P.S. No hay mal que por bien no venga; como lo había previsto, mi carta no ha partido y vuelvo a abrirla. Alexandre dió señales de vida, Madame. Recibí una carta o más bien un dibujo suyo, fechado el 18 de noviembre. El dibujo representa una pequeña mano abriendo una puerta. Alexandre y su amigo Paroldo se aprestan a entrar por esa puerta: un español, de aspecto formidable, los sigue envuelto en un capote. Todo esto prueba que está haciendo una comedia de capa y espada en la cual, como Shakespeare y Molière, él tiene el papel principal. Yo no sé cuántos actos tendrá la comedia, pero sin duda acabo de recibir el primero. Por lo demás, es probable que Alexandre, temiendo las indiscreciones del correo, habrá preferido el lápiz a la pluma. Sobre el tiempo de su regreso, ni una palabra, lo que me lleva a creer que la comedia iniciada es de las más interesantes.
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A las cuatro estábamos de regreso en Cádiz luego de haber rodeado toda la bahía. Un barco a vapor había llegado: al enterarme tuve la esperanza de que hubiese traído a Alexandre, me apresuré entonces a volver al hotel. Pero en lugar del hijo pródigo, no encontré más que una segunda carta o, más bien, un segundo dibujo. Éste representaba un interior. Aquella misma manita que lo había atraído desde afuera lo empujaba a una habitación bastante coqueta para ser española. Vi con placer que una cama bastante buena era el principal ornamento de esa habitación. El dibujo lleva la misma fecha que el primero, es decir, del 18 de noviembre.
Alexandre Dumas
De París a Cádiz. Impresiones de viaje
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