11 junio 2023

«Al señor Alfonso Daudet, poeta residente en París, aquí presente y aceptante».

«ANTE MÍ, HONORATO GRAPAZI, notario residente en Pamperigouste, ha comparecido:

El señor Gaspar Mitifio, marido de Vivette Cornille, vecino del lugar llamado de los Cigarrales y habitante en él.

El cual, por el presente, vende y transfiere con todas las garantías de derecho y de hecho, y libre de toda clase de deudas, privilegios é hipotecas, «Al señor Alfonso Daudet, poeta residente en París, aquí presente y aceptante».

«Un molino harinero de viento, sito en el valle del Ródano, en pleno riñón de la Provenza, sobre una ladera poblada de pinos y carrascas; estando el susodicho molino abandonado hace más de veinte años é inútil para moler, por efecto de las vides silvestres, musgos, romeros y otras hierbas parásitas que trepan por él hasta las aspas».

«Eso no obstante, tal como es y está, con su gran rueda rota, y la plataforma con hierba crecida entre los ladrillos, el señor Daudet de clara encontrar el susodicho molino de su conveniencia y apto para servir en sus trabajos de poesía, lo acepta de su cuenta y riesgo, y sin recurso alguno contra el vendedor por causa de las reparaciones que en él pudieran hacerse. La venta es al contado y mediante el precio convenido, que el señor Daudet, Poeta, ha sacado y puesto sobre la mesa en dinero contante y sonante de ley, el cual precio ha sido cobrado y guardado por el señor Mitifio; todo ello a vista de los notarios y testigos infrascritos, de lo cual se extiende carta de pago con reserva».

«Contrato elevado en Pamperigouste, en el estudio de Honorato, en presencia de Francet Mamaí, tañedor de pífano, y Luiset, apodado el Quique, portador de la cruz de los penitentes blancos».

Alphonse Daudet

Cartas desde mi molino



Alphonse Daudet (1840-1897) fue un escritor francés mejor conocido por sus novelas y cuentos. Nació el 13 de mayo de 1840 en Nimes, Francia. El padre de Daudet era un fabricante de seda y la familia se mudó a Lyon cuando Daudet aún era un niño. Sin embargo, debido a dificultades financieras, finalmente regresaron a Nîmes.
Daudet comenzó su carrera literaria como periodista, trabajando para varios periódicos y revistas en París. Sus primeros escritos estuvieron influenciados por el movimiento naturalista, cuyo objetivo era proporcionar observaciones objetivas y detalladas de la sociedad. Sin embargo, Daudet luego desarrolló su propio estilo único, combinando elementos de naturalismo, realismo y romanticismo.
Una de las obras más famosas de Daudet es "Lettres de mon moulin" (Cartas de mi molino de viento), publicada en 1866. Esta colección de cuentos describe la vida en Provenza, donde Daudet pasó algún tiempo. Las historias fueron bien recibidas y mostraron la habilidad de Daudet para capturar la esencia de la vida rural con humor y sensibilidad.
Otra obra notable de Daudet es "Tartarin de Tarascon" (Tartarin de Tarascon), publicada en 1872. Esta novela cuenta la historia humorística de Tartarin, un personaje jactancioso y grandioso de la ciudad ficticia de Tarascon. El libro satiriza las actitudes provincianas y el heroísmo exagerado de su protagonista.
Las obras de Alphonse Daudet fueron elogiadas por sus descripciones vívidas, personajes atractivos y comentarios sociales perspicaces. Su estilo de escritura tuvo una influencia significativa en las generaciones posteriores de escritores franceses. Los logros literarios de Daudet continúan siendo celebrados y sus obras se consideran contribuciones importantes a la literatura francesa.

Paisaje

 imágenes a partir de textos o fotografías

07 junio 2023

El impostor inverosímil Tom Castro

El impostor inverosímil Tom Castro


Ese nombre le doy porque bajo ese nombre lo conocieron por calles y por casas de Talcahuano, de Santiago de Chile y de Valparaíso, hacia 1850, y es justo que lo asuma otra vez, ahora que retorna a estas tierras —siquiera en calidad de mero fantasma y de pasatiempo del sábado. El registro de nacimiento de Wapping lo llama Arthur Orton y lo inscribe en la fecha 7 de junio de 1834. Sabemos que era hijo de un carnicero, que su infancia conoció la miseria insípida de los barrios bajos de Londres y que sintió el llamado del mar. El hecho no es insólito. Run away to sea, huir al mar, es la rotura inglesa tradicional de la autoridad de los padres, la iniciación heroica. La geografía la recomienda y aun la Escritura (Salmos, 107): Los que bajan en barcas a la mar, los que comercian en las grandes aguas; ésos ven las obras de Dios y sus maravillas en el abismo. Orton huyó de su deplorable suburbio color rosa tiznado y bajó en un barco a la mar y contempló con el habitual desengaño la Cruz del Sur, y desertó en el puerto de Valparaíso. Era persona de una sosegada idiotez. Lógicamente, hubiera podido (y debido) morirse de hambre, pero su confusa jovialidad, su permanente sonrisa y su mansedumbre infinita le conciliaron el favor de cierta familia de Castro, cuyo nombre adoptó. De ese episodio sudamericano no quedan huellas, pero su gratitud no decayó, puesto que en 1861 reaparece en Australia, siempre con ese nombre: Tom Castro. En Sydney conoció a un tal Bogle, un negro sirviente. Bogle, sin ser hermoso, tenía ese aire reposado y monumental, esa solidez como de obra de ingeniería que tiene el hombre negro entrado en años, en carnes y en autoridad. Tenía una segunda condición, que determinados manuales de etnografía han negado a su raza: la ocurrencia genial. Ya veremos luego la prueba. Era un varón morigerado y decente, con los antiguos apetitos africanos muy corregidos por el uso y abuso del calvinismo. Fuera de las visitas del dios (que describiremos después) era absolutamente normal, sin otra irregularidad que un pudoroso y largo temor que lo demoraba en las bocacalles, recelando del Este, del Oeste, del Sur y del Norte, del violento vehículo que daría fin a sus días.
Orton lo vio un atardecer en una desmantelada esquina de Sydney, creándose decisión para sortear la imaginaria muerte. Al rato largo de mirarlo le ofreció el brazo y atravesaron asombrados los dos la calle inofensiva. Desde ese instante de un atardecer ya difunto, un protectorado se estableció: el del negro inseguro y monumental sobre el obeso tarambana de Wapping. En setiembre de 1865, ambos leyeron en un diario local un desolado aviso.
EL IDOLATRADO HOMBRE MUERTO
En las postrimerías de abril de 1854 (mientras Orton provocaba las efusiones de la hospitalidad chilena, amplia como sus patios) naufragó en aguas del Atlántico el vapor Mermaid, procedente de Río de Janeiro, con rumbo a Liverpool. Entre los que perecieron estaba Roger Charles Tichborne, militar inglés criado en Francia, mayorazgo de una de las principales familias católicas de Inglaterra. Parece inverosímil, pero la muerte de ese joven afrancesado, que hablaba inglés con el más fino acento de París y despertaba ese incomparable rencor que sólo causan la inteligencia, la gracia y la pedantería francesas, fue un acontecimiento trascendental en el destino de Orton, que jamás lo había visto. Lady Tichborne, horrorizada madre de Roger, rehusó creer en su muerte y publicó desconsolados avisos en los periódicos de más amplia circulación. Uno de esos avisos cayó en las blandas manos funerarias del negro Bogle, que concibió un proyecto genial.

Serie: azulejos