17 junio 2021

17 de junio

12 - El propietario de un Colt 45

(Lunes 17 de junio, por la mañana)

Al día siguiente, por la mañana, Vance y yo llegamos al despacho del procurador poco después de las nueve. Ya hacía veinte minutos que nos esperaba el capitán.

Markham indicó a Swacker que le hiciera pasar inmediatamente.

El capitán Philip Leacock era muy alto, imberbe y flaco; tenía la cara seria e inmóvil, y se colocó ante el procurador como soldado que esperase, erguido y atentísimo, las órdenes de un superior.

—Siéntese, capitán —dijo Markham—. Le he llamado, como usted sabe, para hacerle algunas preguntas respecto a sus relaciones con mister Alvin Benson.

—¿Se sospecha de mí como implicado? —preguntó, con ligero acento del Sur.

—Ya lo veremos —contestó fríamente Markham—. Precisamente voy a preguntarle para averiguarlo.

El otro, rígido en su asiento, esperaba.

Markham le miraba fijamente a los ojos.

—Creo que usted amenazó a mister Benson —dijo.

San Miguel de Lillo

San Miguel de Lillo, Monte Naranco, Oviedo

16 junio 2021

16 de junio

Hacía varias semanas que el duque se mostraba en público con este individuo misterioso, siempre enmascarado, que le acompañaba a todas partes, sin que nadie conociese su enigmática personalidad.

Cuando llegaron ante el palacio Cesarini —habitado ahora por el cardenal Antonio Sforza y construido por Rodrigo de Borja cuando aún no era Papa— los dos hermanos se despidieron. Juan pretextó el capricho de un paseo nocturno que deseaba hacer solo, y esto, unido a la presencia del enmascarado, hizo suponer a César que su hermano se encaminaba a una cita galante. Lo mismo creyeron el Papa y todos los de su intimidad al ver que al otro día, 16 de junio, el duque no regresaba a sus habitaciones del Vaticano, suponiéndolo oculto en la casa de alguna dama, no pudiendo salir hasta la noche, por miedo a la vigilancia del padre y del marido.

Joven fotógrafo

 el momento de la captura

15 junio 2021

15 de junio

—Lord Tankerell —dijo Schnabel—. Seguro que ha oído hablar de él. Fue fiscal general del Estado hace unos cuantos años.

—¿Ése? ¿Y a eso le llama usted una fuente fiable, a un ex fiscal? Esos mamones no son capaces ni de deletrear sus nombres, de puro tontos.

—Ya. Pues los nombres de Karl K. y Ross Skundler no los van a tener que deletrear, porque están escritos bien clarito en la firma de sus declaraciones juradas —dijo Schnabel—. Si los leen aquí, le caen de doce a veinte años, y si lo hacen en los Estados Unidos, la perpetua. Tienen una prisión para los juzgados por la RICO en un sitio que se llama Marian. Alta seguridad. De allí sólo se sale con los pies por delante.

Hubo una larga pausa mientras Hartang digería esta información. Se estaba poniendo malo sólo de pensarlo.

—¿Qué es la RICO? —preguntó.

Lecturas infantiles con pictogramas

los deberes

Enriketa ve un fantasma