Mi mujer se fue allí a mediados de mayo, vino a Los Ángeles a pasar un par de fines de semana y tenía que volver aquí para asistir a una fiesta el 12 de junio, pero no apareció. Desde entonces no he vuelto a verla.
—¿Qué ha hecho usted? —le pregunté.
—Nada. Absolutamente nada. Ni siquiera he ido por allí.
Esperó. Deseaba que le preguntara por qué.
—¿Por qué? —pregunté.
Echó hacia atrás el sillón para abrir un cajón que tenía cerrado con llave. Sacó de él un papel doblado y me lo entregó. Lo desdoblé y vi que era un telegrama. Lo habían cursado en El Paso el día 14 de junio, a las nueve diecinueve de la mañana. Iba dirigido a Derace Kingsley, Carson Drive, 965, Beverly Hills, y decía:
Cruzo frontera para pedir divorcio en México. Stop. Me caso con Chris. Stop. Adiós y buena suerte. Crystal.