“Cuando el doctor Marañón fue a Las Hurdes, acompañando al rey Alfonso XIII, una mujeruca trató de pagarle la visita médica, que hizo a su marido, con diez céntimos.
Los cronistas e historiadores de esa visita cuentan este hecho como indicativo del nivel de ignorancia de aquellas gentes. Ni por un momento se les ocurre pensar que esos diez céntimos salvaban la dignidad humana de aquella mujer y de aquella familia. Creo que el doctor Marañón hizo muy mal en no aceptarlos. Y, en el fondo, quizá nunca nadie le habría pagado, ni le pagaría jamás tan espléndidamente una consulta. ¿Cómo estas gentes tan ilustres no tienen ojos para verlo?”
José Jiménez Lozano