavos se apretujaban dentro de sus muros, haciendo reinar una permanente animación. La letanía burlesca de un viajero holandés resume bastante bien la impresión que debía de causar al visitante una ciudad que ofrecía con profusión «pícaros, putas, pleytos, polvos, piedras, puercos, perros, piojos y pulgas». En otros términos, la confusión de una moderna Babilonia, pero también el brillo de una auténtica capital donde los jornaleros eran los mejor pagados de España.

Mariquita y retama

mariquita y retama

Sonriures per a una tardor

Sonriures per a una tardor I MAKING OF AMERICA El cementiri d'Edgar Poe Aquí rau el seu cor  envoltat per la gespa verda  d'una esgl...