La estimación que los Turcos hacen de la Agricultura, se colige de una noticia, que leímos en la continuación de la Gaceta de Holanda de 3 de Agosto de 1736. Allí se refiere el modo con que en Constantinopla se declaró la guerra contra la Rusia el día 2 de Junio de aquel año. Todos los Gremios, en número de sesenta y tres, se juntaron en la gran Plaza de Meidan, y de allí fueron en procesión al Serrallo, para que los viese el Sultán. Lo que hace a nuestro propósito, es, que en aquella ceremonia se dio entre todos los Gremios el primer lugar a la Agricultura, la cual marchaba delante de todos los demás, representada en un hombre, que conducía un arado, tirado de dos Bueyes, y al mismo tiempo esparciendo el grano en la tierra. Los Turcos, aunque bárbaros en la Religión, son sumamente hábiles en la Política, como advertimos en otra parte; y la preferencia, que dan a la Agricultura sobre todos los demás oficios, es muy importante para confirmar este concepto.
02 junio 2021
01 junio 2021
1 de junio
1 de junio. - Echamos el ancla en la hermosa bahía donde se halla el Puerto Desolación. Comienza el invierno y nunca he visto paisaje más triste y sombrío. El follaje del bosque es tan oscuro, que parece negro, y lo que no está negro blanquea por la nieve que lo cubre, distinguiéndose sólo confusamente a través de una atmósfera brumosa y fría. Por fortuna nuestra hace un tiempo magnífico dos días seguidos. En uno de éstos presenta un soberbio espectáculo el monte Sarmiento, montaña bastante distante y que se eleva a 6.800 pies. Una de las cosas que más me sorprendió en la Tierra del Fuego es la escasa elevación aparente de las montañas realmente muy altas. Creo que esta ilusión proviene de una causa que a primera vista no se sospecha, y es, que toda la masa, desde la orilla del mar hasta el vértice, se presenta a la vista. Recuerdo haber visto una montaña desde las orillas del canal del Beagle: y en aquel punto abarcaba la vista de un solo golpe toda la montaña desde la base al vértice; he vuelto a verla después, pero desde el estrecho de Ponsonby, y entonces dominando otras cadenas; pues bien, me pareció infinitamente más alta, porque las cadenas intermedias me permitían mejor apreciar su elevación.
Antes de llegar a Puerto-Desolación vimos a dos hombres que corrían a lo largo de la costa anhelando alcanzar nuestro barco. Se envía una canoa para recogerlos, y resultan ser dos marineros que han desembarcado de un ballenero y han estado viviendo con los patagones. Los han tratado estos indios con su acostumbrada benevolencia, y separados de ellos accidentalmente se dirigían a Puerto-Desolación, con la esperanza de encontrar allí un barco cualquiera. Es indudable que se trataba de abominables vagabundos, pero no he visto nunca hombres de aspecto más miserable. Desde hacía algunos días no habían tenido otro alimento que algunos moluscos y bayas silvestres; sus vestidos, verdaderos andrajos, estaban, además, quemados por varios sitios, por haberse acostado demasiado cerca del fuego. Llevaban algunos días de hallarse expuesto a la lluvia, al granizo y la nieve, y, sin embargo, disfrutaban de buena salud.
Durante nuestra estancia en Puerto-Desolación vinieron los fueguenses a molestarnos por dos veces. Habíamos desembarcado gran cantidad de herramientas y ropas, y teníamos algunos hombres en tierra; por lo cual creyó el capitán que convenía mantener a los salvajes a distancia. La primera vez se dispararon algunos tiros al aire, cuando estaban bastante lejos y de modo que no se les alcanzase. Era muy curioso observar con los anteojos la conducta de los indios en tales momentos. A cada bala que caía al suelo recogían piedras para tirarlas contra el barco, que estaría a milla y media de distancia. Mandóse luego una chalupa con orden de aproximarse y hacer algunas descargas de mosquetería cerca de ellos. Se ocultaron entonces detrás de los árboles, y tras de cada descarga disparaban ellos sus flechas, que no podían llegar hasta la chalupa, como por señas, y riéndose, lo hacía observar el oficial que la mandaba Se encolerizaron tanto entonces, que sacudían con rabia los abrigos; pero no tardaron en comprender que las balas alcanzaban a los árboles por encima de sus cabezas y escaparon. Desde ese día nos dejaron en paz y no trataron de aproximarse a nosotros. En este mismo punto, y durante un viaje anterior del Beagle, habían molestado mucho los salvajes; para asustarlos se lanzó un cohete sobre sus chozas, y el éxito fue completo; uno de los oficiales me contó el extraño contraste que se produjo entre el clamoreo inmenso mezclado con los ladridos de los perros, mientras el cohete brillaba por el aire, y el profundo silencio que siguió uno o dos minutos después. A la mañana siguiente no había un solo fueguense por aquellos alrededores.
Charles Darwin
Viaje de un naturalista alrededor del mundo
Darwin tenía veintidós años cuando se embarcó como naturalista en el Beagle para realizar un viaje de exploración alrededor del mundo que duró cinco años. Además de una aventura extraordinaria, el largo periplo fue para Darwin el campo de pruebas que le permitió elaborar una concepción nueva sobre el origen y la evolución de las distintas formas de vida de la Tierra.
31 mayo 2021
31 de mayo
El 31 de mayo constituyó un típico día en nuestro cuaderno de bitácora: “Amanece con calma chicha. Hacia mediodía sopla un viento procedente del Noroeste y ponemos proa en forma más directa hacia Terranova. A continuación, los vientos se hacen del Sudoeste y nos detenemos, quedando prácticamente a la deriva. Sin novedad.”
El aburrimiento se hizo nuestro mayor enemigo. Una o dos veces pudimos ver suficiente sol como para colgar los sacos de dormir en el aparejo y poner a secar la ropa, aunque, en general, el tiempo era demasiado húmedo o hacía demasiada niebla como para alcanzar éxito alguno. Hacía tanto frío que el siguiente emigrante que aterrizó a bordo del Brendan, otra lavandera blanca, no logró pasar la noche y pereció.
30 mayo 2021
30 de mayo
Y los bergantines entraron de golpe por aquel lago y rompieron por medio de la flota de canoas, y la gente de guerra que en ellas estaba ya no osaban pelear. Y plugo a Dios que un capitán de un bergantín, que se dice Garci Holguín, llegó en pos de una canoa en la cual le pareció que iba gente de manera; y como llevaba dos o tres ballesteros en la proa del bergantín e iban encarando en los de la canoa, hiciéronle señal que estaba allí el señor, que no tirasen, y saltaron de presto, y prendiéronle a él y a aquel Guatimucín y a aquel señor de Tacuba, y a otros principales que con él estaban; y luego, el dicho capitán Garci Holguín me trajo allí a la azotea donde estaba, que era junto al lago, al señor de la ciudad y a los otros principales presos, el cual, como le hice sentar no mostrándole riguridad ninguna, llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y puso la mano en un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese de puñaladas y le matase. Y yo le animé y le dije que no tuviese temor alguno; y así, preso este señor, luego en este punto cesó la guerra, a la cual plugo a Dios Nuestro Señor dar conclusión en martes, día de San Hipólito, que fue 13 de agosto de 1521.
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