Es difícil encontrar un cementerio pequeño en Los Ángeles. Y yo estaba decidida a que mi hijo fuese enterrado en algún lugar pequeño e íntimo, un lugar donde hubiera pocos transeúntes, donde hubiera menos miradas indiferentes que en algunas de las necrópolis de gran extensión o los vastos parques de la muerte embellecidos que constituyen la norma.
Encontré una vieja misión parcialmente reconstruida en el extremo norte del valle de San Fernando donde, gracias a un fuerte donativo para el fondo de restauración, me proporcionaron una sepultura en un rincón, a la sombra de un bosquecillo de eucaliptos. Voy allí de vez en cuando, aproximadamente una vez al mes, tratando de no hacer de las visitas un ritual, en estados de ánimo buenos y malos, pero inevitablemente el lugar ha forjado sus propias asociaciones (después de todo, yo no tengo ningún verdadero recuerdo de él) y ahora es el crujir de las hojas secas, el olor a gato macho de los eucaliptos, incluso las sombras de filigrana del sol a través de las hojas, lo que conspira para recordarme a mi hijo muerto.
También dediqué algún tiempo a la lápida. ¿Qué inscripción pone uno cuando una vida ha durado solamente dieciséis días? ¿«Aquellos a quienes los dioses aman…»? ¿«Vanidad de vanidades, dijo el predicador, todo es vanidad»? Al final elegí mármol blanco, muy sencillo, y mandé poner el nombre y la fecha incrustados en bronce. COLEMAN BROCKWAY, 10 de abril de 1930 - 26 de abril de 1930. En los años transcurridos desde su muerte el verdín de las letras de bronce se ha corrido y ha manchado el mármol, como lágrimas verdes. Lágrimas verdes para mi bebé azul. Coleman Brockway vino al mundo con una baraja marcada en su contra desde el primer día: tenía un agujero en el corazón.
William Boyd
La tarde azul
Los Ángeles, 1936. Kay Fischer vive en una ciudad norteamericana y se dedica a la arquitectura, tras la muerte de su hijo y la ruptura de su matrimonio. Está en un momento malo de su vida cuando se presenta ante ella Salvador Carriscant, un anciano que dice ser su padre y que reclama la ayuda de la joven para desenmarañar unos hechos que llevan enterrados más de un cuarto de siglo.