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24 julio 2024

24 de julio de 1937

24 de julio de 1937
Al conde Wiser, Bad Eilsen

Cuando un chino desea dirigirse a un interlocutor de una manera que sus palabras expresen a la vez simpatía y estimación, ternura y respeto, le dice «mi hermano mayor».
Este es el tratamiento que quisiera darle en este día, siempre y cuando no lo considere una impertinencia. Una salud tolerable con pocos trastornos, vigor y entusiasmo para el trabajo y en el corazón la serenidad con la que una persona que siempre ha estado empeñada en aspirar a la perfección puede contemplar el curso del mundo al llegar a su vejez. Yo creo que no sólo debe contemplar con esta serenidad el curso del mundo, sino también el más allá y las diversas concepciones e ideas sobre la materia. Yo no creo que vayamos a perdernos en la nada. Del mismo modo creo que nuestros esfuerzos y zozobras por aquello que nos pareció bueno y justo no fueron en vano. Puedo imaginar por cierto muchas cosas acerca de las formas en que el todo nos anima y conserva partes, pero no admitir una opinión sustentada de manera dogmática. La fe es confianza, no ansias de saber.
Le saluda cordialmente y le desea todo lo mejor, su agradecido amigo H. H.
Le ruego transmitir mis saludos a su apreciada esposa.

Hermann Hesse
Cartas escogidas

«He escrito muchos millares de cartas, sin pensar en guardar copia de ellas. No fue sino a partir de 1927, en colaboración con mi mujer, cuando comenzamos a guardar ocasionalmente cartas cuyo contenido nos pareció relevante o en las cuales encontramos formulado con particular precisión un problema de interés general».
Así escribió Hermann Hesse en 1951, en el epílogo para la segunda edición alemana de este volumen. En el ínterin, a varios años de su muerte, se ha podido valorar la magnitud de su correspondencia. Hesse contestó más de treinta mil cartas. A partir de ese inmenso material de valor inapreciable se ha hecho la presente selección, iniciada por el propio Hermann Hesse. Contiene esencialmente las cartas en que el autor se pronuncia respecto de problemas de su época, las relaciones conflictivas entre el individuo y la sociedad, cuestiones de política, religión, arte y psicología. Cartas escogidas es, así, un documento fundamental para abarcar el pensamiento de Hermann Hesse e iluminarlo en la multitud de sus facetas.

25 diciembre 2021

25 de diciembre

 A Hans Sturzenegger, Bel-Air, Schaffhausen

25 de diciembre de 1916
… En estos días el Dr. Bloesch me contó que lo vio en Zúrich y sentí de pronto un gran apego y me puse a pensar en usted, en sus cuadros, en la India y en Bel-Air, en el arte y la amistad y todas las demás cosas espléndidas de las que la guerra me privó.
Y entonces llegó como presente de Nochebuena su «Playa de Penang», portador de una nueva oleada de ese mundo maravilloso. Querido amigo, permítame expresar una vez más mi sincero agradecimiento por este exquisito y querido cuadro de la playa y por la deferencia de haber pensado en mí. Estimado Sturzenegger, en la actualidad se oye afirmar a algunos bárbaros que antes de la guerra habríamos vivido en medio de lujos y sensiblería y no sería sino en el presente cuando estaríamos descubriendo la vida real y los verdaderos sentimientos. Esto no puede ser más insensato y falaz. Hoy sé por experiencia que componer un poema y cantar una canción no sólo es más bello, sino también infinitamente más sabio y valioso que ganar una batalla o donar un millón para la Cruz Roja. Este mundo «organizado» de los políticos y los generales es nada, y aun el más loco de nuestros sueños de artista sigue siendo mucho más valioso. Crea en este pobre diablo de un poeta que desde hace catorce meses no vive sino en medio de negocios, política, explotación y organización.
Por esta razón, su cuadro ha sido recibido en este preciso momento por un corazón doblemente sensitivo y le estoy doblemente obligado y agradecido. ¡Ah, la playa de Penang, con sus lejanos archipiélagos y su multitud de bahías! Es bueno guardar en el recuerdo lo mejor de todo ello, porque de lo contrario enfermaríamos de nostalgia.
¡Venga alguna vez a Berna! Y cuando haya paz iré a visitarlo y lo espantaré mostrándole mis cuadros al pastel, pintados con mis propias manos. Como ya no tengo tiempo para componer y pensar, me he entregado a la pintura en mis ratos libres y por primera vez en casi cuarenta años he tomado entre los dedos carbones y colores. Yo no le haré competencia, pues no pinto la realidad de la naturaleza, sino sólo lo soñado…

