11 julio 2022

Ave Fénix

 Es de todos conocido que Adán y Eva comieron la fruta del árbol prohibido y por eso tuvieron que abandonar el paraíso y sufrir la enfermedad y la muerte. Pero alguien podría preguntar: ¿Qué ocurrió con los animales que habitaban el edén? ¿Qué culpa tuvieron ellos para padecer igual que los humanos?
Y es que pocos saben que Eva, después de haber probado la fruta, quiso compartir la experiencia con los demás habitantes del jardín. Y fue dando trocitos de manzana a los animales que vivían allí. De esta forma, los mamíferos, los reptiles, los peces, los insectos y las aves fueron probando lo desconocido. Todos menos uno, el Ave Fénix. Este sabio pájaro no quiso desobedecer a su Creador y se negó a comer la fruta prohibida.
Por eso es el único ser vivo que no muere nunca. Cada mil años se quema en el fuego que surge de él mismo, y renace de nuevo de sus cenizas, eternamente joven.
 
Miguel Ángel Moreno
Cuentos de judíos
Cuentos y leyendas populares

El hombre del saco de castañas y su terrible, horrible, espantoso episodio en una mansión donde no vio a nadie y estaba llena de entes

 El hombre del saco de castañas y su terrible, horrible, espantoso episodio en una mansión donde no vio a nadie y estaba llena de entes

10 julio 2022

De Pedro Salinas

 Posesión de tu nombre,
sola que tú permites,
felicidad, alma sin cuerpo.
Dentro de mí te llevo
porque digo tu nombre,
felicidad, dentro del pecho.
«Ven»: y tú llegas quedo;
«vete»: y rápida huyes.
Tu presencia y tu ausencia
sombra son una de otra,
sombras me dan y quitan.
(¡Y mis brazos abiertos!)
Pero tu cuerpo nunca,
pero tus labios nunca,
felicidad, alma sin cuerpo, sombra pura.
 
Pedro Salinas
PRESAGIOS
(1923)

El hombre del saco de castañas y su terrible, horrible, espantoso episodio en una mansión donde no vio a nadie y estaba llena de entes

El hombre del saco de castañas y su terrible, horrible, espantoso episodio en una mansión donde no vio a nadie y estaba llena de entes

09 julio 2022

De Juan Ramón Jiménez

Paisaje dulce; está el campo
todo cubierto de niebla;
ya se han ido lentamente
los rebaños a la aldea.

Es un paisaje sin voces,
triste paisaje que sueña,
con sus álamos de humo
y sus brumosas riberas.

Voy por el camino antiguo
lleno de ramaje y yerba,
sin pisadas, con aroma
de cosas vagas y viejas.

Paisaje velado y lánguido
de bruma, nostalgia y pena:
cielo gris, árboles secos,
agua parada, voz muerta.

Sobre los álamos blancos
de la dormida ribera,
una luna rosa y triste
va subiendo entre la niebla.

Arias tristes, ed. Centenario,
«Arias otoñales», IV, p. 66


Juan Ramón Jiménez
Antología general


Selección
Francisco López Estrada
María Teresa López García-Berdoy

Digitalis purpurea

flores y plantas

Serie: azulejos