16 junio 2021
15 junio 2021
15 de junio
—Lord Tankerell —dijo Schnabel—. Seguro que ha oído hablar de él. Fue fiscal general del Estado hace unos cuantos años.
—¿Ése? ¿Y a eso le llama usted una fuente fiable, a un ex fiscal? Esos mamones no son capaces ni de deletrear sus nombres, de puro tontos.
—Ya. Pues los nombres de Karl K. y Ross Skundler no los van a tener que deletrear, porque están escritos bien clarito en la firma de sus declaraciones juradas —dijo Schnabel—. Si los leen aquí, le caen de doce a veinte años, y si lo hacen en los Estados Unidos, la perpetua. Tienen una prisión para los juzgados por la RICO en un sitio que se llama Marian. Alta seguridad. De allí sólo se sale con los pies por delante.
Hubo una larga pausa mientras Hartang digería esta información. Se estaba poniendo malo sólo de pensarlo.
—¿Qué es la RICO? —preguntó.
14 junio 2021
12 de junio
Mi mujer se fue allí a mediados de mayo, vino a Los Ángeles a pasar un par de fines de semana y tenía que volver aquí para asistir a una fiesta el 12 de junio, pero no apareció. Desde entonces no he vuelto a verla.
—¿Qué ha hecho usted? —le pregunté.
—Nada. Absolutamente nada. Ni siquiera he ido por allí.
Esperó. Deseaba que le preguntara por qué.
—¿Por qué? —pregunté.
Echó hacia atrás el sillón para abrir un cajón que tenía cerrado con llave. Sacó de él un papel doblado y me lo entregó. Lo desdoblé y vi que era un telegrama. Lo habían cursado en El Paso el día 14 de junio, a las nueve diecinueve de la mañana. Iba dirigido a Derace Kingsley, Carson Drive, 965, Beverly Hills, y decía:
Cruzo frontera para pedir divorcio en México. Stop. Me caso con Chris. Stop. Adiós y buena suerte. Crystal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)