TARDE DE VERANO
Se alza la telaraña como un paño de seda entre las matas de la magarza y la amapola y, bajo él, una monacal hilera de hormigas, coleópteros andan ordenando sus repúblicas.
Roznan las ruedas, a lo lejos, de una gran tormenta, con sus signos de luz zigzagueante, y aquí descargará su ira sobre este baldaquino y esas vidas tan inocentes y minúsculas.
¿Por qué, Agustín, por qué? preguntaba siempre Alipio.
Tiempo de Eurídice de José Jiménez Lozano
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