La última víctima de la Inquisición
Allá va una efeméride con dos caras, una buena y otra mala. Primero, la mala. El 31 de julio de 1826 fue ejecutado en Valencia, con la recurrente excusa de la ley de Dios, Cayetano Ripoll, un maestro de escuela catalán que no llevaba a misa a sus alumnos. Y ahora, la parte buena. Aquél fue el último auto de fe que pudieron celebrar los diabólicos tribunales eclesiásticos que se repartían por España y que vigilaban la observancia de la fe católica. Cayetano Ripoll fue la última víctima de la barbarie, pero a él, la verdad, le dio igual llevarse a la tumba tan dudoso honor.
No fue la Inquisición quien ordenó ejecutar a Cayetano Antonio Ripoll, porque la Inquisición, aunque seguía existiendo, se había visto obligada trece años antes a suspender sus maléficas prácticas por orden de las Cortes de Cádiz. Pero como la Iglesia de aquel tiempo buscaba mil recovecos para seguir haciendo de las suyas con el beneplácito del Borbón Fernando VII, en sustitución del anestesiado Santo Oficio se crearon las Juntas de Fe, que venían a ser el mismo perro con distinto collar. Y le tocó a Cayetano.
31 julio 2021
30 julio 2021
30 de julio
Los goles que no anotó Pelé
El fútbol es una actividad loca en la que resulta peligroso marcar ciertos goles. Durante cuarenta años fue terrible abrir el marcador en la Copa del Mundo. Todo comenzó en el Estadio Centenario de Montevideo, el 30 de julio de 1930. Los anfitriones llegaron al desenlace ante su rival de siempre: Argentina. La multitud se presentó ocho horas antes del partido y el árbitro exigió que una barca lo aguardara en el puerto por si tenía que salir huyendo.
El primer gol finalista fue anotado por un argentino de nombre para la ocasión: Pablo Dorado.
Los visitantes tomaron la delantera con optimismo, sin saber que inauguraban una maldición. A partir de entonces y durante mucho tiempo, el primer equipo en anotar perdería el Mundial. Uruguay impuso 2-1 como si la anotación fuese un tónico para reaccionar. Cada cuatro años, los dioses del Mundial mostraron su condición celosa y vengativa; despreciaban al equipo ambicioso que cortejaba primero la fortuna y recompensaban al que había comenzado sufriendo.
29 julio 2021
29 de julio
Nº 81 - Julio de 1971 (Lans)
El hombre del perro
1
Visito a una de mis sobrinas y a su novio. Me entero con inquietud de que no han obtenido en sus exámenes nada más que una media de 80, cuando habrían necesitado 100. Mi sobrina me resulta de repente abotargada y casi fea. Pienso que la vida que lleva con su novio no le sienta bien.
2
Regreso a mi casa. Vivo en una única habitación grande en la misma casa que mi sobrina. Encima de mí, en un tercer apartamento, viven o P. o F., un amigo argelino. Voy a casa de P.; encuentro a F. en compañía de otro argelino y de Henri C. Los tres hombres me parecen a cual menos amistoso, e incluso casi hostiles.
3
Tras no sé qué contratiempo, desplazo una cita fijada para esa misma tarde al día siguiente (que será el sábado 30 de julio) a las once de la mañana.
4
Me acuerdo entonces con cierto pánico de que he pedido cita el 29 de julio con un psicoanalista, Monsieur Bezu, en el 34 de la rue Daru.
28 julio 2021
28 de julio
28 de julio de 1988
Sofri, Bompressi y Pietrostefani son arrestados al amanecer en sus casas. Han sido acusados por Leonardo Marino, antiguo militante de Lotta Continua, quien reconoce su participación como conductor en el homicidio Calabresi. Según la confesión del «arrepentido», Bompressi es el ejecutor, y Sofri y Pietrostefani quienes ordenaron el atentado.
Son puestos en libertad a los cuatro meses.
2 de mayo de 1990
El Tribunal Penal de Milán dicta tres condenas a veintidós años de cárcel y condena a once a Marino. Tras una primera confirmación de las sentencias, la Sala Conjunta del Tribunal Supremo anulará la condena por falta de pruebas y «por graves vicios de fondo y de forma».
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22 de noviembre
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