Godfrey se levantó y se desayunó más temprano que de costumbre, pero se quedó en el pequeño salón artesonado hasta que sus hermanos menores acabaran de desayunarse y salieran. Esperaba a su padre, quien siempre hacía un paseo con el mayordomo antes de almorzar. Nadie comía a la misma hora por la mañana en la Casa Roja. Era siempre el último, a fin de dar a un apetito bastante débil mayores probabilidades, antes de ponerlo a prueba. Hacía casi dos horas que la mesa estaba guarnecida con platos suculentos esperando su llegada.
24 abril 2008
23 abril 2008
22 abril 2008
21 abril 2008
20 abril 2008
La mayor alabanza según Pericles
Pericles, el gran hombre de Estado ateniense que puso apellido a su siglo, pudo presumir al final de sus días de no haber matado nunca a nadie.
Es cierto que hizo la guerra pero ésta tuvo siempre, o al menos así lo decía él, un carácter defensivo. Lo mismo para las Artes que para las Letras, su época fue la más gloriosa de la historia de Grecia. Cuando estaba en su lecho de muerte, los amigos que le asistían le recordaban las innumerables obras con que había embellecido Atenas. El moribundo les interrumpió:
—Lo que alabáis de mi vida, pertenece en parte a la fortuna y en parte a los que colaboraron conmigo, de lo único que estoy orgulloso es de que ninguna mujer ateniense haya vestido luto por mi culpa.
Es cierto que hizo la guerra pero ésta tuvo siempre, o al menos así lo decía él, un carácter defensivo. Lo mismo para las Artes que para las Letras, su época fue la más gloriosa de la historia de Grecia. Cuando estaba en su lecho de muerte, los amigos que le asistían le recordaban las innumerables obras con que había embellecido Atenas. El moribundo les interrumpió:
—Lo que alabáis de mi vida, pertenece en parte a la fortuna y en parte a los que colaboraron conmigo, de lo único que estoy orgulloso es de que ninguna mujer ateniense haya vestido luto por mi culpa.
'Las anécdotas de la política' por Luis Carandell.
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