25 febrero 2021

25 de febrero

La mañana del 25 de febrero de 1848 se supo en Chavignolles, por un individuo procedente de Falaise, que París estaba cubierto de barricadas; y al día siguiente se anunció en la alcaldía, con carteles, la proclamación de la república.
Este gran acontecimiento dejó estupefactos a los burgueses.
Pero cuando se supo que la Corte de Casación, la Corte de Apelación, la Corte de Cuentas, el Tribunal de Comercio, la Cámara de Notarios, el Colegio de Abogados, el Consejo de Estado, la Universidad, los generales y el propio de la Rochejacquelin daban su adhesión al gobierno provisional, los pechos se ensancharon; y como en París plantaban árboles de la libertad, el consejo municipal decidió que había que hacerlo en Chavignolles.
Bouvard ofreció uno, regocijado en su patriotismo por el triunfo del pueblo; en cuanto a Pécuchet, también estaba contento, pues la caída de la monarquía confirmaba plenamente sus previsiones.

Gustave Flaubert
Bouvard y Pécuchet

El azar de una calurosa jornada reúne a Bouvard y a Pécuchet : solitarios, ya no tan jóvenes, modestos empleados de oficina, son -no tardan en descubrirlo- dos almas gemelas perplejas en el caos de la vida moderna. Una herencia y un vago deseo de retiro filosófico y del cultivo de la sabiduría harán que se abismen en la agricultura, la química, la geología, la medicina, la pedagogía, la historia, la literatura, la alquimia… Pero su recompensa, lejos de lo que esperaban, les llenará de escepticismo, y el desánimo no tardará en aparecer. Esta auténtica farsa filosófica, publicada postumamente en 1881, ha sido considerada por muchos como la culminación literaria de ese implacable observador de la naturaleza humana y las infinitas manifestaciones de la estupidez que fue Gustave Flaubert.

Calles de Villaviciosa

Calles de Villaviciosa

24 febrero 2021

24 de febrero

La tarde del 23 de febrero de 1981, una banda borracha de guardias civiles, al mando de un teniente coronel con bigotón de zarzuela, asaltó el Congreso de los Diputados y en aquella zarabanda patriótica, lejos de tirares al suelo, Suárez saltó de su escaño y se jugó la vida para salvar de las metralletas a su amigo, el teniente general Gutiérrez Mellado, un gesto muy ibérico por el que será siempre recordado. 
Ningún gesto de gallardía podrá compararse al que este político ofreció a la historia al enfrentarse al golpista Tejero, y a su vez ningún militar, como Gutiérrez Mellado, ha tenido la suerte de poder de mostrar su heroísmo en un cuerpo a cuerpo frente al cuatrero con imágenes transmitidas en vivo y en directo a todo el mundo. El asalto del Congreso fue el último capítulo de una pugna de la España negra por doblarle el codo a la democracia. Por fortuna, la historia se puso de parte de la libertad. Al general Gutiérrez Mellado le pregunté qué era lo que más le había molestado del golpe de Estado. Contestó: «Ver a unos oficiales con la guerrera desabrochada». El honor militar lo salvó este caballero.

El intento de golpe de Estado de Tejero purgó todos los fantasmas que la Transición llevaba en el vientre bajo diversas formas de reptil. En realidad, Juan Carlos se proclamó a sí mismo rey de los españoles a la una de la madrugada del 24 de febrero de 1981 en el famoso mensaje por televisión. Corrían muchas anécdotas, ciertas o falsas, en aquellas horas de hierro. A las ocho de la tarde, mientras Tejero y sus secuaces tenían encañonados a los diputados en la Carrera de San Jerónimo, un equipo de Televisión Española, sorteando toda clase de controles militares, logró llegar al palacio de la Zarzuela para grabar el mensaje real. Juan Carlos se vistió con el uniforme de capitán general y quiso tener cerca a su hijo Felipe, que entonces no era más que un niño. Los técnicos de televisión preparaban muy nerviosos aquella operación pilotada por el jefe de los servicios informativos, Jesús Picatoste, y en medio del salón lleno de cables el Rey lo presentó a su hijo. «Felipe, a ver si adivinas cómo se llama este señor.» «No sé», contestó el futuro Príncipe de Asturias. «Vamos a ver. ¿Con qué te gusta mojar el chocolate en el desayuno?», preguntó el monarca. «No sé.» «Piensa, piensa un poco.» «No sé.» «¡Con un picatoste, con un picatoste! Así se llama este señor tan importante.» 

Manuel Vicent
Aguirre, el magnífico

Aguirre, el magnífico narra con su acostumbrada ironía la vida de Jesús Aguirre, el último personaje que se escapó de la corte de los milagros de Valle-Inclán. En su espejo deformante se refleja medio siglo de la historia reciente de España.

Este relato no es exactamente una biografía de Jesús Aguirre, decimoctavo duque de Alba por propios méritos, sino un retablo ibérico donde este personaje se refleja en los espejos deformantes del callejón del Gato, como una figura de la corte de los milagros de Valle-Inclán.

Calles de Villaviciosa

Calles de Villaviciosa

23 febrero 2021

23 de febrero

Es cierto, como dice el fotógrafo Castro Prieto, que una fotografía buena no le hace a nadie fotógrafo, y menos un buen fotógrafo. Una de las mejores fotografías de la historia del reporterismo gráfico le estaba reservada a Manuel Barriopedro, un reportero modesto que no había hecho ninguna gran foto hasta entonces ni la haría después. El estar ese 23 de febrero de 1981 en el Congreso de los Diputados tampoco le garantizaba a nadie hacer una gran foto. Había más fotógrafos allí esa tarde. Al lado de esa las demás resultan anodinas, y se apocan. Sólo esa, con el coronel Tejero tocado con tricornio, el brazo de los pronunciamientos militares en alto y una pistola en la otra mano, es única. De modo que una sola foto no hace de nadie un gran fotógrafo, pero basta una sola foto para formar parte de la historia de la fotografía. Le sucedió a Korda, cuya imagen del Che Guevara sigue en la camiseta de los izquierdistas pijos de medio mundo y en las de los guerrilleros y terroristas del otro medio.

En el Rastro aparecen muchas obras maestras anónimas de la fotografía, constantemente.

Andrés Trapiello
El Rastro
HISTORIA, TEORÍA Y PRÁCTICA

Andrés Trapiello nos invita a un viaje único y hace su personal homenaje del Rastro, uno de los mercados ambulantes más emblemáticos del mundo. Podremos conocer a su gente y entender sus vidas a través de sus recuerdos y sus objetos. Una historia única de la ciudad de Madrid, su tradición y su cultura.
Un libro excepcional, profusamente ilustrado con fotografías que repasan más de cuarenta años de historia. El libro está dividido en una primera parte donde se abordan cuestiones teóricas; una segunda y tercera más personales que podrían añadirse a una "Guía sentimental del Rastro"; y una cuarta parte repleta de fotografías y muchos fragmentos inéditos o escritos ex profeso para el libro, que el autor ha recopilado de sus diarios -reunidos en los volúmenes que conforman el Salón de pasos perdidos-, y también sacados de entre todos los artículos y prólogos que ha escrito. El resultado, como se ve, es de lo más Rastro. Hay donde elegir.

Calles de Villaviciosa

 Calles de Villaviciosa

¡A volar!