Desgraciadamente las cosas no estaban aún arregladas a gusto de la Corte, cuando la Asamblea, sabiendo que el rey había pedido al papa una autorización, todavía no concedida, puso en conocimiento de Luis XVI que no se le exigía la sanción, sino simplemente la aceptación de los decretos de 14 de julio y 27 de noviembre, por los que se obligaba a los sacerdotes a jurar la Constitución.
El 16 de diciembre envió el rey la aceptación que se le pedía. Una hora después, habiendo encontrado a M. de Fersen, le dijo:
—¡Ah! más quisiera ser rey de Metz. Por fortuna, esto acabará pronto.
Es digno de observarse de paso, que el juramento que la Asamblea exigía a los sacerdotes no lo querían los hombres más avanzados de la revolución. Ni Robespierre ni Marat se habían decidido por él: véase como se expresaba Camilo Desmoulins en la materia:
—Si se aferran a su púlpito, no nos expongamos a romperles sus vestiduras de lino por querer arrancarlos de él: basta con el ayuno para librarnos de tales clerizontes.
Lo único que exigía era que se negase la paga a los sacerdotes pertinaces en no jurar la Constitución.
El 16 de diciembre envió el rey la aceptación que se le pedía. Una hora después, habiendo encontrado a M. de Fersen, le dijo:
—¡Ah! más quisiera ser rey de Metz. Por fortuna, esto acabará pronto.
Es digno de observarse de paso, que el juramento que la Asamblea exigía a los sacerdotes no lo querían los hombres más avanzados de la revolución. Ni Robespierre ni Marat se habían decidido por él: véase como se expresaba Camilo Desmoulins en la materia:
—Si se aferran a su púlpito, no nos expongamos a romperles sus vestiduras de lino por querer arrancarlos de él: basta con el ayuno para librarnos de tales clerizontes.
Lo único que exigía era que se negase la paga a los sacerdotes pertinaces en no jurar la Constitución.
Alexandre Dumas
El drama de 1793. Escenas revolucionarias
No hay comentarios:
Publicar un comentario