20 febrero 2023

TRECE LINEAS (más o menos) y una imagen (30 de 365)

Crónicas del sochantre Bretaña es una tierra muy peñascosa por el lado del mar, pero se abre en amplias planicies, valles estrechos y alegres oteros, por donde se une a Francia. Es tierra muy viciosa de caminos, puesto que, en ella, amén de la gente natural del sobremundo, andan fáciles y vigilantes pasajeros, gentes de las soterradas alamedas, difuntos vespertinos, fantasmas, huestes caballeras, ánimas redimiéndose de penas; las más de ellas, gentes fallecidas a las que alguna paulina niega descanso. Las hieren los vientos y las noches por los innúmeros caminos, hasta que sólo queda de ellas un aliento frío. La imagen última que de Bretaña uno conserva es la de una vieja encendiendo los candiles de hierro de un calvario de piedra, en las afueras de una villa amurallada, al atardecer. Llovizna un poco. Pasa un viento sibilante que apaga las débiles lucecillas. La vieja se santigua y reza un padrenuestro por el alma del difunto señor vizconde de Klöemel, que acaba de cruzar a caballo. Los vivos en Bretaña conocen si los aires que corren son difuntos o no, y le sacan el sombrero a una brisa de mayo, porque adivinan que se trata de la hermosa Ana de Combourg que pasa sonriendo entre las verdes ramas de los abedules. Hay jóvenes que se enamoran de un aire. Dentro de las amuralladas villas, en los viejos pazos y castillos almenados, en Rennes o en Dinan, en Combourg o en Caradeuc, los sonoros celtas conversan en torno a la lumbre que se encendió hace dos mil años, sobre la guerra en el mar, las batallas de Hannover, los pleitos de familia, los enamorados de otrora. Y las llamas que queman el roble viril y testigo, nada pueden contra estas transeúntes memorias, de hilos que nadie sabe de qué ovillo proceden, ni quién teje con ellos. Por los caminos de Bretaña va la danza macabra empujando vientos, y la más diminuta flor que nace en abril, a la vera del camino, ignora si va a ser llevada al cabello de una niña o pisada por el pie de un esqueleto que salta al frente de la hueste, guiando el paso que denominan l’embrasse y es un momento de amor en la gallarda. 

Álvaro Cunqueiro. Las crónicas del sochantre

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de "La luz de una candela" (diario o notas entre 1989 y 1993)

 La humedad que deja la niebla en el tronco de los arboles, en la madera cortada para la chimenea, y en el barro del ladrillo y de las tejas...