ENSEÑA A MORIR ANTES Y QUE LA MAYOR PARTE DE LA MUERTE ES LA VIDA, Y ESTA NO SE SIENTE, Y LA MENOR, QUE ES EL ÚLTIMO SUSPIRO, ES LA QUE DA PENA
SONETO
se calienta la sangre desmayada,
y por la mucha edad, desabrigada,
tiembla, no pulsa, entre la arteria y venas;
la boca, de los años saqueada,
la vista, enferma, en noche sepultada,
y las potencias, de ejercicio ajenas,
acariciad la tumba y monumento:
que morir vivo es última cordura.
que se pasa en contentos y locura,
y a la menor se guarda el sentimiento.
Poemas metafísicos
Desde joven, Quevedo estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano debido a los altos cargos que desempeñaban sus padres en la corte. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas y en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid. En 1613, acompañó al duque de Osuna a Sicilia como secretario de Estado y participó en intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas.
A lo largo de su vida, Quevedo sufrió varios destierros y encarcelamientos debido a sus actividades políticas y sus escritos críticos. Fue caballero de la Orden de Santiago a partir de 1618 y señor de Torre de Juan Abad desde 1620.
Como literato, Quevedo cultivó todos los géneros literarios de su época. Escribió sonetos satíricos y burlescos, así como graves poemas en los que expuso su pensamiento barroco. Su obra ha dejado una huella imborrable en la historia de la literatura española.