LA DEMANDA DEL SANTO GRAAL - Cómo La Doncella Vino A Llamar A Lanzarote (1/...)
La víspera de Pentecostés, cuando los compañeros de la Tabla Redonda habían llegado a Camaloc y después de haber oído los oficios, mientras iban a colocarles las mesas a la hora de nona, en ese momento entró en la sala a caballo una bellísima doncella; había venido muy deprisa, como bien se podía apreciar, pues sus cabellos todavía estaban empapados de sudor. Descabalgó y vino hasta el rey; éste la saluda y le dice que Dios la bendiga. «Señor -pregunta ella-, por Dios, indicadme si Lanzarote se encuentra aquí». «En verdad que sí -dice el rey- vedlo ahí». Lo señala. Ahora se dirige ella a donde está y le dice: «Lanzarote, os comunico, de parte del rey Pelés, que debéis venir conmigo al bosque». El le pregunta que de quién es. «Soy -responde- de aquél de quien os he hablado». «¿Y qué necesidad, le pregunta, tenéis de mí?» «Eso ya lo veréis», le contesta aquélla. «Por Dios, dice, iré con gusto».
La víspera de Pentecostés, cuando los compañeros de la Tabla Redonda habían llegado a Camaloc y después de haber oído los oficios, mientras iban a colocarles las mesas a la hora de nona, en ese momento entró en la sala a caballo una bellísima doncella; había venido muy deprisa, como bien se podía apreciar, pues sus cabellos todavía estaban empapados de sudor. Descabalgó y vino hasta el rey; éste la saluda y le dice que Dios la bendiga. «Señor -pregunta ella-, por Dios, indicadme si Lanzarote se encuentra aquí». «En verdad que sí -dice el rey- vedlo ahí». Lo señala. Ahora se dirige ella a donde está y le dice: «Lanzarote, os comunico, de parte del rey Pelés, que debéis venir conmigo al bosque». El le pregunta que de quién es. «Soy -responde- de aquél de quien os he hablado». «¿Y qué necesidad, le pregunta, tenéis de mí?» «Eso ya lo veréis», le contesta aquélla. «Por Dios, dice, iré con gusto».