DESDE QUE VIO UNA GARZA. Tranquila y blanca,
mañanera, iba la garza,
entre el cristal del agua y el del cielo,
dominando el mundo.
Claudio emperador quedó maravillado,
comenzó a tartamudear más desde entonces.
(Los cuadernos de Rembrandt. Págs. 114-115. José Jiménez Lozano. 2006)
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