15 diciembre 2007

Calles de Valdemoro: una farola

calles de valdemoro

AYER TE BESÉ EN LOS LABIOS...

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto,
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más. El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada ya,
para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no...
-¿Adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

de Pedro Salinas

14 diciembre 2007

de la cencellada del año 2005

cencellada

río tormes

Por fin llegó el día en que todo cambió por completo; el sol rompió impetuosamente las nubes y abrevó la tierra, ese viejo niño, con la leche de sus rayos; las montañas se estremecieron de alegría, y corrieron en abundancia sus lágrimas de nieve; crujieron y se rompieron las cubiertas de hielo de los lagos; abrió la tierra sus azules ojos, de su seno brotaron las flores amantes y los bosques sonoros, verdes palacios de los ruiseñores: la Naturaleza toda sonrió, y esta sonrisa se llama la primavera.
Entonces una nueva primavera comenzó también en mí; nuevas flores abrieron sus botoncillos en mi corazón, sentimientos de libertad brotaron como rosas, y secretos deseos, como tempranas violetas, entre las que no faltan seguramente alguna inútil ortiga. Sobre la tumba de mis deseos extendió de nuevo la esperanza su apacible verdor, volvieron las melodías poéticas, cual las aves de paso que, después de haber invernado en el cálido Mediodía, vuelven a visitar el abandonado nido del Norte, y el abandonado corazón del Norte resuena y florece como en otro tiempo...; solamente yo ignoro cómo ocurrió todo esto.

De Enrique Heine CUADROS DE VIAJE

13 diciembre 2007

De la Celestina de Fernando de Rojas

Sempronio, no me parece buen consejo quedar yo acompañado y que vaya sola aquélla que busca el remedio de mi mal; mejor será que vayas con ella y la aquejes, pues sabes que de su diligencia pende mi salud, de su tardanza mi pena, de su olvido mi desesperanza. Sabido eres, fiel te siento, por buen criado te tengo. Haz de manera que en sólo verte ella a ti, juzgue la pena, que a mí queda y fuego, que me atormenta. Cuyo ardor me causó no poder mostrarle la tercia parte desta mi secreta enfermedad, según tiene mi lengua y sentido ocupados y consumidos. Tú, como hombre libre de tal pasión, hablarla has a rienda suelta.
SEMPRONIO. Señor, querría ir por cumplir tu mandado; querría quedar por aliviar tu cuidado. Tu temor me aqueja; tu soledad me detiene. Quiero tomar consejo con la obediencia, que es ir y dar priesa a la vieja. ¿Más cómo iré? Que, en viéndote solo, dices desvaríos de hombre sin seso, suspirando, gimiendo, mal trovando, holgando con lo escuro, deseando soledad, buscando nuevos modos de pensativo tormento, donde, si perseveras, o de muerto o loco no podrás escapar, si siempre no te acompaña quien te allegue placeres, diga donaires, tanga canciones alegres, cante romances, cuente historias, pinte motes, finja cuentos, juegue a naipes, arme mates, finalmente que sepa buscar todo género de dulce pasatiempo para no dejar trasponer tu pensamiento en aquellos crueles desvíos que recibiste de aquella señora en el primer trance de tus amores.
CALISTO. ¿Cómo, simple? ¿No sabes que alivia la pena llorar la causa? ¡Cuánto es dulce a los tristes quejar su pasión! ¡Cuánto descanso traen consigo los quebrantados suspiros! ¡Cuánto relievan y disminuyen los lagrimosos gemidos el dolor! Cuantos escribieron consuelos no dicen otra cosa.
SEMPRONIO. Lee más adelante, vuelve la hoja. Hallarás que dicen que fiar
en lo temporal y buscar materia de tristeza que es igual género de locura. Y aquel Macías, ídolo de los amantes de los amantes del olvido porque le olvidaba, se quejaba. En el contemplar está la pena de amor, en el olvidar el descanso. Huye de tirar coces al aguijón. Finge alegría y consuelo y serlo ha. Que muchas veces la opinión trae las cosas donde quiere, no para que mude la verdad; pero para moderar nuestro sentido y regir nuestro juicio.
la puebla de montalbán
La Puebla de Montalbán
puebla de montalbán
Patria de
fernando de rojas