VÍA LÁCTEA
Un gorrioncillo se esforzaba, por quebrar la gélida corteza de un jardín de invierno, en busca de un gusano, una semilla.
Como los hombres contra el cristal del cielo miran encandilada la Vía Láctea, por si esa luz viene de lo Alto, según pensaban los antiguos.
Vanamente.
Tiempo de Eurídice por José Jiménez Lozano