El 16 de diciembre envió el rey la aceptación que se le pedía. Una hora después, habiendo encontrado a M. de Fersen, le dijo:
—¡Ah! más quisiera ser rey de Metz. Por fortuna, esto acabará pronto.
Es digno de observarse de paso, que el juramento que la Asamblea exigía a los sacerdotes no lo querían los hombres más avanzados de la revolución. Ni Robespierre ni Marat se habían decidido por él: véase como se expresaba Camilo Desmoulins en la materia:
—Si se aferran a su púlpito, no nos expongamos a romperles sus vestiduras de lino por querer arrancarlos de él: basta con el ayuno para librarnos de tales clerizontes.
Lo único que exigía era que se negase la paga a los sacerdotes pertinaces en no jurar la Constitución.
Alexandre Dumas
El drama de 1793. Escenas revolucionarias