
03 septiembre 2021
02 septiembre 2021
2 de septiembre
Todavía importante miembro del partido whig (liberal) y prominente intelectual durante esta edad dorada de los salones, Stanhope consultó primero con matemáticos y astrónomos. A continuación llevó la causa a los dirigentes de su partido, empezando por su viejo colega Thomas Pelham (1693-1768), secretario de Estado y futuro primer ministro.
Pelham, al principio, acogió fríamente la idea, como más tarde contaría Stanhope. «Se alarmó ante una empresa tan audaz —escribió Stanhope—, y me conminó a que no revolviera asuntos largo tiempo tranquilos, añadiendo que no le gustaban las novedades». Otra versión de este encuentro, debida al revisor y preparador de las memorias de Pelham, William Coxe, dice que el futuro primer ministro no se entusiasmó. «Al noble secretario le afectaba mucho la máxima favorita de sir Robert Walpole —escribió Coxe—, tranquilla non movere [no mover las cosas en reposo], para entusiasmarse por la propuesta, que probablemente agitaría los prejuicios civiles y religiosos del pueblo».Para vencer esta inercia, Stanhope quiso poner en evidencia a sus paisanos, señalando a todo el que quisiera escucharle lo último que había escrito en una carta a su hijo: que además de Inglaterra, también Rusia y Suecia seguían sin calendario reformado. «No era, en mi opinión, muy honorable para Inglaterra seguir manteniendo un enorme y reconocido error, sobre todo en semejante compañía, el inconveniente del cual sentían igualmente todos los que tenían correspondencia con el extranjero, tanto política como comercial». Stanhope también llevó la propuesta a un medio que no había estado disponible para Cristóbal Clavio ni para John Dee a fines del siglo XVI: la prensa popular. Escribió con seudónimo varios artículos divertidos e informativos para un periódico londinense de la época, The World. El afable conde también habló del cambio en los salones londinenses de moda, en antecámaras parlamentarias, en salas de fumadores y fincas rurales.
01 septiembre 2021
1 de septiembre
Descubrir un número primo realmente grande no es fácil, de ninguna manera. Por ejemplo, más arriba yo dije que el 5.237 es primo. Supongamos que usted lo dude, ¿cómo haría para verificarlo? La única forma práctica consiste en probar todos los números primos que son menores que la raíz cuadrada de 5.237 y ver si alguno de ellos es un divisor. Esto es tedioso pero posible para el 5.237. Para números realmente grandes es prácticamente imposible… aunque no para las computadoras.
Es así como los matemáticos han buscado fórmulas que les permitan construir números primos. Estas fórmulas no tenían por qué darles todos los números primos que existen, así que no se las podría usar para probar si un número dado es primo. Pero podrían utilizarse para construir números primos de cualquier tamaño deseado, con lo cual la tarea de encontrar un número primo de tamaño récord se convertiría en algo trivial y perdería todo interés.Sin embargo, jamás se pudo encontrar una fórmula semejante Hacia el año 1600 un fraile francés llamado Marín Mersenne propuso una fórmula que sirve a veces, pero que no siempre puede permitirnos construir un número primo. Esta fórmula es 2p - 1, donde p mismo es un número primo. (Espero que usted entienda que 2p representa un número que se obtiene multiplicando p números dos entre sí, de modo que 28 es 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2 x 2, o sea 256).