21 junio 2021
20 junio 2021
20 de junio
EN MEMORIA DE JOSE BREUER 1925
El 20 de junio de 1925 falleció en Viena, a los ochenta y cuatro años, el doctor José Breuer, creador del método catártico, cuyo nombre está por ello inseparablemente ligado a los orígenes del psicoanálisis.
Breuer era un clínico general, discípulo de Oppolzer; en años anteriores había trabajado junto a Ewald Hering en la fisiología de la respiración, y aún más tarde, durante las escasas horas de solaz que le dejaba su extensa práctica de consultorio, se dedicó con éxito a experiencias sobre la función del aparato vestibular en los animales. Nada permitía sospechar en su formación intelectual que sería el primero en intuir decisivamente el antiquísimo enigma de la neurosis histérica, aportando al conocimiento de la vida psíquica humana una contribución de valor imperecedero. Mas era un hombre de grande y universal talento, cuyos intereses trascendían en vastos y múltiples sentidos el ámbito de su actividad profesional.
19 junio 2021
19 de junio
¡Qué fácil hubiera sido romper con ella! Lo difícil era confesar su caída como un último acto de amor y penitencia, crear un pacto que los trascendiera a ambos.
Julio sintió un latido en las sienes. ¿Tendría el mezcal el mismo efecto en los otros? A través de la puerta de mosquitero creyó distinguir el resplandor que llegaba de una ventana ilocalizable, una brillantez difusa que otorgaba al patio una vibrante liquidez de acuario. ¿Dónde estaba Alicia?
En la biblioteca, el tiempo parecía deslizarse hacia sí mismo. Ramón López Velarde volvía a morir, el 19 de junio de 1921. Justo entonces, el padre dijo:
—El poeta nunca usó reloj, pero poco antes de morir sacó del armario uno que le había dado su tío Sinesio. No servía, pero lo llevó consigo. ¿Por qué lo hizo? En «El minuto cobarde» se refiere al valor simbólico del tiempo y al venenoso castigo por alterar su curso. Así cayó López Velarde, se arriesgó a robarle un instante irregular al siglo, «envenenado en el jardín de los deleites».
18 junio 2021
18 de junio
Con el café de la mañana entró en la habitación de Schwejk un hombre con uniforme y abrigo del ejército ruso.
Ese hombre hablaba el checo con acento polaco. Era uno de aquellos sinvergüenzas que se dedicaban al contraespionaje, miembro de la policía secreta militar. Para espiar a Schwejk no se anduvo con rodeos, sino que empezó sencillamente diciendo:
—¡A menuda pocilga he ido a parar por mi imprudencia! Estaba en el regimiento 28 y me pasé en seguida a los rusos y luego me dejé coger de una manera tan tonta… A los rusos les dije que iría con la patrulla de avance. Estuve en la sexta división de Kíev. ¿En qué regimiento ruso estuviste tú, compañero? Me parece que nos hemos visto antes en Rusia. En Kíev conocí a muchos checos que se fueron al frente con nosotros cuando nos pasamos al ejército ruso, pero ahora no puedo acordarme de sus nombres ni de dónde eran. Tal vez tú te acuerdes de alguno. ¿Con quién andabas tú? Me gustaría saber cuáles son los soldados del regimiento 28 que hay allí.
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