30 septiembre 2024

EN LA MUERTE DE OTO.

EN LA MUERTE DE OTO.  Arrastró su vejez el pobre Oto, casi ciego y paralítico, y no aullaba. Más si le atendías con tu mirada, movía la cola como cuando era joven, y te daba su alegría entera Todavía la guardas en su ausencia. (Los cuadernos de Rembrandt. Pg. 213. José Jiménez Lozano. 2008)

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