Hermann Hesse
Cartas escogidas

«He escrito muchos millares de cartas, sin pensar en guardar copia de ellas. No fue sino a partir de 1927, en colaboración con mi mujer, cuando comenzamos a guardar ocasionalmente cartas cuyo contenido nos pareció relevante o en las cuales encontramos formulado con particular precisión un problema de interés general».
Así escribió Hermann Hesse en 1951, en el epílogo para la segunda edición alemana de este volumen. En el ínterin, a varios años de su muerte, se ha podido valorar la magnitud de su correspondencia. Hesse contestó más de treinta mil cartas. A partir de ese inmenso material de valor inapreciable se ha hecho la presente selección, iniciada por el propio Hermann Hesse. Contiene esencialmente las cartas en que el autor se pronuncia respecto de problemas de su época, las relaciones conflictivas entre el individuo y la sociedad, cuestiones de política, religión, arte y psicología. Cartas escogidas es, así, un documento fundamental para abarcar el pensamiento de Hermann Hesse e iluminarlo en la multitud de sus facetas.

24 julio 2021

24 de julio

Al conde Wiser, Bad Eilsen

24 de julio de 1937

Cuando un chino desea dirigirse a un interlocutor de una manera que sus palabras expresen a la vez simpatía y estimación, ternura y respeto, le dice «mi hermano mayor».
Este es el tratamiento que quisiera darle en este día, siempre y cuando no lo considere una impertinencia. Una salud tolerable con pocos trastornos, vigor y entusiasmo para el trabajo y en el corazón la serenidad con la que una persona que siempre ha estado empeñada en aspirar a la perfección puede contemplar el curso del mundo al llegar a su vejez. Yo creo que no sólo debe contemplar con esta serenidad el curso del mundo, sino también el más allá y las diversas concepciones e ideas sobre la materia. Yo no creo que vayamos a perdernos en la nada. Del mismo modo creo que nuestros esfuerzos y zozobras por aquello que nos pareció bueno y justo no fueron en vano. Puedo imaginar por cierto muchas cosas acerca de las formas en que el todo nos anima y conserva partes, pero no admitir una opinión sustentada de manera dogmática. La fe es confianza, no ansias de saber.
Le saluda cordialmente y le desea todo lo mejor, su agradecido amigo H. H.
Le ruego transmitir mis saludos a su apreciada esposa.

Hermann Hesse
Cartas escogidas

01 diciembre 2007

La tarde amansa el día y serena la luz va cediendo

la tarde se amansa y serena la luz va cediendo

-Govinda -dijo Siddharta a su amigo-, Govinda, ven conmigo a la higuera de los banianos.
Tenemos que practicar el arte de la meditación.
Se fueron a la higuera de los banianos. Se sentaron. Aquí Siddharta y veinte pasos más allá Govinda. Acomodado y dispuesto a decir el Om, Siddharta repitió el verso murmurando:


Om es el arco, la flecha, es el alma,
la meta de la flecha es el brahmán,
al que sin cesar se debe alcanzar.


Cuando había pasado el tiempo acostumbrado para el ejercicio del arte de ensimismarse, Govinda se levantó. Se había hecho tarde; ya era la hora de efectuar la ablución de la noche. Llamó a Siddharta por su nombre. Siddharta no contestó. Siddharta se hallaba sentado, con la mirada fija en una meta lejana, con la punta de la lengua saliendo un poco entre los dientes; parecía que no respiraba. Así sentado, logrado el arte de ensimismarse, pensaba en el Om, enviaba su alma como una flecha hacia el brahmán.


Hermann Hesse en Siddharta

CLÁSICOS.

CLÁSICOS.  Ves la luna de invierno que asciende lentamente en el atardecer, y oyes el ladrido de los perros, como Ovidio. Luego el Ángel...