21 febrero 2022

Sobre el cuco (42) - Unos grillos amenizaban la soledad y un cuco lanzaba su voz irónica entre los árboles.

—¿Este es el camino de Navarra?—Sí.
La muchacha iba hasta un caserío llamado Herburu, y yo fui con ella.
Encontré a un aduanero francés, a quien le dije me indicara el camino de España. Me miró con desconfianza y me mostró un sendero.
Siguiéndolo, llegué a un bosque bastante cerrado, con una venta, la venta de Inzola. Estaba en territorio español. Pedí en la venta que me pusieran algo de comer, y con un gran trozo de pan, de chorizo y de queso y una botella de vino, me senté en la hierba, en un prado. Brillaban las margaritas y las flores del brezo; una serpentaria mostraba su mazorca roja entre lo verde. Corría allá un vientecillo del mar fresco y agradable; el cielo estaba muy azul; en Francia se veía la llanura y la costa; hacia España, un laberinto de montes ceñudos y sombríos. Unos grillos amenizaban la soledad y un cuco lanzaba su voz irónica entre los árboles.
Devoré mis provisiones, y después dirigí un toast elocuente a la vieja España de Don Quijote, y del Cid, y de San Ignacio de Loyola. Añadí a Loyola, para probarme a mí mismo, que este Amadís de Gaula, católico y papista, no sólo no irritaba mis sentimientos de protestante de raza, sino que veía en él un hermoso manantial de energía y de tesón. Después de este toast hice mi segunda libación brindando por las damas españolas, los caballeros, las majas, los toreadores, los gitanos, los corchetes, los alguaciles y los alcaldes, y, sobre todo, por la bella entre las bellas, Mary la de Biriatu. Como me quedaba más vino en la botella y no era desagradable, tuve que brindar por el mar, por el cielo azul, y hasta por la Cosa en sí, y me quedé un momento dormido.

Pío Baroja
La ruta del aventurero
EL VIAJE SIN OBJETO
Memorias de un hombre de acción - 6

Calles de Ribadesella

Calles de Ribadesella

20 febrero 2022

Sobre el cuco (41) - mientras el cuco canta como si jugara al escondite a lo lejos

EL PASTOR
Sentado, con mi cayado blanco entre las manos, miro los valles y el mar, y cuido de mis corderos, que se esparcen por los prados, mientras el cuco canta como si jugara al escondite a lo lejos. A veces toco en el caramillo canciones sencillas y me parece que los mismos montes bailan al son de mis tocatas. No conozco nada de cuanto ocurre alrededor de mí; no sé cómo se vive, ni siquiera en los pueblos que tengo frente a mi vista. Así, que cuando veo a las grullas, que en otoño marchan a la retaguardia de la emigración de las aves, tan altas Como las mismas nubes, formando un triángulo y lanzando gritos penetrantes, me pregunto: «¿De dónde vendrán? ¿Adónde irán?» Y sin saber si son buenos o malos los países de donde vienen y adonde van, miro a esos pájaros con envidia.

Pío Baroja
La leyenda de Jaun de Alzate
Tierra vasca - 4

Calles de Ribadesella

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19 febrero 2022

Sobre el cuco (40) - el cuco cantaba de día, y el ruiseñor encantaba la noche

 En la primavera eran las rosas de todas clases las que aromatizaban el ambiente, en verano los claveles, los jazmines y la flor de azahar; en invierno, los musgos y los líquenes.

Durante el otoño, había un vaho de humedad que se mezclaba con el olor acre de los arrayanes y el perfume exquisito de los cipreses, que era, sobre todo de noche, embriagador.

En la primavera la vida agitaba el parque; bandadas de gorriones y de jilgueros levantaban el vuelo entre las ramas; se oían mil ruidos confusos; aleteos de pájaros, zumbido de moscones y de insectos. Las mariposas palpitaban en el aire transparente; los lagartos se deslizaban entre las piedras; cruzaban al sol los cardenales y las tórtolas; el cuco cantaba de día, y el ruiseñor encantaba la noche.


Pío Baroja
El laberinto de las sirenas
El mar - 2

Calles de Madrid

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Enriketa ve un fantasma