El enunciado «romántico» del v. 5: amata nobis quantum amabitur nulla, se convertirá en un clásico lema de la poesía amorosa de todos los tiempos.
Desdichado Catulo, deja de cometer locuras y lo que ves perdido, dalo por perdido. Brillaron un día radiantes soles para 5ti, cuando ibas y venías a donde te llevaba la joven, amada por mí como ninguna otra será amada. Cuando allí surgían aquellos numerosos juegos amorosos, que tú querías y la joven no desdeñaba, brillaron, en verdad, radiantes soles para ti. Ahora ella ya no los quiere. Tú, no seas débil; <no los quieras> tampo10co. Ni persigas a quien huye, ni vivas desdichado; resiste con obstinación, aguanta. Adiós, joven, ya Catulo resiste. No te buscará, ni irá a rogarte en contra de tu voluntad. Pero tú sufrirás, cuando nadie se dirija a ti. Maldita, ¡ay de ti! ¡Qué vida te 15aguarda! ¿Quién se te va a acercar ahora? ¿A quién le parecerás hermosa? ¿A quién vas a amar ahora? ¿De quién se dirá que eres? ¿A quién vas a besar? ¿A quién le morderás los labios? Pero tú, Catulo, aguanta sin ceder.
Cayo Valerio Catulo & Albio Tibulo
Poemas & Elegías
Biblioteca Clásica Gredos - 188
No hay comentarios:
Publicar un comentario