13 enero 2022

Sobre el cuco (3)

Hacía una tarde muy agradable, de primavera, y, en la blanda quietud del crepúsculo, todo era bello y silencioso. Había hecho un día bueno y cálido, pero al caer la noche refrescó y a lo lejos el humo se alzaba de las chimeneas de las casas. Miles de olores placenteros de las hojas verdes y los capullos en flor se mezclaban por doquier, el cuco llevaba cantando todo el día, pero acababa de callarse, el olor a tierra recién volteada —el primer aliento de esperanza del primer campesino, después de que se marchitara su huerto— aromaba la brisa nocturna. Era un momento del día en el que casi todos los hombres acarician buenas resoluciones y lamentan el pasado malgastado, un momento en el que casi todos los hombres, al ver caer las sombras, piensan en la noche que debe caer para todos, y en el mañana que no va seguido de ningún otro.

Charles Dickens.
Vida y aventuras de Martin Chuzzlewit.

Palacio de la Granja de san Ildefonso

Palacio de la Granja de san Ildefonso

12 enero 2022

Sobre el cuco (2)

 Al amanecer dejamos el campamento cinco guerrilleros. Eludiendo casas y aldeas, bajamos la ladera, cruzamos un riachuelo, ascendimos a otro monte, y volvimos a descender. Antes de mediodía descansamos en lo alto de un otero, ocultos entre aliagas, retamas y pinos desperdigados. A un lado, a poca distancia, un cementerio exhibía una ermita románica antiquísima, de granito coloreado por líquenes y adornada por desgastadas figuras misteriosas en los canecillos. El sol calentaba con fuerza, nos rodeaba el zumbido de los insectos y abejorros y oíamos el rumor de lagartos o culebras que al vernos se precipitaban en la maleza. Cantaba un cuco y de vez en cuando graznaban cuervos por donde el cementerio. Nos desprendimos de armas y mochilas y nos sentamos o tendimos sin hablar.


Pío Moa.
Sonaron gritos y golpes a la puerta.

Palacio de la Granja de san Ildefonso

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