Necio (El), callando, es habido por discreto, como por cumplido el escaso encubierto.—Recomienda la prudencia, tan necesaria en todos los actos de la vida.
Necio (El), callando, es tenido por sabio.—Encarece el valor de la discreción.
Necio es quien piensa que otro no piensa.—Dice que nunca debemos creer al enemigo desprevenido, sino todo lo contrario.
Necio (El) hace al fin lo que el discreto al principio.—Condena la torpeza, que no sabe dirigir los pasos del hombre.
Necio (El), callando, es tenido por sabio.—Encarece el valor de la discreción.
Necio es quien piensa que otro no piensa.—Dice que nunca debemos creer al enemigo desprevenido, sino todo lo contrario.
Necio (El) hace al fin lo que el discreto al principio.—Condena la torpeza, que no sabe dirigir los pasos del hombre.
Necio (El), en su casa ni en la ajena sabe nada.
Necio (El), ni lo venidero sabe huir, ni lo presente sufrir.
Necio (El), ni para fraile es bueno.—Nota la simpleza de la vida frailuna para resaltar que los torpes no sirven para nada.
Necios y porfiados hacen ricos los letrados.—Porque por tesón o necedad se levantan muchos pleitos.
Negocian los hombres sabios, disimulando injurias y sufriendo agravios.
Necios y porfiados hacen ricos los letrados.—Porque por tesón o necedad se levantan muchos pleitos.
Negocian los hombres sabios, disimulando injurias y sufriendo agravios.
Negocios largos, nunca bien acabados.
Negra es la pimienta y cómenla los hidalgos, y blanca es la nieve y písanla los caballos.
Ni a picaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no les des posada.
Ni a picaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no les des posada.
Ni al aire cierzo abrigo, ni al hombre pobre amigo.
Ni a la mujer qué llorar ni al perro qué mear nunca les ha de faltar.
Ni a la puta por llorar, ni al rufián por jurar, ni los has de creer ni te has de fiar.
Ni al buen hijo heredar, ni al malo dejar.—Dice Correas: «Que no se fatigue el padre ni infierne por los hijos, porque el malo no lo merece y al bueno Dios le ayudará.»
Ni al caballo corredor ni al hombre rifador duró mucho el honor.—Porque el verdadero valor está en los hombres mesurados y modestos.
Ni al gastador faltó qué gastar, ni al lacerado qué guardar.
Ni al niño el bollo, ni al santo el voto.—Has de dejar de dar si has prometido.
Ni al niño el bollo, ni al viejo el c...—Se deben dar a guardar.
Ni al niño que se eche, ni al viejo que se levante.— Se les debe decir, porque tanto conviene a los primeros el ejercicio como a los segundos el reposo.
Ni al tahúr qué jugar, ni al gastador qué gastar.—Que no les falta nunca.
Ni ames a quien amó, ni sirvas a quien sirvió.—Porque habiendo conocido las amarguras de ese estado precedente, exigen para su satisfacción sacrificios muy penosos de conllevar. También se dice «Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió».
Ni amigo burgalés, ni cuchillo cordobés.—Lo primero es matraca.
Ni amigo jugador, ni tahúr mal bebedor.
Ni amigo reconciliado, ni carnero dos veces asado.
Ni amistad con fraile, ni con monja que te labre.
Ni amor ni señoría quieren compañía.
Ni amor sin comer, ni gala sin otro tener.
Ni atruejo sin luna, ni feria sin puta, ni piara sin artuña. «Atruejo» son los tres días de Carnestolendas; dice «piara» por hato o rebaño de trescientas ovejas, y «artuña» a la oveja horra que parió y se le murió el cordero.
Ni a pícaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no le des posada.
Ni a la puta por llorar, ni al rufián por jurar, ni los has de creer ni te has de fiar.
Ni al buen hijo heredar, ni al malo dejar.—Dice Correas: «Que no se fatigue el padre ni infierne por los hijos, porque el malo no lo merece y al bueno Dios le ayudará.»
Ni al caballo corredor ni al hombre rifador duró mucho el honor.—Porque el verdadero valor está en los hombres mesurados y modestos.
Ni al gastador faltó qué gastar, ni al lacerado qué guardar.
Ni al niño el bollo, ni al santo el voto.—Has de dejar de dar si has prometido.
Ni al niño el bollo, ni al viejo el c...—Se deben dar a guardar.
Ni al niño que se eche, ni al viejo que se levante.— Se les debe decir, porque tanto conviene a los primeros el ejercicio como a los segundos el reposo.
Ni al tahúr qué jugar, ni al gastador qué gastar.—Que no les falta nunca.
Ni ames a quien amó, ni sirvas a quien sirvió.—Porque habiendo conocido las amarguras de ese estado precedente, exigen para su satisfacción sacrificios muy penosos de conllevar. También se dice «Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió».
Ni amigo burgalés, ni cuchillo cordobés.—Lo primero es matraca.
Ni amigo jugador, ni tahúr mal bebedor.
Ni amigo reconciliado, ni carnero dos veces asado.
Ni amistad con fraile, ni con monja que te labre.
Ni amor ni señoría quieren compañía.
Ni amor sin comer, ni gala sin otro tener.
Ni atruejo sin luna, ni feria sin puta, ni piara sin artuña. «Atruejo» son los tres días de Carnestolendas; dice «piara» por hato o rebaño de trescientas ovejas, y «artuña» a la oveja horra que parió y se le murió el cordero.
Ni a pícaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no le des posada.
Ni a rico debas ni a pobre prometas.
Ni asno rebuznador, ni hombre rallador.—«Rallador» por quisquilloso.
Ni a todos dar, ni con necios porfiar.
Ni ausente sin culpa, ni presente sin disculpa.—Dice que al que no se halla presente se le cargan siempre las mayores inculpaciones, mientras que el presente, tengan razón o no, se defiende de los cargos.
Ni barbero mudo, ni cantor sesudo.—Se refiere a los que pasan el tiempo canturreando, en lugar de reflexionar.
Ni barbero mudo, ni cantor sesudo.—Se refiere a los que pasan el tiempo canturreando, en lugar de reflexionar.
Ni bebas con botija, ni des a forastero tu hija.
Ni bebas en laguna, ni comas más de una aceituna.
Ni bebas sin ver, ni firmes sin leer.
Ni beber de bruces, ni mujer de muchas cruces.—«Mujer de muchas cruces» por beata, remilgada, espantadiza e incluso monja.
del Refranero español de J. Bergua